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Etica Profesional


Enviado por   •  12 de Agosto de 2013  •  2.287 Palabras (10 Páginas)  •  240 Visitas

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La vida económica está llena de contradicciones. En ella estamos todos implicados. Nadie puede deshacerse de su responsabilidad, bien sea sobre otra persona, o en relación con un comité de ética, o con normas y reglamentos, o finalmente con principios generales. El discernimiento en la vida profesional, al menos tal como será presentado aquí, no se parece al discernimiento espiritual en la tradición cristiana. No hablaremos en estas páginas de vocación divina, de meditación o de oración. Las líneas directrices de los dos procesos son diferentes. El problema del comportamiento ético no es tanto un problema de normas como un problema del hombre que se realiza o destruye a través de sus obras. Por lo tanto, los pasos conducentes a una mejora de la ética profesional pasan por la formación moral del hombre, (es como un círculo vicioso) formación basada en la recuperación, o la afirmación, de la conciencia moral a partir de los primeros principios de la ley natural y sus consecuencias. De aquí que la principal, y casi única, recomendación que cabe hacer es la de formar integralmente a las personas, en todos los niveles de la empresa, mediante la educación y, sobre todo, mediante el ejemplo. Las normas éticas, generalmente aceptadas, proveen al profesional de un medio eficaz para evaluar su propio trabajo y poder determinar si este satisface sus responsabilidades. Toda profesión lleva sobre sus hombros el peso de graves deberes y de hondas responsabilidades, que el profesional solo podrá vencer si pone sus conocimientos al servicio de una conciencia fina y delicada. Todo profesional está obligado a amar la verdad, a dedicarse plenamente a la investigación científica y a practicar el bien en todas sus gradaciones. El primer deber de la persona que se prepara es ponerse en condición de ejercer su profesión, cultivando la mente con el estudio de lo que se necesita saber y pertrechando su voluntad con todos los motivos del bien obrar. Una sólida preparación técnica y la obtención de excelentes cualidades personales son requisitos indispensables para realizar un trabajo de primera. El profesional debe ser un hombre de conciencia, capaz de amar el cumplimiento del deber por encima de las garantías materiales, ventajas o provechos personales. Está en la obligación de hacerse con una buena conciencia, instruyéndola convenientemente, educándola con esmerada escrupulosidad, formándola en los sanos principios morales, trabajando por hacer conservar su rectitud nativa por el camino de una obediencia constante y fiel a sus decisiones. Todo el que tiene sentido de su dignidad profesional debe empezar por respetarse a sí mismo, no ofreciendo nunca, ni en su vida privada, ni en su vida profesional, ni en su vida pública ciudadana, motivo de escándalo. Debe mantener a raya sus pasiones y ser un ejemplo vivo de buen comportamiento, un comportamiento verdaderamente ÉTICO.

"Los buenos fines sólo pueden ser logrados usando medios adecuados. El fin no puede justificar los medios, por la sencilla y clara razón de que los medios empleados determinan la naturaleza de los fines obtenidos." ¿Ahorrar o consumir? ¿Invertir a largo plazo, o más bien a corto? ¿Mejorar la productividad? Ciertos agentes económicos no dudan. Saben lo que hay que escoger porque conocen sus objetivos. Todo trabajador tiene o debe desarrollar una ética profesional que defina la lealtad que le debe a su trabajo, profesión, empresa y compañeros de labor. Muchos definen que "la ética de una profesión es un conjunto de normas, en términos de los cuales definimos como buenas o malas una práctica y relaciones profesionales. El bien se refiere aquí a que la profesión constituye una comunidad dirigida al logro de una cierta finalidad: la prestación de un servicio". Señala, además, que hay tres tipos de condiciones o imperativos éticos profesionales: competencia - exige que la persona tenga los conocimientos, destrezas y actitudes para prestar un servicio al cliente - la actividad profesional sólo es buena en el sentido moral si se pone al servicio del cliente solidaridad - las relaciones de respeto y colaboración que se establecen entre sus miembros. Para lograr en los empleados una conciencia ética profesional bien desarrollada es que se establecen los cánones o códigos de ética. En éstos se concentran los valores organizacionales, base en que todo trabajador deberá orientar su comportamiento, y se establecen normas o directrices para hacer cumplir los deberes de su profesión. En virtud de la finalidad propia de su profesión, el trabajador debe cumplir con unos deberes, pero también es merecedor o acreedor de unos derechos. Es importante saber distinguir hasta dónde él debe cumplir con un deber y a la misma vez saber cuáles son sus derechos. En la medida que él cumpla con un deber, no debe preocuparse por los conflictos que pueda encarar al exigir sus derechos. Lo importante es ser modelo de lo que es ser profesional y moralmente ético. Por ejemplo, un deber del profesional es tener solidaridad o compañerismo en la ayuda mutua para lograr los objetivos propios de su empresa y, por consiguiente, tener el derecho de rehusar una tarea que sea de carácter inmoral, no ético, sin ser víctima de represalia, aun cuando esto también sea para lograr un objetivo de la empresa. Al actuar de esa manera demuestra su asertividad en la toma de decisiones éticas, mientras cumple con sus deberes y hace valer sus derechos. Además, demostrará su honestidad, que es el primer paso de toda conducta ética, ya que si no se es honesto, no se puede ser ético. Cuando se deja la honestidad fuera de la ética, se falta al código de ética, lo cual induce al profesional a exhibir conducta inmoral y antiética.

Ética y Política El hombre es un ser libre, con capacidad de autodeterminación, es decir, capaz de obrar luego de una libre elección. Esta elección se lleva a cabo como resultado de un conocimiento que define el carácter de una conducta, ya que está vinculado con una conciencia moral que aprueba o desaprueba un determinado acto. Tanto la moral, como el derecho y los usos sociales, forman parte de un todo mayor: la ética. Hablar de ética es hablar del bien y del mal. La ética no es una abstracción, es el otro. Cada acto está obrando directa o indirectamente sobre una vida: "Nunca se roba algo, se le roba a alguien”. La moral hace referencia a aquellas pautas interiorizadas por el individuo quien se las autoimpone no como obligación sino como necesidad, por el simple hecho de provenir o formar parte de "lo bueno”. El derecho es el conjunto de normas emanadas por un órgano competente. Las mismas constituyen una prescripción, o sea la imposición de la voluntad de la autoridad normativa sobre la voluntad del sujeto o destinatario. Los usos sociales recogen comportamientos deseables y aprobados por una comunidad, es decir costumbres sociales. Son normas consuetudinarias. El hombre, por naturaleza tiene la capacidad de perfeccionarse y de superarse día a día, por lo que tiende a alcanzar la plenitud. Para llegar a tan preciada meta como lo es la plenitud, es necesario vivir en sociedad; el ser humano necesita de los demás para construir un mundo o ambiente propicio en el cual alcanzar la plenitud, causa esencial de la felicidad. Es por ello que el hombre necesita de la sociedad política, pues nada es pleno si no se comparte, confronta y comunica a los demás, ya que el bien es expansivo, comunicativo: "De nada sirve la sabiduría si no se la comunica mediante la educación”. El hombre se reúne en sociedad para el logro de un bien común a todos. El bien común no es el bien individual, no es la suma de la porción de felicidad de cada individuo integrante de una comunidad, pero tampoco es un bien que nada deba a las partes. Es la integración sociológica de todo lo que hay de virtud y riqueza en las vidas individuales, y que tiende a perfeccionar la vida y la libertad de persona de cada ser. No es utilidad solamente, sino fin bueno es sí mismo, sujeto a la justicia y a la bondad. Es el fin último de la vida social. La política es la ciencia social y práctica cuyo objeto es la búsqueda del bien común de los integrantes de una comunidad. El bien común no es sólo la tarea del poder político sino también razón de ser de la autoridad política. Por lo tanto, es el bien común el principio y fin ético de la política. Será bueno todo aquello que beneficie, tienda, acreciente o promueva el bien común. Será malo todo aquello que tienda a perjudicarlo, disuadirlo, disminuirlo, etc.

Es deber de todo estado democrático promover el bien general. El bienestar general se logra por medio de una auténtica justicia social cuya finalidad es obtener una más justa distribución de la riqueza entre todos los grupos sociales. Hace falta la presencia de un estado capaz de generar este equilibrio. Un estado que no elimine la responsabilidad de las personas, de las comunidades y de las organizaciones intermedias. Un estado que no convierta en dependientes a los ciudadanos y en pupilas a las comunidades y organizaciones intermedias. Un estado que no les quite sus obligaciones. Esa orientación de la intervención estatal ha sido nefasta para la sociedad civil, la ha hecho débil. Pero tampoco sirve un estado ausente, que deje la suerte de sus habitantes al juego de la oferta y demanda. Ni un estado indiferente a los problemas sociales. El estado debe intervenir para asegurar el mínimo de bienestar para todos. Sin demagogias. Los factores que conducen a la desnaturalización del estado, a su proceder éticamente negativo, inmoral, ilegítimo e ilegal son principalmente:

a-) El economicismo. Este tipo de corrupción se da siempre que el dinero ocupa un lugar preferencial en la escala de valores de una sociedad. Y lo cierto es que así parecen estar hoy las cosas en la mayoría de los países. Lo común es que un funcionario viole sus deberes de lealtad al pueblo por alguna condición económica, es decir, porque hay dinero de por medio. Max Weber distinguió entre los políticos que viven para la política y los que viven de la política. En el último caso, la ambición política deja de valer por sí misma y se rebaja al nivel de un valor instrumental al servicio del enriquecimiento. A fines del siglo XIX, Leandro Alem sostenía: "... el interés material será para un pueblo de mercaderes, no para el nuestro...", "...no conviene materializar las sociedades, aflojando los resortes morales de su espíritu...", "... Se nos quiere halagar con las promesas de engrandecimiento material. Yo prefiero, porque lo considero más digno de una sociedad como de un individuo, vivir con menos lujo y con menos pompa, siempre que me dirija yo mismo. Prefiero una vida modesta, autónoma, a una vida esplendorosa sometida a tutelaje...".

b-) La tentación del poder absoluto. Todo poder tiende a corromper; el poder absoluto corrompe absolutamente. Alguien que carece de una sensibilidad moral excepcional, y que no es sino una persona ordinaria, común y corriente, puede sucumbir frente a la tentación extraordinaria que surge de las inmensas posibilidades del poder, a menos que se la limite y se la controle. Expresaría Elpidio González: "... El radicalismo es una fuerza principista. Para la Unión Cívica Radical los gobiernos son medios de servir al país y no fines...".

c-) La pérdida de un orden político. Bajo cualquier sistema político existe un orden político natural al cual la acción política debe sujetarse en aras de la estabilidad y el bienestar de la nación. El orden político es la única posibilidad de trabajar por el bien común. Su contraparte, el desorden político, implica el desquicio general de las funciones sociales, de modo que nadie trabaja en lo que le compete. Diría Dante: "Siempre la confusión de la persona es principio del mal de la ciudad”. Podemos, lógicamente, reducir los tres factores de desnaturalización del estado, anteriormente mencionados, a un solo eje fundamental: la conducta. Según el diccionario de la lengua española, conducta, entre otras acepciones, es la manera con que los hombres gobiernan su vida y rigen sus acciones. Como ya sabemos, el hombre es un ser libre, capaz de auto determinarse y que actúa según una elección. También dijimos que la ética está compuesta por la moral, el derecho y los convencionalismos sociales.

En resumen, ser profesional hoy en día no es solo lograr un título, cumplir créditos y ni siquiera esperar a que el mundo te valore como profesionista... un profesionista tiene ciertas disciplinas estudiadas respecto de un área o profesión, entonces no es solo ejercer esos conocimientos que dicho sea de paso deben ser orientados en cada momento a un servicio hacia otras personas, pero en cuanto a servicio debe ejercerse con códigos de buena costumbre y mucho compromiso, en donde se implica la ética, es decir el valor moral con el cual se ejerce dicha profesión de acuerdo a mi experiencia no es la ética profesional algo que se diga con la boca sino con los actos a cada día, por compromiso propio con lo que uno eligió ser, agotando cada posibilidad en beneficio de otros por el servicio en el cual nos especializamos. la ética profesional no es un producto que se pueda adquirir sino un compromiso interno ya como trabajador, lo cual implica ir al área de trabajo dando lo mejor de sí, no llegar a cumplir horario, a aprovechar beneficios sindicales para beneficiar solo los derechos y evadir las obligaciones.es laborar con el compromiso de haber estudiado para realizar una profesión de la forma más digna posible sin esperar reconocimiento público sino por la satisfacción que se logra al realizarnos como profesionistas la vida misma y muchas de las que siendo de nivel jerárquico mayor hacen todo menos ejercer ética profesional

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