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El fetichismo de la mercancía en la sociedad del espectáculo

punx77Trabajo27 de Abril de 2018

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Xabier Nicolay Esparza

Víctor Medrano Aguado

Economía Política II

Sociología 2.2

El fetichismo de la mercancía en la sociedad del espectáculo

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Índice:

  1. Introducción:        3
  2. El Fetichismo de la mercancía:        3
  1. El fetichismo de la mercancía en el mercado:        3
  2. El fetichismo de la mercancía en la publicidad:        4
  3. Ejemplificación del fetichismo de la mercancía:        4
  1. La sociedad del espectáculo:        6
  1. La separación consumada:        6
  • El espectáculo como imagen del modo de producción:        7
  • El espectáculo de la falsa conciencia:        7
  • La especialización del poder:        7
  • El lenguaje de la separación y la esencia del espectáculo:        8
  • La unidad de la vida que ha sido perdida:        8
  • El trabajo de la crítica:        8
  1. La mercancía como espectáculo:        9
  1. Conclusión:        11
  2. Bibliografía:        11


Introducción:

A continuación vamos a realizar un trabajo sobre “El fetichismo de la mercancía y su secreto”, extraído del capítulo I del tomo I de “El Capital” de Karl Marx y sobre “La sociedad del Espectáculo” de Guy Debord, dos obras estrechamente relacionadas que analizan como la mercancía ha pasado a dominar y moldear nuestra sociedad. Víctor Medrano se encargará de la primera obra y Xabier Nicolay de la segunda.

El Fetichismo de la mercancía:

El fetichismo de la mercancía es un concepto creado por Karl Marx en su obra El Capital. Ese término viene a describir el “carácter fetiche” que tienen algunas mercancías, es decir, las cualidades que poseen los objetos producidos que entran en el mercado y que están por encima de su materialidad. Las mercancías son dotadas de ciertas cualidades que les suman valor de cambio, cualidades que aumentan la deseabilidad social de aquel que las consume, o que representan cierto estatus, valor atribuido a las mercancías que supera su valor de uso.

El fetichismo de la mercancía existe donde quiera que exista una doble naturaleza de la mercancía y donde quiera que el valor mercantil (que es creado por la faceta abstracta del trabajo y representada por el dinero) forme el vínculo social y decida, por consiguiente, el destino de los productos y de los hombres. Mientras que la producción de valores de uso no es más que una especie de consecuencia secundaria, casi un mal necesario.

En realidad no es posible superación alguna del fetichismo sin abolir prácticamente el trabajo como principio de síntesis social. Ya que es a través del proceso productivo cuando se atribuyen esos valores a las mercancías en el contexto del mercado.

 Marx argumenta que dentro de la lógica fetichista en la que todo está sometido al principio de ‘’rentabilidad’’, el dinero constituye la mediación social universal y en la que la producción misma de las cosas más importantes puede ser abandonada si no se traduce en una cantidad suficiente de valor.

El trabajo del proceso productivo se expresa en el valor y por la duración se expresa en la magnitud de valor del producto del trabajo. Algunas teorías apuntan a que una formación social en que el proceso de producción domina a los hombres  el hombre aún no domina el proceso de producción generan dinámicas que la conciencia burguesa de la economía ha interpretado como necesidades naturales tan evidentes como el proceso de trabajo mismo.

El fetichismo de la mercancía en el mercado:

El valor del proceso productivo pasa a depender de la capacidad de la mercancía producida para intercambiarse por otras mercancías del mercado, en qué proporción pueden cambiarse estas mercancías. Una vez esas proporciones han madurado se adquiere cierta estabilidad consuetudinaria y los productos tienen valor por si solos, adquiriendo autonomía del proceso productivo, por ello, La determinación de la magnitud de valor por el tiempo de trabajo es, un secreto oculto bajo los movimientos aparentes de los valores relativos de las mercancías.

Marx ejemplifica también modos de producción no fetichista como

  • Un náufrago en una isla desierta, que debe repartir su tiempo entre los distintos trabajos útiles necesarios para producir los distintos bienes de subsistencia. Siendo el único productor y consumidor de estos bienes, claramente estos no son mercancías, y el náufrago distribuirá su día de trabajo entre los distintos trabajos útiles según lo vea necesario. El proceso de producción es determinado racionalmente por el propio productor/consumidor.
  • Los siervos en la edad media, asignada por la dependencia personal. Aquí el siervo trabaja para sí mismo y para su señor feudal siempre produciendo bienes para el consumo directo, y no mercancías.
  • Una familia rural tradicional. Aquí los distintos trabajos útiles se distribuyen entre los distintos miembros de la familia. Pero los bienes producidos por esos trabajos útiles no son mercancías, y por lo tanto los distintos trabajos útiles se enfrentan entre sí como distintas funciones sociales de la colectividad (en este caso, la familia).
  • Una asociación de hombres libres, que trabajen con medios de producción colectivos y empleen, conscientemente, sus muchas fuerzas de trabajo individuales como una fuerza de trabajo social». En este caso, tendríamos las mismas determinaciones del trabajo que en el caso del náufrago, «sólo que de manera social, en vez de individual». Todos los productos de esta asociación son sociales, de propiedad común, y por lo tanto no se enfrentan entre sí como mercancías. Sin importar cómo se regule la distribución del producto social entre los individuos que componen la asociación, «las relaciones sociales de los hombres con sus trabajos y con los productos de éstos, siguen siendo aquí diáfanamente sencillas, tanto en lo que respecta a la producción como en lo que atañe a la distribución». Las relaciones entre las personas son directas y claras, sin ser mediatizadas por las cosas.

El fetichismo de la mercancía en la publicidad:

Actualmente, vivimos una fase del capitalismo diferente a su primera fase industrial, actualmente la producción se ha deslocalizado pero el consumo se ha extendido.

El papel de la publicidad es de gran importancia para el proceso de creación del carácter fetiche de las mercancías, el peso de los medios de comunicación la propaganda, redes sociales se materializa en la creación de tendencias y deseos, deseos de consumo en este caso.

 “El producto deja de ser valorado por su capacidad de satisfactor de necesidades y pasa a ser valorado y seducir por su capacidad de cambio” – Karl Marx.

Así aparece la creación de una jerarquía entre unos productos y otros. Cuales son propios de una clase social y cuáles de otra, esto sirve de refuerzo del consumo, tanto para grupos sociales que reafirman su identidad social como grupo con la adquisición de determinadas mercancías que están al alcance de su elevado poder adquisitivo y les diferencia de los que no Pero a la vez este hecho puede ser un estimulante para el consumo de otros compradores con la pretensión de ser identificados como pertenecientes al grupo social al que va dirigido el producto, por ejemplo marcas caras, accesorios de deporte cuyo equipamiento es caro, Instrumentos tecnológicos punteros y de última generación.

El papel de la publicidad también aparece al utilizar personajes famosos o con personas que generan cierta idolatría en algún sector como pueden ser futbolistas o cantantes y como estos son utilizados en campañas publicitarias de algún producto, aunque no tenga que ver con su profesión o dedicación. Esto crea en los potenciales consumidores la tendencia a relacionar ese producto con ese personaje que goza de popularidad o estatus social, generando sobre el producto deseabilidad social que el consumidor siente adquirir con la compra del producto.

Ejemplificación del fetichismo de la mercancía:

El valor  de mercado de un objeto producido se aleja de su valor de uso cuando este se convierte en mercancía, en un producto de mercado. Esto ocurre con cualquier producto dentro de la producción capitalista: su valor se crea cuando entra en el intercambio social, su valor ya no se calcula como coste de producción sino como valor de venta y valor dentro del intercambio. Toda esta explicación sobre el fetichismo de la mercancía lo ejemplificaremos con la comparación en el mercado de dos mercancías:

Un pantalón de chándal sin marca, y un pantalón de la última colección de Adidas.

La marca de Adidas se funda en 1936 en Alemania por los hermanos Dassle, centrada en un primer momento en calzado  para calle y deportivo más tarde amplió su colección de textil  y fue un gran éxito su campaña de financiación de deportistas jóvenes promesas que llegarían a lo más alto favoreciendo la extensión de la marca. Durante los últimos años se ha colocado en el mercado textil como referente, solo superada en ventas por su gran competidora Nike, actualmente tiene distintas líneas de diseño especializadas en diferentes sectores del mercado, futbol, baloncesto, de lujo, para skateboarding…

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