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DIVERSIDAD EN LOS NIÑOS Y NINAS DE EDUCACION INICIAL

belenferrer314 de Enero de 2013

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INTRODUCCIÓN

Los trastornos del desarrollo son defectos congénitos que causan problemas de por vida en el funcionamiento de una parte o un sistema del cuerpo. Incluyen: Trastornos del sistema nervioso que afectan la función del cerebro, la medula espinal y el sistema nervioso. Causan retraso mental, incluyendo el síndrome de Down y el síndrome X frágil. También causan trastornos en el aprendizaje y la conducta, tales como lo es el autismo. Trastornos sensoriales, que pueden causar problemas con la vista y el oído. Trastornos metabólicos como la fenilcetonuria, que afecta la forma en que su cuerpo procesa los materiales que necesita para funcionar. Trastornos degenerativos, como lo es el síndrome de Rett, que pueden aparecer solamente cuando los niños crecen y causarles problemas físicos y mentales. En Venezuela se está abordando con mucho compromiso la atención temprana para detectar estos problemas que son una realidad creciente, a través del Centro Para el Neuro Desarrollo del Nino Venezolano creado en Febrero del 2003. A continuación, se estudiará El Desorden Afectivo, La Esquizofrenia infantil y las características de la Conducta del niño con trastornos en el desarrollo; como parte de la unidad 4 de Psicopedagogía.

PRINCIPALES TRASTORNOS AFECTIVOS-EMOCIONALES

Los trastornos o problemas afectivos-emocionales son situaciones variadas que suceden sobre todo en las aulas y que suelen implicar problemas o dificultades en el aprendizaje. El desarrollo emocional es un aspecto muy importante en la evolución de cada estudiante y está unido muy directamente con la personalidad y con la manera de comportarse. A estos trastornos se les asimila generalmente con los problemas de conducta y/o de comportamiento.

Pueden ser causados por distintas situaciones conflictivas que se originan en casa, en la escuela o con los amigos, etc. Sus consecuencias se manifiestan en bajo rendimiento académico, desarrollo evolutivo inadecuado, desajustes en la personalidad, baja motivación, conducta inestable e incluso, a veces, antisocial y agresiva.

La ruptura que puede suceder en el núcleo familiar como las separaciones, divorcios, etc., la carencia afectiva, el abandono, la falta de atención, las características culturales de la familia, así como la situación económica y social, etc., son algunas de las posibles causas que originan los trastornos de conducta en las aulas.

El alumnado que sufre dicha situación se suele caracterizar por ser niños obsesionados, deprimidos, tristes, con poca seguridad psíquica, niños de familias rotas o desestructuralizadas que viven en lo más profundo el drama familiar y que transciende a través de dificultades o problemas de aprendizaje, relaciones interpersonales conflictivas, bajo autoconcepto, escasa autoestima, inseguridad personal, etc.

Causas y Consecuencias de los Trastornos Afectivos-Emocionales

Realizar una clasificación de las causas o etiología que originan los trastornos afectivos no es una tarea sencilla. Varios autores lo han intentado desde distintos enfoques y los resultados han sido variables.

Aunque las clasificaciones no son la panacea en psicología, nos ayudan porque nos permiten recoger información, predecir y desarrollar conceptos básicos. La fuente de la que ser parte para iniciar una posible clasificación de estos trastornos de la infancia, puede ser el ambiente familiar en el que trascurre los primeros años de la vida de cada niño, por la influencia que tiene en la configuración de su futura personalidad.

Los enfrentamientos que surgen entre la pareja ocasionan que los hijos vivan en un hogar tenso e incluso agresivo, lo que es sumamente perjudicial para su desarrollo psíquico aún más que la ruptura del núcleo familiar. Si este ambiente se rompe a través de una separación o un divorcio, hace que el niño lo viva de forma tan traumática que dificulta desarrollar adecuadamente sus actividades escolares, por lo que aparecen las dificultades de aprendizaje, que a su vez distorsionan el desarrollo normal de la personalidad de cada individuo.

Vamos a considerar tres aspectos como los más significativos: la ruptura del núcleo familiar, la carencia afectiva y las dificultades de aprendizaje.

Ruptura del Núcleo Familiar

La familia constituye la 1ª unidad socializadora, todo lo que el niño o niña tiene depende de ella y en ella aprende las primeras pautas que guiarán sus relaciones afectivas, si se rompe el núcleo familiar se rompe la estabilidad emocional precisa par un normal desarrollo posterior y comienzan los desajustes o problemas de la personalidad.

Las desavenencias conyugales, las peleas crispadas, los reproches mutuos, la autoridad desequilibrada y los repetidos trastornos van dejando una huella negativa en las criaturas que se sienten asombrados e impotentes sin saber que pensar ni que hacer. Poco a poco van reaccionando ante estímulos negativos y se vuelven irritables y violentos. La decepción ante una vida familiar así, les convierte en personas apáticas y/o con poco interés, sus relaciones afectivo-emocionales se vuelven tirantes y desarrollan escasamente su capacidad de relación.

Los niños sufren la separación de los padres o madres con angustia, tienen sensación de amenaza que ha ido influyendo en su afectividad e incluso se han sentido culpables de haber provocado la situación, de ahí que a uno de cada tres niños con padres separados se les ha detectado síndromes depresivos.

La situación que ocasiona la ruptura, provoca un ambiente distinto, el dinero se convierte en un problema y los hijos son el pretexto, en ocasiones, para hacerse daño la pareja. A esto hay que añadir los problemas por la custodia y el síndrome del fin de semana en el que se espera la visita del progenitor. En muchas ocasiones la espera es en vano, por lo que el niño/a se siente decepcionado e incluso celoso y los vínculos afectivos se van deteriorando por lo que las gratificaciones emocionales se van dañando.

Para evitar esto, cuando sucede la separación o el divorcio, es preciso que los padres expliquen a los niños la situación real, informándoles sobre lo que va a pasar y de qué forma va a influir en su vida, haciéndoles comprender que el cariño y el amor, no lo han perdido. Lo que sí han perdido es el patrón o la referencia de conducta ideal que hasta ese momento habían disfrutado.

Carencia Afectiva-Emocional

Toda criatura desde el momento del nacimiento, precisa experimentar el afecto de sus padres, es el modo de lograr su autoestima y la seguridad necesaria que le permita lograr su autonomía e independencia personal.

Todos sabemos que la privación afectiva sufrida durante la primera infancia puede dar lugar a numerosos trastornos psicológicos y psicopatológicos que se manifiestan a lo largo de la propia infancia, o a veces con la llegada de la adolescencia, pudiendo persistir en el desarrollo adulto.

En ocasiones, la falta o privación de afecto procede de un ambiente familiar deteriorado, con frecuentes disputas de los padres delante de los hijos. Si alguno de los progenitores posee algún trastorno psicopatológico del tipo de alcoholismo, drogadicción, etc., el pequeño puede sufrir agresiones o malos tratos con lo que el problema se agrava mucho más.

La privación afectiva se vive a veces por la relación con el resto de los hermanos o hermanas, cuando la criatura se ve relegada a un segundo plano, con la sensación de que los demás son los proferidos de sus padres. Asimismo, el origen de la carencia afectiva puede ser debido a las ausencias prolongadas del padre, o también por otros motivos.

Los padres severos o moralistas que provocan constantes crisis o estados continuos de ansiedad, o los padres muy tolerantes cuyos hijos carecen de normas o de punto de referencia para un comportamiento correcto, también generan problemas graves de conducta en su prole.

El desarrollo neurótico de la personalidad es un trastorno muy relacionado con la inseguridad en sí mismo que origina muchas veces las vivencias de privación afectiva. Cuando se acumula de forma continua puede perdurar en la vida adulta en forma de síndromes neuróticos.

Si esta situación se acompaña de malos tratos causados por los padres o por las personas que tienen la custodia de los hijos, lo más probable es que se desarrollo una personalidad psicópata por la cual el niño/a querrá reclamar el afecto mediante conductas inadecuadas, estableciéndose también un patrón de comportamientos contradictorios.

Conceder al pequeño el afecto que necesita no significa ser excesivamente tolerante con él ni sobreprotegerle. Las criaturas pueden sentirse queridas a pesar de que se les reprenda o castigue cuando es preciso, sobre todo si notan que se hace con cariño. Es importante premiar lo logros, esfuerzos y conductas correctas que los niños van realizando, reforzando de este modo las conductas que se van a mantener a la larga, y sancionar aquellas que pueden ser nocivas para su desarrollo psicológico normal.

Existe también el síndrome del desamparo. Ocurre a veces que los padres retiran el amparo paternal como castigo a una conducta no deseada, lo que origina que los pequeños vivan esa situación como dramática sobre todo si se repite con asiduidad.

Otro síndrome es el abandono de la atención que se produce cuando existe carencia de tipo educativo. Por múltiples motivos sociales y laborales a los padres les falta tiempo para llevarles a clase, asistir a reuniones con los profesores y en muchos casos han de dejarlos

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