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El Crecimiento del Bullying en Tiempos


Enviado por   •  21 de Julio de 2021  •  Apuntes  •  1.371 Palabras (6 Páginas)  •  130 Visitas

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El Crecimiento del Bullying en Tiempos

de Todo Vale Lic. Julia Inés Henshaw

Empezamos a reconocer esta nueva palabra. Bull ying. Hostigamiento escolar. Sabemos que existe y ya empieza a resonar en nuestras cabezas. Aparece en escena cuando se habla de violencia Este trabajo fue presentado en las VII Jornadas de Psicología Educacional del Colegio de Psicólogos de San Isidro, en septiembre de 2012: El Mal-Estar en la Institución Escuela: Significantes Actuales. Escolar. No sabemos muy bien qué es ni cuál es su dinámica, pero existe. Desde nuestro campo no lo terminamos de abordar. Dejamos a los educadores y a los psicopedagogos actuar, como si esto no fuese objeto de nuestro estudio. El bullying es un fenómeno en crecimiento. Siempre existió. Aquello que no tenía un nombre empieza a poder ser nombrado, aunque sea con un término foráneo. Al ser nombrado como tal podemos hacer algo al respecto. A través del nombre, que es Lo Simbólico, se sostiene la imagen del fenómeno. Si no, se desvanece. Estaba, pero parecía no existir, aun cuando pasaba desde los tiempos en que apareció la escuela. Ahora sale como síntoma de nuestra sociedad, escapa a la represión como el chiste o el sueño, más aún: como un acto.

—16—ENCUENTROS

 A c t u a l i d a d

Es un fenómeno de violencia entre pares. Es un abuso entre pares. Personas cuyos yos no han completado su desarrollo. Es cuando una persona es lastimada intencionalmente más de una vez, por otra que tiene más poder relativo. Esa otra persona tiene la sola intención de lastimar, de agredir. Deja a la víctima despersonalizada. Esa agresión muchas veces se ve sólo cuando deja marca física, un retorno al cuerpo en lo Real, que deja a la víctima sin capacidad de simbolizar, llena de angustia. Sin palabras. Aparece también en la repetición de agresiones verbales o de la exclusión del otro. Cuando el hostigador no permite reconocer y no reconoce al otro (en este caso a la víctima de bullying) y fomenta que los otros no lo reconozcan, no lo acepten, hace que la víctima se fragmente, que caiga al vacío. El yo se fragmenta rompiéndose la imagen especular y evocando pulsiones de muerte. La víctima queda desprotegida en una situación grave. Por lo general las víctimas, que son personas que no han completado su desarrollo físico y psíquico quedan más expuestas que el adulto. Ante esta situación, el adulto encargado de la víctima queda perplejo, sin poder escuchar lo que el niño cuenta. El niño, al no ser escuchado, reafirma su fragmentación, queda solo, con su yo despedazado. El chico no puede pedir ayuda, hace síntoma o pasa al acto. En el contexto social, esto sucede en una época donde todo vale. Donde la consigna es gozar, hacer lo que quieras. No hay que prohibir nada ya que los límites y los referentes son discriminatorios. No hay nada que esté mal. Todo vale. El discurso legal inclusivo donde se nos pide no discriminar por género, estatus socioeconómico, ideología política o religiosa entre muchas otras cosas, se confunde con igualdad psíquica, y las diferencias psíquicas pasan a ser consideradas malas. Del psicoanálisis aprendemos que es necesario el no todo, la exclusión, la frustración. Del consumismo aprendemos hay que tener todo ya, y si no lo tengo no soy completo, no soy feliz. Si tengo todo, ¿qué voy a buscar en el otro? Quedo en el goce. Cuando no hay diferenciación psíquica, hay crisis de identidad. Todos somos iguales y a nadie le puede faltar nada, el mercado pretende eso. El mercado de hoy crea un individuo fragmentado. Un individuo sin identidad.

En la posmodernidad que nos toca vivir, la falta de diferenciación también nos lleva a no querer asumir el rol de adulto. Solamente al abrir una revista o prender la televisión vemos que los adultos no quieren ser ni parecer adultos. Todo el tiempo se nos envían mensajes de que podemos cambiar algo de nuestros cuerpos inmediatamente, “ya”, con tan solo llamar por teléfono y comprar una pastilla, una faja o un par de zapatos para parecer más alto. Los niños cada vez se desarrollan más tempranamente y pretenden satisfacción inmediata a cualquier costo, copiando el modelo de sus progenitores. La familia está enferma, no hay adultos y se sobre estimula el consumo de todo pretendiendo tapar agujeros y no ver la falta. Cuando los padres son amigos de los niños, los chicos quedan huérfanos, “huérfanos” de padres. Los padres no pueden poner límites, ellos mismos no tienen límites. TODO VALE. El chico se queda solo en su casa mirando la televisión o atrapado en la web. Se crea y se cree en la falsa autonomía del niño, acompañada de su sobre adaptación al medio. Eso es un efecto más de la orfandad. La ley parental existe, pero el mismo adulto dice que “no es para tanto”, la relativiza…, “bueno… y si los otros lo hacen…”, no es una ley que no se puede cambiar. En una sociedad del TODO VALE, todo se puede cambiar… LAS REGLAS NO VALEN. Ya sabemos que en el bullying el hostigador pone en escena un acto para reafirmar su poder frente a otros, desvalorizando  fragmentando a la víctima. La víctima es escogida al voleo, el bulero le marca algo que la diferencia del grupo, le marca su falta, su agujero. Ella se siente que no pertenece, que no es. Su yo se fragmenta y el hostigador se puede sostener en el miedo ejercido hacia la víctima y sus seguidores. Una vez más, no hay adulto para sostener. Nos preguntan qué hacer ante el inminente crecimiento de la cantidad de casos. Los actos violentos son cada vez más violentos y los casos aumentan. ¿Será porque los empezamos a reconocer? ¿Será por otra cosa? Al parecer, nadie quiere tomar el toro por las astas. Nadie se quiere implicar en la situación. Todo vale. Si todo vale, esto se tendrá que resolver de alguna manera, tal vez también mágica, en forma de pastilla. Se pueden lanzar programas anti bullying de muchos tipos, basados en tratar de frenar los estímulos y reeducar los malos comportamientos. Mientras tanto, se tapa la olla a presión. La ley se puede cambiar a gusto. No es fija ni igual para todos.

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