Convivencia 2012
mariamarta26 de Julio de 2012
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PROYECTO: CONVIVENCIA 2012
INTRODUCCION:
No cabe duda que la educación cumple un importante papel hacia el pleno desarrollo de la Cultura de Paz y no violencia, caracterizada por la convivencia y la participación, sostenida por los principios de libertad, justicia social, democracia, tolerancia y solidaridad, que rechaza la violencia, se dedica a prevenir los conflictos en sus raíces y busca soluciones positivas y alternativas a los grandes desafíos del mundo moderno.
Cultura que se refleja y se inspira en el conjunto de valores, actitudes, tradiciones, comportamientos y estilos de vida que fomentan y permiten el ejercicio del derecho a la paz de los individuos, los grupos y las naciones.
Las acciones cotidianas, efectivamente, están repletas de prácticas pacíficas que dan sentido a nuestras vidas y permiten que los individuos, los grupos, las sociedades y la
humanidad en su conjunto puedan afrontar con relativo éxito gran parte de los retos con los que se enfrentan.
La comunidad escolar no sólo no es una excepción a esta regla sino que además, constituye un ámbito donde, gracias a la predisposición y a las acciones de todos los miembros de la comunidad educativa, la mayoría de los conflictos se regulan pacíficamente por medio del diálogo, la cooperación, la solidaridad y la ayuda mutua.
MARCO TEÓRICO:
La UNESCO (2005) define ciudadanía como la capacidad para vivir y edificar juntos/as en una sociedad democrática, pluralista y abierta. Todo ello basado en cualidades, actitudes, conductas y conocimientos que permiten crear un ámbito cívico adecuado, en el que se respeten los particularismos y se compartan los valores comunes.
Recordemos también que la Educación, según Jacques Delors (1996), debe organizarse en torno a cuatro pilares de conocimiento a lo largo de la vida:
- Aprender a conocer: adquirir instrumentos de comprensión, combinando la cultura general con la posibilidad de profundizar en aspectos concretos.
- Aprender a hacer: a actuar sobre el entorno, a afrontar situaciones, a compartir responsabilidades, a asumir riesgos, a trabajar en equipo…
- Aprender a vivir juntos: partiendo de que la diversidad enriquece y de que el pluralismo es una realidad de las sociedades democráticas, aprender a participar y cooperar y a convivir con los/as demás.
- Aprender a ser: como progresión esencial que participa de los tres aprendizajes anteriores. Desarrollar la autonomía y la responsabilidad moral, poniendo en práctica una escala personal y moral de valores, asimilando que las experiencias que vivimos, los proyectos en los que participamos y nuestro enriquecimiento como personas, es más importante que los bienes y mercancías que adquirimos o disfrutamos.
El Consejo de Europa asegura que la escuela, debe además conseguir la adquisición de las
siguientes competencias: resolver conflictos de forma no violenta, argumentar en defensa de los puntos de vista propios, escuchar, comprender e interpretar los argumentos de otras personas, reconocer y aceptar las diferencias, elegir, considerar alternativas y someterlas a un análisis ético, asumir responsabilidades compartidas, establecer relaciones constructivas, no agresivas, con los demás y realizar un enfoque crítico de la información.
De esta manera, para promover una Educación para la Ciudadanía Democrática y los Derechos Humanos, es necesario partir de métodos y enfoques educativos diversificados en un entorno democrático, desde la participación activa de la comunidad educativa (docentes, alumnos/as y familia) hasta acciones planificadas.
La Declaración de los Derechos del Niño y la Niña, aprobada por las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1959, es fruto de los debates y la reflexión surgido en torno a considerar que el niño o la niña, por encontrase en una fase temprana en su madurez física y mental, necesita protección y cuidados especiales.
Sabemos que convivir significa encontrarse y conversar, compartir vivencias y construir juntos/as. Sin ir más lejos, recordemos el tercer pilar de la educación abogado por Delors: aprender a vivir juntos, que alude a participar y cooperar con aquellas personas que nos rodean, partiendo de que la diversidad y el pluralismo enriquece, tanto a la persona como a la sociedad en la que se haya inmersa.
La convivencia queda sujeta a que cada persona desarrolle:
- Competencia individual: Según Francisco Benito (2007), el bienestar individual, la autonomía, la motivación para sentirse útil o el apoyo a quienes lo necesitan, constituyen elementos imprescindibles para mejorar las relaciones sociales y, por tanto, la convivencia.
- Competencia social: referida a la adquisición de habilidades o estrategias de carácter.
- Competencias cognitivas y afectivas: regulación de emociones, representación del punto de vista del/la otro/a, conocimiento social de normas y valores, etc.; estilos de procesamiento de información reflexivos y apropiados y autopercepciones de éxito y eficacia en la resolución de conflictos en la convivencia cotidiana.
- Competencias conductuales o comportamentales: habilidades básicas de interacción y modos de comunicación.
Convivimos en el marco de una realidad diversa, en la que interaccionamos con otras personas con intereses y necesidades diferentes a las nuestras, incluso contrapuestas, puede contribuir a que existan discrepancias entre las personas. No obstante, la resolución pacífica de estos conflictos constituye una herramienta fundamental para el desarrollo y consolidación de la convivencia.
Por ello, podríamos considerar el conflicto como el origen y fruto de la convivencia.
Los conflictos son situaciones en las que dos o más personas entran en oposición o desacuerdo porque sus posiciones, intereses, necesidades, deseos o valores son o se perciben como incompatibles.
Normalmente asociamos el conflicto al momento en el que salta la chispa en la relación pero, habitualmente, está presente con anterioridad de forma latente.
La relación entre las personas implicadas puede verse robustecida o deteriorada en función de cómo se desarrolla el proceso del conflicto.
Existe la tendencia a confundir y considerar sinónimos conflicto y violencia, de manera que se entiende que toda expresión de violencia es considerada un conflicto, mientras que la ausencia de violencia significa ausencia de conflicto e incluso paz.
Ante esto, debemos tener en cuenta que no toda disputa o divergencia implica un conflicto y que un conflicto no tiene porque entrañar situaciones violentas.
Ante el conflicto las partes implicadas pueden adoptar actitudes diversas promovidas por el interés por el otro/a:
-Competición: alto interés por uno/a mismo/a y bajo por la otra persona. Las dos partes quieren imponerse, lleva a la mutua destrucción.
-Evitación: bajo interés por las dos. Ésta también es una conducción destructiva del conflicto, puesto que las dos partes no hacen nada.
-Acomodación: bajo interés por uno/a mismo/a y alto por la otra persona. La relación establecida por las partes también es de carácter destructivo, puesto que una parte renuncia o se retira y la otra intenta imponerse, dominar a la primera.
-Pacto o capitulación: alto interés por lo que se negocia y bajo por sí mismos/as. Una o ambas partes ceden en algo.
-Cooperación: alto interés por la otra persona sin renunciar a lo propio. Se trata de una conducción constructiva del conflicto que genera la supervivencia de las relaciones.
El conflicto no puede ser considerado como malo o bueno, el considerarlo como negativo o positivo depende de la manera en que manejemos y nos enfrentemos al mismo. En función de ello, los conflictos se convierten en herramientas dirigidas a:
Fortalecer nuestros procesos constructivos, generando nuevas vías de entendimiento y de desarrollo social y personal.
Incrementar los aspectos negativos de nuestra vida, generando vías de destrucción y desconocimiento de los derechos y necesidades que, como seres humanos, todas las personas tenemos.
Entonces el afrontamiento del conflicto desde una perspectiva positiva parte de considerar: La diversidad y la diferencia como un valor.
Vivimos en un mundo plural, en el que la diversidad es una fuente de crecimiento y enriquecimiento mutuo.
El conflicto como herramienta fundamental para la transformación, ante las estructuras injustas y/o aquellas que las mantienen.
El conflicto como oportunidad para aprender en el contexto de las relaciones humanas, desarrollando la capacidad de análisis y afrontamiento.
Existen diferentes modos de resolución de conflictos. Los principales son: la negociación, la mediación y el arbitraje.
Negociación:
La negociación es un procedimiento de discusión que se establece entre las partes enfrentadas. Su objetivo es llegar a un acuerdo aceptable para todos/as.
Arbitraje:
En este caso, las partes en conflicto se someten al juicio de una tercera, para resolver su caso. El/la árbitro goza del poder para formular la decisión y las partes deben acatarla.
Conciliación:
En la conciliación interviene una tercera parte neutral. El/la conciliador/a facilita las relaciones y la comunicación entre las partes en unas circunstancias y un ambiente más propicio para una discusión serena.
Mediación:
La mediación comprende lo referido a la conciliación,
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