El Estrés

INTRODUCCIÓN

El presente ensayo se enfoca en el estrés, sus manifestaciones e implicaciones en la vida psicológica, física y social de los seres humanos hoy día. El mismo persigue definir el término estés y detallar los efectos que éste tiene en los diferentes ámbitos de la vida de los individuos, así como las vías más adecuadas para manejarlo.

En su contenido se aborda la conceptualización del estrés, las causas o agentes estresantes, consecuencias o efectos a nivel psicológico, fisiológico y social y las formas de abordar el fenómeno.

Para su elaboración se consultaron diversas fuentes escritas enfocadas en el tema, dentro de los que se citan: libros, revistas especializadas, enciclopedias, manuales diagnósticos e internet. Identificadas estas fuentes, se procedió a la lectura y análisis profundo de las teorías expuestas para sustentar este ensayo en aquellas que se consideraron más relevantes, a fin de facilitar la comprensión de este complejo tema.

EL ESTRES, SUS MANIFESTACIONES E IMPLICACIONES EN LA VIDA PSICOLOGICA, FISICA Y SOCIAL DE LOS SERES HUMANOS HOY DIA

En la actualidad, los individuos diariamente están expuestos a situaciones estresantes que pudieran interferir en el desempeño de sus actividades cotidianas, en los diversos ámbitos de su vida.

Para Benjamin (1992), “el estrés es pues un agente percibido por un individuo en un espacio-tiempo determinado; el sujeto pone en juego sus defensas mentales para enfrentarlo con los mecanismos biológicos acompañados simultáneamente del juego de las defensas mentales. Esta acción puede desorganizar la vida psíquica individual arrastrando riesgos de somatización basados en el estado de la estructura psíquica y del contexto somático social”.

El estrés se inicia ante un conjunto de demandas ambientales que recibe el individuo (acción externa), a las que debe dar una respuesta adecuada poniendo en marcha sus recursos de afrontamiento (reacción individual). Esto puede dar lugar a cambios biológicos y psicológicos, que a su vez pueden ser causantes de enfermedad.

De esta forma, la definición del estrés conjuga tres elementos fundamentales: las demandas de las situaciones ambientales, que serían los agentes estresantes; la persona sobre la que influyen dichas situaciones y que las considera perjudiciales o desafiantes, y, por tanto, que le superan; y, las respuestas del individuo al estrés, tanto emocionales como biológicas.

Por lo general, casi todo cuanto nos rodea (trabajo, familia, circunstancias personales) genera grandes dosis de tensión, que producen en el individuo un estado de inquietud y malestar, que en muchos casos desencadena graves dolencias físicas.

Las causas que provocan el estrés no son siempre negativas, es decir, derivadas de situaciones de peligro, dolorosas o perjudiciales. Existen también situaciones que vivimos habitualmente, incluso situaciones más bien rutinarias, que pueden producirnos estrés sin ser necesariamente peligrosas. Ejemplos de ello son los atascos diarios que sufrimos, la música alta o los gritos los fines de semana debajo de nuestra casa. Problemas cotidianos como el volumen de trabajo o los atascos de tráfico pueden generar grandes dosis de estrés.

En tal sentido, Fletcher y Payne (1980) precisan que “la presión es igual a agentes estresantes que provocan una tensión de naturaleza fisiológica o psicológica de duración breve o prolongada. Los agentes estresantes pueden originarse en el interior de la persona o en su ambiente externo”.

Sin embargo, se considera que los principales agentes de estrés presentes en el mundo moderno, provienen de los cambios experimentados en la sociedad, puesto que éstos intervienen en diferentes niveles: comunitario, familiar e individual.

A juicio de Benjamin (1992), “las condiciones económicas, los períodos de guerra, las incertidumbres políticas, pueden influir en poblaciones enteras y a escala individual, acontecimientos tales como la muerte de un ser querida o la pérdida del trabajo pueden tener consecuencias graves”.

Podría deducirse que, los agentes que provocan estrés en el individuo pueden pertenecer a distintos ámbitos a la vez (familiar, laboral, social, personal), ya que todos ellos forman parte de la vida cotidiana de persona. Las respuestas a estos agentes estresantes será diferente en cada individuo y, por tanto, sus consecuencias serán distintas en cada caso.

Al respecto, Llaneza (2009) plantea que “las consecuencias del estrés son muy diversas y numerosas: unas son primarias y directas; otras constituyen efectos secundarios o terciarios; unas son, casi sin duda, resultado del estrés, y otras se relacionan de forma hipotética con el fenómeno; también pueden ser positivas, como el impulso exaltado y el incremento de automotivación. Muchas disfuncionales, provocan desequilibrio y resultan potencialmente peligrosas”.

A nivel psicológico, el estrés se manifiesta con ansiedad, agresión, apatía, aburrimiento, depresión, fatiga, frustración, culpabilidad, vergüenza, irritabilidad y mal humos, melancolía, poca estima, amenaza y tensión, nerviosismo y soledad.

“Los efectos fisiológicos del estrés implican un aumento de las catecolaminas y corticoides en la sangre y orina, elevación de los niveles sanguíneos de glucosa, incrementos del ritmo cardíaco y de la presión sanguínea, sequedad de boca, reducción de la salivación, hiperventilación,

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