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Decalogo De Buena Convivencia


Enviado por   •  8 de Junio de 2014  •  2.312 Palabras (10 Páginas)  •  639 Visitas

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Reconocimiento

Se conoce como reconocimiento a la acción y efecto de reconocer o reconocerse. El verbo refiere a examinar algo o alguien con cuidado, a registrar algo para conocer su contenido, a confesar alguna situación o a aceptar un nuevo estado de cosas.

Por ejemplo: “La Justicia realizará el reconocimiento de la escena en los próximos días”, “El sospechoso no fue señalado en la rueda de reconocimiento”, “La valija superó el reconocimiento de las autoridades nacionales, pero fue confiscada al llegar a España”, “El reconocimiento de la situación por parte del actor generó una gran polémica”, “El presidente anunció el reconocimiento de Saravejo como Estado independiente”.

El reconocimiento puede ser la acción de distinguir a un sujeto o una cosa entre los demás. Dicho reconocimiento se logra a partir del análisis de las características propias de la persona o el objeto. Cuando se reconoce, se concreta la individualización o la identificación.

Un reconocimiento también puede ser el acto o la distinción que expresa una felicitación o un agradecimiento. Un deportista puede recibir un diploma de reconocimiento por su buena actuación en un torneo internacional, mientras que un cantante puede gozar del reconocimiento del público a partir de los saludos que recibe al caminar por la calle.

LA NECESIDAD DE RECONOCIMIENTO

Como ya se ha dicho, el niño es frágil y necesita de los otros para sobrevivir. Pero no sólo necesita “vivir” en el sentido biológico del término. Al cabo de unas semanas de vida del niño, se produce un acontecimiento específicamente humano, sin equivalente en los otros mamíferos: el niño intenta captar la mirada de su madre, no sólo para que ésta vaya a alimentarlo, sino porque esa mirada en sí misma le aporta un complemento indispensable a la alimentación: lo confirma en su existencia. El niño solicita el reconocimiento de la madre y la madre se encuentra ella misma reconocida por la mirada solicitante de su hijo. Cuando llegue a la adultez, es posible que sepa vivir largos momentos sin que los otros se ocupen de él. Pero aun siendo adulto, es difícil que pueda prescindir de la mirada de ellos.

El pensador búlgaro Tzvetan Todorov escribió un libro titulado La vida en común, en el que desarrolla el concepto de “reconocimiento”. Dice Todorov que los seres humanos, al igual que todos los seres vivos (plantas, animales), necesitan vivir. Es decir, necesitan mantener sus funciones vitales. Para ello deben alimentarse, dormir, estar saludables, protegerse de las inclemencias del tiempo. Es el aspecto biológico de la vida. Pero los seres humanos, a diferencia de los demás seres vivos, no sólo necesitan vivir sino también existir. “Vivir” y “existir” no son términos sinónimos. Para vivir necesitamos satisfacer nuestras necesidades biológicas. Para existir necesitamos la mirada de los otros. “Existir” es existir para otros. Es ser reconocido por los otros. Son los otros los que nos dan la existencia. El niño que busca captar la mirada de su madre está buscando existir para ella. Y no le alcanza con ser alimentado y arropado.

La diferencia entre “vida” y “existencia” nos permite entender el hecho de que hay personas que ya no viven pero que aún existen. Es el caso de las personas que han fallecido pero que siguen existiendo en el recuerdo y el sentimiento de sus familiares. O es el caso de los personajes históricos.

Existir es ser para los otros, es ser mirado por los demás, es ser reconocido.

Desde el momento en que nacen en una sociedad los seres humanos sienten la necesidad de atraer la mirada de los otros.

Puede decirse entonces que el sentido específicamente humano es el sentido de la vista: los ojos. O cualquier otro sentido que lo reemplace, como puede ser el sentido táctil.

Todos los seres humanos, desde que nacen, quieren ser mirados y buscan interesar a los otros.

Es una necesidad constitutiva de la especie humana. Es que, como ya se ha afirmado, la sociabilidad no es un accidente o una carga: es la definición misma de la condición humana.

Según Todorov, todos tenemos una necesidad imperiosa de los otros, no para satisfacer nuestra vanidad sino porque les debemos a los otros nuestra misma existencia, porque adquirimos el sentimiento de nuestra propia existencia por la mirada de los otros. Es el deseo más ardiente de los humanos. La necesidad de ser mirado, de ser reconocido, es la fuente de todas las demás necesidades.

Incluso no podemos emitir una opinión sobre nosotros mismos sin salirnos de nosotros y mirarnos a través de los ojos de los otros.

El deseo de reconocimiento puede dar lugar a disputas, competencias y conflictos. Por ejemplo, dos hermanos pequeños que reclaman ser mirados por su padre y que compiten para lograrlo. Se da una especie de lucha por el reconocimiento que hasta puede incluir expresiones agresivas.

Tipos de reconocimiento

Podemos distinguir dos tipos de reconocimiento: el reconocimiento por conformidad y el reconocimiento por distinción.

El reconocimiento por conformidad es la necesidad que tenemos los seres humanos de ser percibidos como semejantes a los demás. Queremos ser aceptados por un grupo o una comunidad y nos da satisfacción ser como los otros son. Cuando buscamos este tipo de reconocimiento nuestra intención no es destacarnos del resto, no buscamos ser excepcionales.

Por el contrario, lo que intentamos es ser “normales”, es decir, ajustarnos a las normas y valores vigentes en el grupo del que queremos formar parte. Así, nos vestimos como los demás, gustamos de la misma música, sostenemos una ideología similar, tenemos costumbres semejantes. Este tipo de reconocimiento es común a todos nosotros. Hay quienes desean más que otros ser reconocidos de este modo. Pero nadie escapa al deseo de encontrar semejanzas con otros y ser aceptado por esas semejanzas. Es un tipo de reconocimiento que nos permite entender el poder que tienen los sentimientos comunitarios, la necesidad de pertenecer a un club, a un país, a una comunidad religiosa.

El reconocimiento por distinción es el deseo, muy frecuente en los seres humanos, de ser percibidos como diferentes de los otros. En cierto sentido, se puede afirmar que todos deseamos ser reconocidos como sujetos, es decir, como personas autónomas capaces de pensar y sentir de manera autónoma. Deseamos ser reconocidos como semejantes pero también como diferentes de los demás. Deseamos pertenecer a un grupo pero, en ocasiones, queremos también que los

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