Fetichismo De La Mercancia

El fetichismo de la mercancía y su secreto - El Capital (Marx – 1867)

Marx afirma que a primera vista parece como si la mercancía fuese un objeto evidente y sencillo, pero analizándolo se puede ver que es un objeto más complejo.

La mercancía que tiene un valor de uso (que satisface una necesidad) y un valor de cambio (posibilidad de intercambio con otros objetos). Así posee dos aspectos, pero no es misteriosa por ninguno de estos dos aspectos.

Pero en cuanto empieza a comportarse como mercancía se convierte en un objeto físicamente metafísico. El carácter misterioso que presenta el producto del trabajo, tan pronto como reviste forma de mercancía procede de esta misma forma.

¿De dónde surge el carácter misterioso de la mercancía?

El carácter misterioso se basa en que proyecta ante los hombres el carácter social del trabajo como si fuera un carácter material propio, un don natural social de estos objetos.

Se produce un DESPLAZAMIENTO: las cualidades que los hombres ponen en los objetos, aparecen proyectadas como si fueran propias de los objetos. O sea, el valor que el hombre a raíz de su trabajo puso en el objeto (determinado por la cantidad de tiempo invertido) es desplazado hacia el objeto como si fuera un don natural de los objetos , una cualidad propia.

Además se produce una INVERSION de las relaciones sociales: en lugar de establecerse relaciones sociales entre los hombres y relaciones materiales entre los objetos, aparecen los hombres relaciones materialmente (a través del intercambio de las mercaderías), y los objetos relaciones socialmente (a través del valor que se le atribuye por el desplazamiento).

El valor que el obrero le agrega al producto queda objetivado en el producto. Comparamos productos unos con otros como si las cualidades fuesen propias de los objetos, sin tener en cuenta que éstas características son otorgadas por el trabajo del hombre en el proceso de producción. Se cosifican los humanos y se humanizan los objetos.

Las mercancías son tratadas como si tuviesen vida propia, cuando en realidad son productos de la mano del hombre. A esta forma bajo la que se presentan los productos Marx le llama FETICHISMO.

Los trabajos privados de los productores asumen un doble carácter, tienen que ser trabajos útiles concretos (satisfacer una necesidad social, tener un valor de uso), y deben ser susceptibles de ser cambiados por cualquier otro trabajo privado útil (valor de cambio). Para encontrar una igualdad entre los diferentes trabajos hay que hacer una abstracción de su desigualdad social y reducirlos a lo que todos tienen en común que es el desgaste de la fuerza de trabajo. Se busca un VALOR COMUN.

La toma de conciencia de que las mercancías no son más que expresiones materiales del trabajo humano, no cambia el fetichismo de la mercancía. Porque vivimos en una sociedad y siempre caemos en las mismas redes, para ello debe producirse un cambio en la forma de producción, en la estructura.

Lo que principalmente interesa a quienes cambias productos es el valor de cambio. Tan pronto como esa proporción cobra fijeza, parece como si brotaran de la propia naturaleza del producto. En realidad, el valor sólo se consolida al funcionar como magnitud de valor, la cual cambia constantemente, sin que intervenga la voluntad de los hombres. La magnitud de valor está determinada por el tiempo de trabajo y éste es el secreto detrás de las oscilaciones aparentes en el valor de las mercancías.

Marx afirma que el DINERO en vez de revelar el carácter social de los

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