ENSAYO SOBRE “DEL TABÚ AL ESPECTÁCULO: LA SEXUALIDAD, A TRAVÉS DE LOS AÑOS”

ENSAYO SOBRE “DEL TABÚ AL ESPECTÁCULO: LA SEXUALIDAD, A TRAVÉS DE LOS AÑOS”

A lo largo la historia la sexualidad ha sido concebida con muchos tabúes y prejuicios. Para el hombre la sexualidad involucraba el placer y para la mujer la sexualidad involucraba la reproducción.

Hace décadas atrás, el hombre debía demostrar su heterosexualidad, su virilidad, sus dotes de conquistador, de que podía o debía tener todas las parejas sexuales que quisiera. Al contrario, la mujer era vista como un objeto, no podía elegir por si misma; era quién debía mantenerse pura y casta hasta el matrimonio, debía estar siempre radiante y “bonita” para ser cortejada por el hombre y luego elegida para ser elegida como esposa y por consiguiente para procrear, ser ama de casa y cuidar de su familia y de los niños.

Con el advenimiento de las dos guerras mundiales, la mujer adoptó otro papel en la sociedad, al interactuar con el medio, desarrolló su autonomía y empezó a crear proyectos qué manejó ella misma, la mujer decidió saber y aprender. Y de esta manera, se forjó poco a poco la liberación conceptual de la sexualidad.

En la actualidad, la sexualidad vive sus etapas más libres, estableciéndose una ruptura de lo tradicional, en donde las nuevas generaciones viven el momento sin ninguna proyección a futuro de las relaciones. Sin embargo, la sexualidad es algo más, se da en función de la cultura y del contexto donde nos desenvolvemos, condicionados por el género, las formas de erotismo y los lazos de apego y de afecto consentidos por la sociedad, por la comunidad, por la familia y por el hogar; en dónde incluso nos imponen estándares de quién podemos enamorarnos y de quién no.

Desde pequeños vemos la sexualidad desde la otra esquina, de cómo nuestros padres se relacionan, de cómo las parejas se demuestran afecto, de lo qué es permitido y lo qué no; desatando la curiosidad qué tiene grandes implicaciones en cómo concebimos la sexualidad, en cómo concebimos el amor, creando un patrón que luego experimentaremos en nuestras relaciones sentimentales. Por ejemplo, la niña que durante toda su infancia y adolescencia observó cómo sus padres no se demostraban cariño, y que al mínimo error que cometiera su madre, el maltrato estaba a la orden del día por parte de su padre. Esta misma niña, en su adultez temprana y en su primera relación de pareja se condiciona a qué si comete un error, lo primero que recibirá son gritos e improperios. La sociedad influye significativamente en la conformación de la personalidad y en el sentido de la existencia.

Por otro lado, la salud sexual es percibida como un estado de bienestar en todos los aspectos. Experimentar el placer de la sexualidad nos hace más tolerantes, nos hace más felices; por esta razón es de vital importancia educarnos sobre la misma para derribar mitos y creencias erróneas, por ejemplo, se tiene la creencia de que mientras más temprano sea el despertar de la vida sexual, se tiene la libertad de gozar un sinnúmero de sensaciones; el malestar radica en qué en la mayoría de las veces este inicio sexual se lo practica bajo la influencia del alcohol, del tabaco e incluso de otras drogas, bajo sus efectos dejándose llevar a la desinhibición absoluta y a la pérdida del autocontrol; trayendo consigo enfermedades sexuales y embarazos no deseados.

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