Duelo durante la adolescencia

Prácticas del desarrollo adolescente, 2do sem.

Renata Alvarez Avila

¿Cómo se vive el duelo durante la adolescencia?

En el siguiente trabajo se expresa el concepto de la adolescencia y sus distintos retos con ayuda de diferentes ejemplos y referencias. Para esto, se abordan varios temas como la búsqueda de identidad, los cambios en todos los ámbitos y la constante inestabilidad emocional. El crecimiento en los años de adolescencia es penoso y complicado ya que esta llamada crisis, es entendida como un proceso de duelo, lo cual será a continuación ampliamente abordado para poder ser entendido, tomando en cuenta los temas ya mencionados. Es imprescindible el buen manejo de estos duelos para poder realizar esta etapa de manera exitosa y poder progresar a la siguiente.

        La adolescencia es una etapa indispensable y necesaria para poder convertirnos en adultos ya que es la etapa que se vive justo antes de la edad adulta (entre los 10 y 19 años (OMS, 2020)), pues gracias a sus retos y adversidades, nos brinda infinitas posibilidades para el desarrollo de fortalezas y para el aprendizaje. Por otra parte, la adolescencia es sin duda una de las etapas más difíciles a las que el ser humano se tiene que enfrentar, si no es que la más difícil. Es una etapa de conflicto tanto para el/la adolescente, como para sus padres, su familia y la gente que lo rodea. Esta complejidad se puede explicar y resumir en el hecho de que “de la noche a la mañana” todo comienza a cambiar. Durante la infancia, el niño vive prácticamente en un mundo de fantasía, sin responsabilidades, de total despreocupación, con una relación de dependencia hacia los padres y en donde el niño se siente satisfecho consigo mismo y con su cuerpo. Esta identidad y estabilidad, comienza a vivir una crisis cuando en un corto tiempo su cuerpo es completamente diferente, aparecen los caracteres sexuales secundarios, adquiere muchas más responsabilidades, carga la presión de que sus padres tienen nuevas expectativas sobre él, y todo esto finalmente hace que pierda su identidad y se vea en la obligación de buscar una nueva, llevándolo así a vivir un duelo. Durante esta búsqueda de identidad, el adolescente se vuelve muy influenciable, tiende mucho a cuestionarse sobre la religión y a cambiar constantemente sus ideales según lo que le parezca conveniente de creer, busca personas modelos con las cuales identificarse y de las cuales copiar ciertos modismos, formas de vestir, de hablar, de pensar, etc., porque al final de cuentas está en una transición de la identidad infantil a la identidad adolescente y la tendrá que ir construyendo él solo. Sin embargo, es completamente normal que en este proceso se tengan varias identidades por lo mismo de que su manera de pensar es muy cambiante y fácil de influenciar. Viven por lo tanto la llamada crisis religiosa y contradicciones sucesivas en todas las manifestaciones de la conducta. Aquí entonces, estamos hablando del duelo por la identidad y el rol infantil, el cual se aborda con más detalle más adelante y a lo largo del ensayo.

        El adolescente vive entonces angustias y dificultades para poder transitar esta etapa y realizar el pasaje de un yo idealizado, un yo que él cree ya tener en beneficio de los ideales, el yo que él espera ser. A esto se debe que el adolescente se encuentre en medio del principio de permanencia y el principio del cambio. (Piera Aulagnier)

        Para poder profundizar en el tema, se necesita primero tener un contexto general sobre el significado de la adolescencia y todos los cambios biológicos y emocionales que conlleva. Los diccionarios Oxford Lenguages, definen la adolescencia como el “período de la vida de la persona comprendido entre la aparición de la pubertad, que marca el final de la infancia, y el inicio de la edad adulta, momento en que se ha completado el desarrollo del organismo” (Oxford University Press 2022). Lo cual es correctamente sintetizado para poder tener la idea general de los temas que serán abordados a continuación. En esta definición se menciona el completo desarrollo del organismo y esto hace referencia a los siguientes cambios.

        En el niño comienza a aparecer el vello en las axilas, el pecho, las piernas, los brazos, el pubis, los genitales y la cara, es decir, el bigote, la barba y en muchos casos la uniceja. En la cara también se da la aparición de acné. La voz cambia, pasa de ser aguda a ser más grave. Su estatura aumenta significativamente y el tamaño de los testículos y el pene también. Y finalmente ocurre la primera eyaculación, lo que significa que ya pueden procrear, esto ocurre alrededor de los 13 años. Para esto se necesitan los testículos y el pene ya mencionados, la próstata, el escroto y las vesículas seminales, órganos que maduran y se agrandan durante esta etapa.

        En la niña los cambios son similares, pero de diferente forma. El acné también aparece, sin embargo, no en todos los casos. Empieza a crecer vello en las axilas, en el pubis y en los genitales. Su estatura aumenta, los muslos y las caderas se ensanchan, los senos crecen al igual que los labios mayores y menores del útero y del clítoris. Y para ellas, lo equivalente a la eyaculación en los niños, es su primera menstruación, la cual puede variar en un rango de edad entre los 10 hasta los 16 años, lo que significa que igual que los varones, están listas para reproducirse. Ellas necesitan el útero y el clítoris ya mencionados, la vagina, las trompas de Falopio y los ovarios.

        A partir de estos cambios físicos y biológicos, los adolescentes empiezan a vivir el duelo, en este caso, por el cuerpo infantil, pues no es algo que puedan evitar o detener como lo sería el subir o bajar de peso, por ejemplo, por esto llegan a sentir una gran impotencia. Cada uno tiene su manera de vivir esta transformación en el cuerpo, habrá adolescentes que adquieran cierto sentimiento de “poder” hacia sus amigos y hacia el sexo opuesto, pues en los niños vemos esa constante competencia de quién tiene el pene más grande, en donde también se engloba la bisexualidad básica de la edad que se mencionará más adelante; y en las niñas vemos cierto sentimiento de angustia cuando notan que todas sus amigas ya menstrúan o que sus senos y glúteos han crecido. Sin embargo, son más a los que les genera un sentimiento de preocupación, llevándolos a la disconformidad con la propia identidad. “Un grupo de varones y niñas, interrogados acerca de si deseasen un cambio de su aspecto físico, contestó en su gran mayoría que sí, lo que demuestra cómo el adolescente vive estos cambios corporales como perturbadores” (Knobel, 1998). Este sentimiento de perturbación y de ansiedad, se puede entender de igual forma desde el punto de vista de que en su mente siguen siendo niños los cuales están viendo crecer a un cuerpo de adulto, y es ahí donde su mente y su cuerpo no concuerdan, se crea un conflicto y se genera una falta de identificación. De igual forma, estos dos extremos de vivir el duelo nos muestran la ambivalencia a la que se enfrentan los adolescentes. Por otro lado, la pérdida en este duelo del cuerpo infantil es doble, los caracteres sexuales secundarios lo obligan a aceptar su nuevo cuerpo, y la aparición de la menstruación y de la eyaculación, ya explicados, no solo significan reproducción, si no que también les imponen el hecho de que tienen que definir su sexualidad y de que su rol en el ámbito sexual naturalmente no podrá ser modificado. Esto los lleva a abandonar la fantasía implícita de doble sexo y de bisexualidad básica en todo ser humano. Se considera que la masturbación tiene como objetivo la descarga de tensiones, la autoexploración, pero, sobre todo, la negación omnipotente de que se dispone de un solo sexo y que para la unión se necesita de la otra parte (Aberastury, 1998).  

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