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Del Gen A La Genialidad


Enviado por   •  4 de Julio de 2015  •  2.316 Palabras (10 Páginas)  •  422 Visitas

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DEL GEN A LA GENIALIDAD: LA DIGNIDAD DE TODO CUERPO HUMANO

1) Las Preguntas del Cuerpo

¿Cómo se nombra?, ¿qué es?, ¿cómo se ha considerado?, ¿cuál es su valor?.

Las cuatro preguntas están íntimamente aliadas. Forman un bloque, un “cuerpo”, que da cuenta de la unidad del cuerpo humano. Las palabras que lo nombran, son más que vocablos: expresan hondas concepciones culturales sobre el ser y el valer del cuerpo. Preparan así las diferentes formas de visión y valoración del cuerpo. Éstas, a su vez, iluminan el valor propio del cuerpo. El valor real del cuerpo es inseparable de lo que es el cuerpo, que es un ser en desarrollo. El cuerpo vale por lo que es: por lo que ya es y puede llegar a ser.

Su esencia, su desarrollo y su valor, partiendo de diversas valoraciones y nombres, vienen a constituir una única cuestión, la de la verdad y la belleza global del cuerpo humano. Así encauzamos la verdad y la belleza de todo el ser humano.

2) Las Palabras del Cuerpo

¿Con qué palabras se ha concebido el cuerpo humano?

• En hebreo los judíos dicen “cuerpo” con la palabra “basar”, carne. Los judíos no conciben el cuerpo humano si no es con alma, vida propia e interior, con ideas y sentimientos.

• La palabra griega “soma” significa, en general, “cuerpo”. El cuerpo concebido como “soma” es la prominente unidad orgánica, signo principal de algo portentoso. En tal sentido, el cuerpo humano es el cuerpo y el signo por antonomasia, como tantas veces se sobreentiende.

• En latín, que nutre las lenguas romances, “corpus” Al igual que en griego, el cuerpo en latín se concibe como unidad, organicidad, vitalidad, sustantividad e importancia central, y es, por excelencia, el cuerpo humano. Lo unitario, orgánico, vital, sustantivo y principal es ante todo el cuerpo humano y, por tanto, el ser humano en sí, del que es signo incomparable.

• Dentro de las lenguas germánicas el término inglés “body” significa lo sustantivo, lo orgánico, lo vivo, lo principal y unitario por excelencia es el ser humano. Se confirma que el cuerpo por excelencia es el humano.

• El alemán “Leib” dice “cuerpo” que es la pura vitalidad, la gran interioridad y la centralidad sentimental del cuerpo humano.

En el hombre “espíritu” y “alma” equivalen. Ella es inaprehensible, irreductible, sutilísima, creativa, libre, como el viento y su soplido, como el aire.

La misma noción latina de que somos “animales”, supone que nuestro cuerpos tienen ánima, son con alma. El cuerpo humano es un ser animado, con alma, vida propia, sutil, inaprehensible. El cuerpo humano representa el ser humano completo, pero no es todo el ser humano. La sabiduría de las lenguas excluye tanto el materialismo como el espiritualismo. Comprende al humano como unidad plenamente corporal y espiritual a un tiempo. La unidad se resalta en que basta nombrar una de las dos dimensiones para dar por supuesta la otra. La irreductibilidad de una y otra se palpa en la persistencia de ambos conceptos con sus correspondientes rasgos, y en la posibilidad de concebirlos por separado, respectivamente como cadáver o como soplo. Pero el ser humano es mucho más que cadáver o soplo.

El cuerpo humano como sustancia orgánica, animada, viva, rica y capital por su significado e interioridad, inseparable de su categoría personal. Tal es su dignidad.

3) Lo Centáurico del Cuerpo

3.1) Dualidad en la Unidad del Microcosmos Humano

El singular microcosmos humano es una síntesis hermosamente ordenada del universo. El cuerpo humano es átomo y molécula, es célula, órgano y sistema vivo, es psíquico y social, y se plantea su transcendencia.

Por lo dicho, se justifica ya el adjetivo “centáurico” para el hombre: es un microcosmos que aúna calidades y órdenes de complejidad muy diversos. En su vida teje lo particular y lo universal, lo inmanente y mortal y lo transcendente e inmortal.

Somos duales, paradójica y admirablemente duales y, a la vez, admirablemente unitarios.

El cuerpo humano entraña un caso excelso en cuanto a conjugar en grado superlativo tanto lo artístico como lo científico.

En realidad, el cuerpo humano, todo cuerpo humano, es belleza. Su auténtica belleza, no la de pasarelas y modas, manifiesta su dignidad. Y lo principal de tal belleza estriba en el concierto de sus partes o subsistemas y en su compenetración íntima con su alma.

El hombre es, en sentido específico, mente. La mente es la mano de su espíritu. Su permanencia ante las cosas.

Esto es así, pero no olvidemos que la mente y nuestra permanencia ante las cosas son también corporales. Aunque la mente no sea nuestro cuerpo, es de nuestro cuerpo. El cuerpo humano es mental, animado intelectualmente. Dicho del hombre, dicho del cuerpo del hombre.

La consistencia ontológica de la mente como entidad recupera la más amplia importancia del alma.

El hombre es cuerpo, específicamente un cuerpo uno y único. El cuerpo es tan digno como el alma, ya que ambos participan de la misma dignidad, la dignidad humana.

3.2) El Cuerpo Genético es el Cuerpo de la Libertad

Somos cuerpo genético y cuerpo libre. Siendo la libertad el distintivo de nuestro ser persona, estamos diciendo que el cuerpo genético humano es el cuerpo de la persona humana. Retomamos así la clásica cuestión de la relación antropológica entre naturaleza y libertad o naturaleza e historia. ¿No somos primates con alas?

En efecto, por un lado, desde nuestra fecundación o concepción personal somos humanos en crecimiento autónomo. Por otro lado, con tal crecimiento nos vamos haciendo libres, vamos desplegando nuestra humanidad. El cuerpo genético es el mismo que el de nuestra libertad, aquél en el que más claramente se revela nuestro espíritu y dignidad.

La dualidad entre genética y libertad, dualidad que no se rompe en un dualismo, es manifiesta también en nuestra sexuación.

Nuestro cuerpo es un ser itinerante. Pasa de estado en estado permaneciendo el mismo, el mismo ser humano personal. Su camino es el más amplio, desde el estado de cigoto hasta el de sabio anciano, del gen a la genialidad. Lo centáurico del cuerpo humano tiene tal sentido andariego. Como cuerpo personal,

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