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El problema de la fundamentación de la norma moral


Enviado por   •  15 de Noviembre de 2012  •  5.178 Palabras (21 Páginas)  •  451 Visitas

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El discurso filosófico tiene un espíritu retórico, dialéctico, utiliza la analogía, pero también la metáfora, siempre que sea necesario expresar ideas o nociones difícilmente expresables por conceptos unívocos. Por otro lado, la filosofía ajusta su discurso a los principios de la lógica. Pero no se verá nunca en la necesidad de ajustarse a los criterios empíricos de identidad, de no contradicción y exclusión de tercero. El único apremio de la filosofía, además de los principios elementales de la lógica, es el hecho de que se ve obligada a tener en cuenta los resultados de la ciencia para que su discurso no sea vacío y sin sentido. Es decir, el discurso filosófico debe situarse en el horizonte espacio-temporal aunque la especulación pueda dirigir la mirada hacia dimensiones que estén fuera de la realidad empírica.

Así que la filosofía elabora su discurso a partir del enlace entre los dos niveles de saber que la delimjitan: el saber poético, religioso, mítico y científico.

La argumentación en el discurso filosófico

El problema de la fundamentación de la norma moral *

Pablo Quintanilla

Pontificia Universidad Católica del Perú

pquinta@pucp.edu.pe

Sumilla:

Desde los filósofos presocráticos hasta nuestros días ninguna actividad intelectual presenta una mayor variedad de formas de argumentación que la filosofía. Si toda argumentación es un intento por fundamentar, justificar, o dar sustento y plausibilidad a una cierta visión de las cosas, una perspectiva o una consideración, la pregunta que deberemos formularnos es qué significa fundamentar algo. Ante la crisis de la fundamentación en sentido moderno y el supuesto fracaso de la empresa racionalista, los filósofos morales contemporáneos han retomado el espíritu aristotélico en su pretensión de explicitar los presupuestos contenidos en nuestro lenguaje moral. En este texto se pretende abordar las diversas formas de fundamentación, mostrando cómo lo que puede haber fracasado es un tipo en particular de fundamentación, pero no todas las formas de ella. El texto aborda en particular el análisis del lenguaje moral para discutir cómo puede ser posible la fundamentación de la norma moral.

Palabras clave: Discurso filosófico, argumentación, fundamentación, filosofía moral contemporánea, emotivismo.

Summary:

From the presocratic philosophers to our days, no intellectual activity has more varieties of forms of argumentation than philosophy. If an argument is an attempt to give foundation, justification, substance or plausibility to certain view of things, a particular perspective or consideration, the question we shall ask is what is it to give foundations for something. As a consequence of the crisis of foundations in the modern sense, and the so called failure of the rationalistic project, contemporary philosophers have revisited the Aristotelic spirit in order to explicit the assumptions contained in our moral language. This paper attempts to address the different ways in which it is possible to give foundations to something, showing that what has failed is some of them but not all of them. The paper addresses in particular the analysis of moral language in order to discuss how can it be possible to give foundations for the moral norm.

Key words: Philosophical discourse, argumentation, foundations, contemporary moral philosophy, emotivismo.

Es posible decir que ninguna actividad como la filosofía presenta una mayor variedad de formas de argumentación. Los presocráticos argumentaban en textos poéticos, Platón lo hacía mediante diálogos, y Aristóteles en la forma de tratados. El estilo argumentativo aristotélico de alguna manera quedó durante la Edad Media y la modernidad como la forma canónica de la argumentación, pero autores como Nietzsche, Wittgenstein o Heidegger encontraron su propia manera de expresarse mediante aforismos o textos literarios. Por eso pienso que hay una variedad de formas de argumentación filosófica y que ningún estilo debería pretender primacía por sobre los otros. Spinoza, Carnap y Quine argumentaban de manera geométrica; Russell y Moore lo hacían circunnavegando elegantemente los problemas como un viejo velero victoriano; Ortega y Gassett y Savater son ensayistas de fina pluma que escriben para que uno los lea los domingos por la tarde.

Pero este pluralismo no significa que toda argumentación sea igualmente válida. Hay diversos estilos de argumentación, pero sin duda hay buenos y malos argumentos. Habrá, pues, que preguntarse si hay algo que tienen en común los diversos estilos argumentativos válidos. Sospecho que, en general, toda argumentación es un intento por fundamentar, justificar, o dar sustento y plausibilidad a una cierta visión de las cosas, una perspectiva o una consideración. Por ello, la pregunta que deberemos ahora plantearnos es qué significa fundamentar algo. Pero para plantear el tema con precisión y así evitar que se nos vaya de las manos, vamos a concentrarnos en el tema de la fundamentación del discurso moral.

Mi exposición tiene cuatro partes. En primer lugar, plantearé el problema general de la fundamentación. Este término es equívoco y tiene muchos sentidos, voy a discutir algunos de estos. Comenzaré con el sentido racionalista moderno y después analizaré los sentidos antiguos tomando como punto de partida a Aristóteles. Intentaré mostrar cómo en Aristóteles hay varios sentidos de lo que hoy llamamos fundamentación, pero principalmente dos: el que llamaré fundamentación demostrativa y el que denominaré fundamentación dialéctica. El primero en Aristóteles toma el nombre de analítica o silogística y va de los principios universales a los casos específicos, este es el sentido que fue recogido por la modernidad con pretensiones de exclusividad y es aquel al cual solemos aludir cuando hablamos de una crisis de la fundamentación. La fundamentación dialéctica, por el contrario, practica un análisis de los casos específicos para intentar explicitar en ellos principios universales. En segundo lugar, intentaré mostrar cómo Aristóteles no pretende una fundamentación demostrativa de la moral sino, en todo caso, una fundamentación dialéctica en la que se analice las prácticas morales habituales en una comunidad y, sobre todo, su discurso moral para intentar explicitar aquellos principios o presupuestos que la sostienen. Discutiré en qué sentido puede entenderse esa actividad como una fundamentación. En tercer lugar,

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