Fetichismo
janetestropajito25 de Septiembre de 2011
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El fetichismo ha conocido una suerte singular en los estudios psicoanalíticos.
A principios de siglo,en la primera edición de los "Tres Ensayos sobre la teoría de la sexualidad" (2), Freud atribuyó a esta práctica un lugar particular en el estudio de la neurosis y la perversión. Este lugar especifico fue subrayado de nuevo en la segunda edición, donde Freud iba más lejos al destacar que la distinción -el contraste que parecía surgir entre el fetichismo y la neurosis desaparecía cuando el fetichismo es sometido a un estudio más conciso. Por cierto, el fetichismo es asimilado a una perversión, y una perversión es ella misma -según la fórmula bien conocida- el negativo de una neurosis.
El mismo Freud recomienda el estudio del fetichismo a todos aquellos que anhelen comprender la angustia de castración y el complejo de Edipo. Para los discípulos de Freud como para sus detractores, la importancia dada al complejo de Edipo ha sido siempre la piedra de toque de su actitud al considerar el conjunto del psicoanálisis.
Ningún esfuerzo, luego, fue ahorrado para atraer la atención sobre la importancia del fetichismo. ¿Con qué resultado?. El periodo que va de 1910 hasta sus últimos años no estuvo marcado por la riqueza de los estudios sobre ese tema ; se puede contar solamente una media docena de contribuciones importantes.
Freud se dedica dos veces a este tema con once años de intervalo y, cada vez, de una manera muy particular. Al leer sus artículos se siente que Freud se preguntaba si la gente captaba verdaderamente aquello de lo que él hablaba.
Es útil en esta vía recordar que uno de los últimos trabajos de Freud concierne al fetichismo (2). Como él durante su vida contínuamente planteó nuevas direcciones para el psicoanálisis, no es exagerado ver -en este artículo- un presentimiento de la dirección en la cual el pensamiento psicoanalítico debió inevitablemente orientarse en el periodo de la post-guerra.
A saber, el estudio del yo (moi). Porque en los trabajos psicoanalíticos de los ultimos diez años -algunos pueden variar según su conformidad a las tradiciones, gustos, predilecciones, estilos y escuelas psicoanalíticas de cada país- la preocupación mayor es ciertamente el estudio del yo.
Durante el mismo período se han visto reaparecer trabajos sobre el fetichismo . Pues,como Freud lo recomendaba, el estudio del fetichismo es y sigue siendo el más esclarecedor para cualquiera que le interese centrarse en la dinámica edípica para comprender más precisamente que es el yo.
Para clarificar nuestras ideas tanto como para indicar la orientación principal de nuestro artículo, deberíamos primeramente recordar que el psicoanálisis, que nos permite ir más lejos en la psiquis de los niños que ninguna otra ciencia fue descubierto por Freud a partir de la observación de adultos,más precisamente,escuchándolos,o -más bien, escuchando sus discursos. En verdad, el psicoanálisis es una cura de la palabra.
Recordar estos verdades tan ampliamente aceptadas puede parecer primero abusivo, luego de reflexionar, no lo es. Es solamente el recuerdo de un punto de referencia metodológico esencial. Pues, a menos de negar la esencia misma del psicoanálisis, nosotros debemos utilizar el lenguaje para guiarnos en el estudio de las estructuras que uno llama pre-verbales.
En su artículo de 1927 (4), Freud nos introdujo al estudio del fetichismo indicando que él debe ser descifrado, y descifrado como un síntoma o un mensaje. El nos dijo también en que lenguaje debe ser traducido. Esta manera de presentar el problema no deja de tener significación. Desde el comienzo una aproximación tal, sitúa el problema de manera explícita en el ámbito de la búsqueda de sentido en el lenguaje, antes que una vaga analogía en el campo visual. (Asi por ejemplo, las formas huecas evocan la vagina, un abrigo de piel el vello pubiano,etc.). Desde glanz auf der nase" (5) al pene femenino,hasta "glance on the nose (5) el pasaje es incomprensible a menos de haber seguído la vía indicada por Freud. A la entrada de esta vía hay una inscripción donde se lee : ¿cuál es el sentido?.
El problema no es el de los afectos reprimidos, el afecto en sí mismo no nos dice nada. El problema concierne a la denegación de una idea. Con esta denegación nosotros estamos en el dominio de la significación, único campo donde la palabra clave 'desplazamiento' tiene una significación. Un dominio fundamental de la realidad del hombre: el dominio de lo imaginario.
Es aquí donde el pequeño Harry se sitúa en el momento en que su famoso visitador entra, cuando el corta las manos de los niños para que ellos no se rasquen la nariz, o cuando él da este apéndice a devorar a las orugas.
Es así que Freud considera este comportamiento cuando, tratando en los "Tres Ensayos" las 'transformaciones de la pubertad' (6), él nos dice que la elección de objeto se produce bajo la forma de las criaturas de la imaginación. El habla de un metabolismo de las imágenes cuando explica el retorno a características patológicas bajo la influencia de un amor desgraciado, por el retorno de la libido en la imagen de la persona amada en la infancia.
Tal es el sentido profundo de la observación acerca de la contribución psíquica a las perversiones. Más repugnante es la perversión más claramente es revelada en esta participación. "Poco importa el horror del resultado, un elemento de la actividad psíquica que corresponde a la idealización de la tendencia sexual siempre puede ser encontrado".
¿Dónde, luego, está la falla en esta vía? ¿Qué ocurre en el momento en que, al dejar de imaginar, hablar, dibujar, Harry sin saber por qué corta un mechón de cabello?. En el momento que, sin explicación, él sale corriendo, aullando, para no ver al amigo lisiado.
A primera vista nosotros diríamos que él ya no sabe más lo que hace. Nosotros estamos ahora en una dimensión donde el sentido parece perdido, la dimensión donde lo vamos a encontrar es, en apariencia, la perversión fetichista, el gusto por la nariz brillante. Y si no hubiera alguna elaboración a propósito de la nariz o del mechón de cabello cortado, esto sería tan imposible de analizar como una verdadera fijación perversa. En verdad, si una pantufla era, en sentido estricto, el desplazamiento del órgano femenino y ningún otro elemento está allí para elaborar los primeros datos, nosotros podemos considerarnos frente a una perversión primitiva totalmente más allá del alcance del análisis.
Se deduce que lo imaginario no representa en ningún sentido el conjunto de lo que puede ser analizado. La observación clínica de Harry nos puede ayudar a resolver la cuestión que nosotros mismos nos hemos planteado. Pues esta es la única vez en que el comportamiento de Harry revela lo que, en la clínica psiquiátrica, nosotros llamaríamos reticencia, oposición, mutismo. El no intentaba más expresarse con palabras; él aulla. Así ha renunciado dos veces a intentar hacerse comprender por los otros.
Y es allí que sobreviene la falla.
¿Cuál es el registro en el cual, durante un tiempo, este niño rehusa situarse?. Nosotros decimos -con E.Jones- el registro del símbolo, registro esencial de la realidad humana.
Si Harry ya no se hace más comprender por los otros, él deviene al mismo tiempo incomprensible para ellos. Esta observación puede parecer extremadamente banal, pero esto es así sólo si nosotros olvidamos que cuando decimos: "tú eres mi mujer"; decimos también : "yo soy tu marido", y así ya no somos más eso que eramos antes de decir esas palabras. La palabra es un tejido sutil, sí; pero, en ese caso, es una ofrenda. En ese don, el analista encuentra su 'razón de ser' y su eficacia.
Y si nosotros destacamos las primeras palabras del hombre, destacamos que por ejemplo, la contraseña tiene por función -como un signo de reconocimiento- salvar de la muerte a aquel que la dice.
La palabra es un presente del lenguaje y el lenguaje no es inmaterial. Es materia sutil pero,sin embargo materia. El puede fecundar a la mujer histérica, puede significar el flujo de la orina, o ser retenido como los excrementos. Las palabras pueden también ser el soporte de heridas simbólicas. Nosotros recordamos la Wespe (7) con la W de la castración, cuando el 'Hombre de los lobos' realiza el castigo simbólico que ha sido inflingido por Grouscha.
El lenguaje es así la actividad simbólica por excelencia; todas las teorías del lenguaje basadas en la confusión entre la palabra y su referente descuidan esta dimensión esencial. ¿No le recuerda Humpty Dumpty a Alicia que él es el amo de la palabra si no es aquel de su referente?.
Lo imaginario es descifrable sólo si se traduce en símbolos. El comportamiento de Harry en ese momento no lo es; él está más bien atraído por la imagen. Harry no imagina el símbolo, él da realidad a la imagen. Esta captura imaginaria (captura de y por la imagen) es el constituyente esencial de toda "realidad" imaginaria,en la medida en que nosotros la consideramos instintual. Por esto los mismos colores que cautivan al espinoso macho (8) y hembra los incitan a la danza nupcial.
En el análisis nosotros reconocemos haber tocado la resistencia cuando el paciente se sitúa en posición narcisística. Y eso que la experiencia pone a prueba (y encuentra) en el análisis, es precisamente que, en lugar de dar realidad al símbolo el paciente intenta constituir hic et nunc (9) en la experiencia del tratamiento ese punto de referencia imaginario que nosotros llamamos 'hacer entrar al analista en su juego'. Esto se puede ver en el
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