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LOS DUELOS DE LA ADOLESCENCIA


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2014  •  Informes  •  1.519 Palabras (7 Páginas)  •  227 Visitas

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LOS DUELOS DE LA ADOLESCENCIA

Hipótesis:

Un duelo es un sentimiento de dolor, es la tristeza, odio, angustia, culpa, ansiedad y todas esas cosas que se sienten cuando perdés a una persona, o te separas de alguien o algo valioso.

Es decir, los duelos de la adolescencia son las etapas de superación de una perdida.

Síntesis del trabajo:

Para lograr una identidad madura, el adolescente deberá pasar por tres etapas de duelo, según Aberastury y Knobel, y un cuarto duelo por la bisexualidad infantil.

Estos duelos son:

A) El duelo por el cuerpo infantil.

B) El duelo por el rol y la identidad infantil.

C) El duelo por los padres de la infancia.

Desarrollo:

Las etapas del duelo

Los procesos que suceden en el duelo se han dividido en tres etapas:

1) La negación, mecanismo en el cual el sujeto rechaza la idea de perdida, muestra incredulidad, siente ira.

2) La resignación, en la cual se admite la perdida y sobreviene como afecto la pena.

3) El desapego, en la que se renuncia al objeto y se produce la adaptación de vida sin él (Esta última etapa permite el apego a nuevos objetos).

Los duelos afectan tanto a los padres como a los hijos, son vividos por los dos. Knobel dice que es “Una ambivalencia dual” Por ejemplo, esto se ve, en la angustia de los hijos por los padres de la infancia, y la angustia que sienten luego los padres por los hijos de la infancia; por miedo de estos a envejecer y a enfrentarse a una muerte próxima. Es tal vez por esto que se hace tan conflictiva esta etapa.

El duelo por el cuerpo infantil

Este duelo consiste en ir aceptando las modificaciones biológicas, en los cuales se siente impotencia ya que no podes hacer nada para enfrentar estos cambios. Esto se refleja en una cierta rebeldía en la esfera del pensamiento. Así siente un fenómeno de despersonificación y se encuentra incomodo con su cuerpo. También se siente reprochado por sus padres, y como consecuencia de dichos reproches trata de negar la pérdida de su identidad y su cuerpo infantil, para retener los logros que tuvo de chico.

Las fluctuaciones constantes de la realidad, que lo ponen en una nueva situación frente a sus padres, familia y mundo externo, lo impulsa a elaborar esa perdida, a ir conformando una nueva identidad.

Duelo por la identidad y rol infantil

El niño en su infancia, acepta su relativa impotencia, necesita de otras personas para que cumplan sus funciones yoicas y su yo, mediante la proyección e introyección configura su identificación. En la adolescencia, sufre un “Fracaso de personificación”. No se da cuenta de cómo debe actuar, ya que no es un niño pero tampoco un adulto. Es lo suficientemente grande para ser un niño, y por lo tanto no puede mantener la dependencia infantil aunque quisiera. Esto es debido a la actitud de sus padres que ahora tienen para con él. Pero tampoco puede asumir la independencia adulta. Sufre una confusión de roles, recurre al “Mecanismo de defensa esquizoide” de delegar toda responsabilidad y obligaciones en el grupo de pares, quedando así, por fuera del proceso de pensamiento; forma parte de las actividades del grupo, pero no se hace cargo de sus consecuencias. Tiene un manejo omnipotente de la irresponsabilidad, y son otros los que se hacen cargo por él del principio de realidad. Ya que éste no se hace cargo de sus actos ni de las consecuencias de ellos.

Este período hace posible un tipo de pensamiento en el que despersonaliza a los seres humanos, usándolos como objeto, como medios para sus satisfacciones. Este manejo de las personas demuestra una clara inestabilidad afectiva e indiferencia hacia los demás.

Pero mediante la “barra”, que cumple el rol de mecanismo de defensa esquizoide, es que se siente seguro en esa uniformidad que el grupo le da. Más tarde irá adoptando roles cambiantes y participando activamente en el grupo, y es así, que de a poco toma las responsabilidades y culpas grupales. Mediante estas proyecciones e introyecciones es que va asimilando y desechando identificaciones hasta llegar a formar una propia.

Aberastury y Knobel dicen que:

“La exageración o fijación de este proceso por no elaborar el duelo por la identidad

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