Desarrollo de la atracción sexual inconsciente fundamentado en relación al complejo de Edipo y de Electra.

Desarrollo de la atracción sexual inconsciente fundamentado en relación al complejo de Edipo y de Electra.

MARTÍNEZ RODRÍGUEZ ISABEL FERNANDA

Presentado a la profesora Helda Toloza en la asignatura de Competencias Comunicativas II

UNIVERSIDAD DEL NORTE

ESCUELA DE NEGOCIOS

ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS

BARRANQUILLA ATLÁNTICO

2016

Desarrollo de la atracción sexual inconsciente fundamentado en relación al complejo de Edipo y de Electra.

La atracción sexual en todo individuo se desarrolla desde temprana edad y de manera inconsciente. Lo anterior es expuesto por el filósofo y padre del psicoanálisis: Sigmund Freud quien plantea la teoría del psicoanálisis con el fin de presentar y discutir las etapas del proceso cognitivo e inconsciente de los seres humanos, desde que nacen hasta que mueren. De esta manera, es simple el focalizar nuestra atención a la fase del progreso cognitivo-sexual de los infantes, el cual se da en la etapa fálica; igualmente se facilita discutir este aspecto en relación al Complejo de Edipo para así lograr una interpretación más profunda sobre el desarrollo inconsciente de la sexualidad dentro de un hogar conformado por un padre y/o una madre al igual que un hijo y/o una hija.

En primer lugar, el psicoanálisis que plantea Freud tiene base en el inconsciente de los seres humanos y la forma que este se desarrolla continuamente creando nuevos pensamientos y hábitos que nos caracterizan como individuos. Asimismo “El psicoanálisis nos obliga, pues, a afirmar, que los procesos psíquicos son inconscientes y a comparar su percepción por la conciencia con la del mundo exterior por los órganos sensoriales.” (Freud. S, 1973.  p. 9) Esto es posiblemente lo que nos conecta de manera inmediata con nuestro ámbito y contexto en el que crecemos de manera que nuestro inconsciente varía dependiendo del contexto en que nos encontremos; Freud se opone a ciertos aspectos de esta afirmación proponiendo, en la teoría del psicoanálisis, que todos tenemos un desarrollo sexual inconsciente idéntico.

Continuamente, Freud trata el concepto del placer de manera que se interpreta como una forma para lidiar con el dolor como una contraposición del mismo, es decir, el placer según Freud ayuda a inhibir el estímulo doloroso percibido por el cuerpo para ser remplazado por el placer. Así mismo, Freud plantea en su obra “Beyond the Pleasure Principle” (1975) el éxtasis que sienten los individuos gracias al placer, lo cual llega a crear un tipo de adicción al mismo que da paso al desarrollo sexual. Ahora bien, Freud se refiere por placer a cualquier estímulo percibido por un individuo que le pueda causar éxtasis, ya sea de naturaleza sexual o no, es por esto mismo que existen distintas fases en la teoría del psicoanálisis que no tienen relación con un carácter sexual, pero a medida que el infante va creando una relación entre el placer y las actividades que lo haga sentir este mismo, se comienza a dar un desarrollo sexual que tiene un enfoque en la etapa fálica como se ha mencionado antes.

De esta manera, existen autores que intentaron universalizar este concepto de la teoría del psicoanálisis, con relación al “Complejo de Edipo”, a través de obras que relacionan el desarrollo de este mismo en mundos modernos y mundos antiguos. D.H Lawrence fue uno de estos autores que interpreto el concepto ya mencionado en su obra “Son’s and Lovers”, en donde presentó la universalización del complejo de Edipo mediante la vida del personaje principal, la cual se asemeja aún ‘laberinto’ gracias al dilema creado al realizar la atracción que siente por su madre. Entonces, es mediante el desarrollo sexual del personaje principal en ambos mundos que se comprende la función de la mente inconsciente versus la consciente, demostrando así que el proceso inconsciente no puede ser manipulado de forma adrede por lo cual se da la posibilidad de la universalizar el concepto del desarrollo sexual en el psicoanálisis freudiano. (Sofe. A, 2012)

En segundo lugar, la teoría de Freud plantea que conforme crecen los niños su deseo se enfoca en diferentes áreas del cuerpo, en los que se busca la satisfacción libidinal. Siguiendo una secuencia de etapas psicosexuales en las que son importantes diferentes zonas erógenas, los niños pasan del autoerotismo a la sexualidad reproductora y desarrollan sus personalidades adultas.

Por otro lado, el factor principal de la atracción sexual infantil se da en la etapa fálica, se da desde los 3 a 6 años de edad, en ésta el órgano sexual masculino presenta un papel central y dominante. Para esta fase las caricias masturbatorias le proporcionan un placer auto erótico al niño. El clítoris según Sigmund Freud, es considerado por la niña como una especie de falo interior. Tanta relevancia tiene este período que en su inicio los niños y niñas piensan que todos los seres humanos cuentan con un falo y la diferencia entre tenerlo o no, se entiende como una oposición por causa de castración. Cada uno toma un rumbo distinto al entrar en lo que Freud denomina Complejo de Edipo, en el cual primero se da una identificación con la madre en ambos casos, pero en las niñas esto recibe el nombre de Complejo de Electra. (De La Torre. L, 2009)

Según McLeod (2008), en el niño, el Complejo de Edipo o más correctamente, el conflicto, nace debido a que éste desarrolla un deseo sexual (placer) hacia su madre. Él quiere tener a su madre de manera exclusiva y deshacerse de su padre quien no le permite hacerlo. De forma irracional, el niño piensa que, si su padre se entera de todo esto, él le quitará lo que más ama. Durante la mencionada etapa fálica lo que a el niño más le llama la atención es su pene, por ello crece la angustia de castración. Entonces, el niño decide resolver este problema por medio de la imitación, copiando y uniéndose a los comportamientos de tipo masculino. Esto se conoce como la identificación, y es como el niño de tres a seis años de edad resuelve el complejo. Gracias a esto, adopta internamente los valores, las actitudes y los comportamientos de otra persona, llegando así que el niño toma el rol de género masculino, y adopta un ego de valores ideales y que se convierten en el superyó. (McLeod. S, 2008)

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