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FACTORES PROTECTORES Y FACTORES DE RIESGO PARA EL DESARROLLO DE LA RESILIENCIA

KATHERINPARRA5 de Junio de 2014

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INTRODUCCIÓN

La Reforma Educacional han aumentado significativamente las oportunidades educacionales de los escolares. Sin embargo, el bajo rendimiento y las dificultades conductuales siguen prevaleciendo en los niños provenientes de familias de bajo nivel socioeconómico y educacional, lo que constituye un serio problema tanto para el sistema educativo como para los padres, cuyos hijos no tienen éxito en la escuela.

Tal y como lo define la Unesco (1997), la pobreza en la niñez es el predictor más consistente de problemas en el desarrollo y en el rendimiento escolar, debido a las condiciones de vida ligadas a la falta de recursos; es uno de los factores de riesgo que más influye en la vulnerabilidad de las personas. Los efectos acumulados de la pobreza aumentan la vulnerabilidad física y psicosocial del niño que crece y se desarrolla en un ambiente de privado.

En la Región Cabimense, existe un gran número de niños en riesgo de bajo rendimiento y de fracaso escolar, ya que provienen predominantemente de familias pobres, expresa SECREDUC, (2004) que aproximadamente el 52% de los niños matriculados en la enseñanza básica en esta Región pertenece a familias de bajo nivel socioeconómico y cultural.

Por tales razones, se desarrollo una investigación sobre la resilencia que a continuación se presenta.

Según Bermeosolo y Pinto (1996) menciona que entre las dificultades catalogadas como graves por los profesores para trabajar con alumnos de bajo rendimiento escolar, están el bajo nivel socioeconómico y educacional de la familia; la falta de compromiso de los padres con la educación de sus hijos, la escasa interacción intrafamiliar en relación con las estrategias de aprendizaje escolar que ayuden a los niños a lograr un buen aprendizaje en la, e interacciones familiares coercitivas.

El estudiante proveniente de familia que vive en la pobreza enfrenta constantemente situaciones académicas que debe comparar con sus propios medios. Cuando su evaluación de las demandas de la escuela lo lleva a concluir que son más de lo que él puede rendir, afronta una situación de peligro, de humillación, a veces suficiente para justificar un rechazo a la escuela. En general, la humillación originada por pequeños fracasos escolares es transitoria. Sin embargo, algunos estudiantes sienten sus fracasos más que otros, llegan a la escuela después de haber sufrido fracasos en su hogar.

En estas familias donde existe escasa interacción intrafamiliar en relación con el aprendizaje escolar, escaso o nulo apoyo a la tarea que cumple la escuela y deprivación sociocultural y afectiva (Jadue 1996), hacen que en general¬ estos niños presenten "una capacidad y rendimiento cognitivo y verbal insuficientes para integrar, codificar y categorizar la información y las experiencias escolares y expresarlas en conductas adaptativas y creativas" (Bravo 1990: 138).

Aunque generalmente el bajo rendimiento se asocia a dificultades económicas, las ayudas públicas que puedan recibir no solucionan el rendimiento deficiente dada la baja autoestima de los estudiantes y las bajas expectativas de los profesores (Dolto 1988, citado por Luisi y Santelices 2000). Asimismo, numerosos estudios muestran que el desarrollo de problemas emocionales y conductuales aumentan en progresión geométrica cuando los niños están expuestos a dos o más situaciones de riesgo (Doll y Lyon 1998; Kolvin y col. 1998).

La designación de estudiante "en riesgo" refleja el reconocimiento de que algunos estudiantes están más predispuestos a experimentar problemas, tanto en el rendimiento en la escuela como en sus vivencias personales y sociales. Que un estudiante esté en riesgo no significa que sea retrasado o que tenga alguna incapacidad, sino más bien se refiere a características de su medio familiar, escolar y social que lo predisponen a experiencias negativas, tales como bajo rendimiento, deserción, trastornos conductuales y problemas emocionales.

Sin embargo, lo que ocurre en la sala de clases es fundamental para el rendimiento escolar, especialmente para los estudiantes de bajo nivel socioeconómico y cultural. Sin embargo, los profesores atribuyen el bajo rendimiento en la escuela a las familias y a la incapacidad de sus propios alumnos, expresando que la falta de apoyo familiar, el bajo nivel socioeconómico y cultural de los padres y algunas características deficitarias de los estudiantes, están en la raíz del problema (Filp 1995), desconociendo la responsabilidad del docente en lograr el éxito académico de sus alumnos. También es posible asociar estas dificultades a las actitudes de los profesores hacia los padres y hacia los niños (Villalón y col. 1998).

En el ámbito de la escuela y de la sala de clases en la práctica enseñanza-aprendizaje, aparece como clave el profesor. Así la OCDE (1990) señaló el papel vital de los maestros para una escolarización eficaz y como requisito previo y esencial para lograr una educación de calidad. Asimismo, Cox y Gysling (1990) se refirieron a que es posible considerar a los profesores y a sus competencias como uno de los aspectos determinantes del éxito o del fracaso de la transmisión cultural que la escuela procura.

Pero también los estudiantes tienen recursos internos que los ayudan o los coartan en su buen rendimiento académico. Aquéllos que tienen un buen autoconcepto, expectativas positivas respecto de su rendimiento y una motivación intrínseca para aprender, obtienen consistentemente más logros en la escuela que los que muestran una autoestima pobre, bajas expectativas y una motivación de logros dominada por los refuerzos extrínsecos (Arancibia 1996).

Existen personas que, a pesar de sus adversidades, presentan habilidades para surgir, adaptarse, recuperarse de las dificultades y acceder a una vida social y productiva aceptable. Son llamadas resilientes. Personas, quienes, a pesar de nacer y de criarse en situaciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente normales y son exitosos, enfrentando adecuadamente las dificultades. Sus experiencias las perciben de manera constructiva, aun cuando éstas hayan causado dolor o padecimiento (Kotliarenco y col. 1996).

El concepto resiliencia ha sido entendido de diferentes maneras. Se entrelaza con los conceptos de vulnerabilidad, riesgo y mecanismos protectores. Rutter (1993) define la resiliencia como un conjunto de fenómenos sociales e intrasíquicos que posibilitan tener una vida "sana" viviendo en un medio "insano". De acuerdo a este autor, estos procesos tendrían lugar en el tiempo, dando positivas combinaciones de cualidades del niño con su ambiente familiar, social y cultural. La resiliencia es el resultado de una interacción "especial" entre el niño y su ambiente, ya que se ha observado que aquellos resilientes presentan una aproximación activa hacia la resolución de problemas de la vida, siendo capaces de interactuar efectivamente con gran cantidad de experiencias emocionales de riesgo y procurarse la atención positiva de otras personas (Kotliarenco y col. 1996).

Se estima que factores protectores, es decir, procesos, mecanismos o elementos moderadores del riesgo, están presentes en la base de la resiliencia. Algunos autores como Masten y Garmezy (1986) utilizan antónimos de la palabra riesgo para definir los mecanismos protectores. Sin embargo, hay consenso en destacar que los mecanismos protectores se ubican tanto en las personas como en el ambiente en que se desarrollan. Los factores protectores se dividen en factores personales, en los que se distinguen características ligadas al temperamento, particularidades cognitivas y afectivas; factores familiares tales como el ambiente familiar cálido y sin discordias, padres estimuladores, estructura familiar sin disfuncionalidades principales y factores socioculturales, entre ellos, el sistema educativo (Kotliarenco y col. 1996).

El estudio de la resiliencia apuesta a la prevención y a la promoción, intenta activar fortalezas para superar los eventos traumáticos inesperados. Es un elemento intrínseco a las personas. Sin embargo, para desarrollarse requiere ayuda oportuna y experta para constituirla como un proyecto de vida.

LA INVESTIGACION

Desarrollamos una investigación cualitativa de tipo descriptivo, en una comunidad educativa en riesgo social, con jornada escolar completa, adscrita al P900, donde acuden estudiantes provenientes de familias de bajo nivel socioeconómico y cultural, ubicada en la ciudad de Valdivia, con el fin de conocer sus potencialidades para convertirse en una escuela resiliente a través de sus acciones cotidianas.

La misión educativa de esta escuela se señala como ser una comunidad educativa donde todos y especialmente nuestros alumnos sean portadores de destrezas y conocimientos básicos, principios, valores, actitudes y habilidades, los que les permitirán desarrollarse como personas y adaptarse a un mundo en permanente cambio y conscientes de sus deberes y derechos, y su responsabilidad en la mantención de una sociedad justa y solidaria. Aspira a desarrollar en sus alumnos anhelos de superación personal para que formen un proyecto de vida en acuerdo con los desafíos que impone la sociedad.

METODOLOGIA

La población en estudio estuvo constituida por todos los alumnos que asistieron a los dos octavos años básicos durante el año escolar 2004, en esta escuela del P900 tomada al azar. Un total de 58 alumnos, sus 18 profesores y profesoras y sus padres con un total de 192 participantes. Para efectuar este trabajo incluimos en la metodología la revisión y análisis de fuentes directas, la observación participante,

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