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Fundamentos Teoricos Sobre El Trabajo En Equipo

818512 de Noviembre de 2013

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Fundamentos teóricos

En este apartado se retoman algunas posturas de diferentes autores para referir al término de trabajo colaborativo y algunas implicaciones de esta estrategia didáctica, es de suma importancia manejar desde diferentes ángulos para enriquecer y sustentar la problemática, es así como Senge (2002) maneja algunas disciplinas para dimensionar el tratamiento del mismo, así como Bonals (2000) donde expresa las habilidades que se desarrollan bajo esa dinámica, algunas sugerencias didácticas para fomentar esa parte del trabajo, Ferreiro (2003).

Así como elementos del programa extraedad y del constructivismo de esta última se retomaron de Tama (1986) y de Torres (2005) entre otros pronunciamientos que lo fundamentan de manera clara y específica.

El trabajo colaborativo

Es una estrategia de organización grupal que compromete a los agentes que conforman una organización: aula, escuela, zona, sector, etc., a trabajar de forma conjunta para alcanzar metas comunes. Esta forma de trabajo busca que 28 los docentes ayuden a los alumnos a participar convirtiéndose en protagonistas de sus propios procesos de aprendizaje y en la toma de decisiones. Mediante esta dinámica de interacción de los participantes se aprovecha su diversidad, estilos para aprender, los distintos conocimientos, su cultura, habilidades previas. El aprendizaje colaborativo exige tener metas comunes, responsabilidades individuales e igualdad de oportunidades, las metas grupales son estímulos dentro del aprendizaje colaborativo que facilitan crear un espíritu de equipo y alientan a los estudiantes a ayudarse entre sí. La responsabilidad individual requiere que cada miembro del grupo en colaboración con otros, muestre sus capacidades en los conceptos y habilidades que se enseñan. La Igualdad de oportunidades para el logro del éxito significa que todos los estudiantes, más allá de sus habilidades previas, puedan ser reconocidos por su esfuerzo personal en el contexto del aprendizaje colaborativo se parte de organizar a los alumnos en pequeños grupos, el alumno aprende a comprometerse, negociar y motivar a sus compañeros alrededor de una tarea común. (Senge, 2002). En esta categoría se destaca particularmente lo referente a como se relacionan los alumnos con el objeto de conocimiento. Y en ello va implícito la cultura de la escuela, en la cual se comparte la postura en concebirla como “la forma en que hacemos las cosas y como nos relacionamos unos a otros” Fullan y Hargreaves (1992). Es decir las relaciones y las acciones emprendidas dan lugar a los productos del ser de las acciones establecidas. Whitaker (1989) emplea el término cultural para describir “las múltiples realidades sociales que las personas se construyen para si mismas” (pág. 86). Se refiere a la cultura organizativa como un Habitad social, que incluiría tanto lo informal, lo efímero y lo oculto como visible y oficial. Por lo tanto la cultura trata sobre la gente dentro de un contexto organizativo, estando caracterizada por la conducta (lo que la gente dice y hace), las relaciones (cómo trabajan unos con otros), las actividades y valores (cómo ciertos supuestos, creencias y prejuicios afectan a los trabajadores formales e informales de la organización).

En términos culturales un centro educativo es una organización que está formada por aulas, en las que los alumnos se reúnen con el propósito de aprender a través de la dirección de los profesores, Las relaciones entre estas partes proporcionan un estudio fructífero para comprender por qué las situaciones son como son y cómo se deberían encausar y dirigir las modificaciones.

Por tal motivo uno de los aspectos clave para la gestión satisfactoria del cambio, es una atención sensible a los aspectos culturales. Esto significa, esencialmente intentar entender por qué la gente se comporta como lo hace; hasta qué punto su comportamiento está determinado culturalmente, cómo su propio concepto de cultura puede ser formado y desarrollado deliberadamente, de manera que optimice los objetivos de la organización. La vida humana tienen sentido en la manera como se relacionan las familias, grupos sociales y organizaciones. A los que se apartan de la sociedad y viven aislados y separados de los demás se les considera excéntricos. Estar en relación con otros e integrarse en diferentes marcos sociales, parece proporcionar y proveer de oportunidades para satisfacer una amplia gama de necesidades.

La forma en que se comportan cuando se congregar en un grupo, entorno establecido o tema a estudiar, comprende los efectos que las estructuras organizativas tienen, es un prerrequisito esencial de una dirección y liderazgo 30 eficaz. También es importante manifestar una curiosidad práctica sobre las peculiaridades de los colegas con los que se trabaja, para tener algún marco de referencia sobre el cual basar las observaciones y consideraciones.

Whitaker (1989) en su estudio detallado sobre las relaciones interpersonales de los equipos de las escuelas primarias subraya cuatro rasgos identificables de la cultura escolar.

1. Creencias y valores.

2. Enfoques, actitudes, significados y normas.

3. Símbolos, rituales y ceremonias.

4. Comportamientos y preferentes, estilos y posturas.

Hay un interesante equilibrio entre el mundo interno de las personas (lo que creen y lo que piensan) y el mundo externo (de la conducta e interacciones). Ésta es una distinción crucial que a menudo no se tiene en cuenta cuando se está considerando un cambio o planificando una innovación. La idea de una escuela que aprende ha venido cobrando más fuerza en el curso de los últimos años, se ve claramente que las escuelas se pueden rehacer, revitalizar y renovarse en forma sostenida, no por decreto ni órdenes ni por reglamentos, sino tomando una orientación de aprendizaje. Esto significa hacer que todos los que pertenecen al sistema expresen sus aspiraciones, tomen conciencia y desarrollen juntos sus capacidades. En una escuela que aprende todos los actores inmersos a ella: personal docente, alumnos y padres de familia, reconocen su común interés en el futuro del sistema escolar y lo que pueden aprender los unos de los otros.

(Senge, 2002:436).En este aspecto se comparte la postura con el autor ya que se pueden dar procesos de cambios productivos si todos los participantes se sienten con sentido de pertenencia, pertinencia, comunicación y cooperación en la construcción y conducción de proyectos que refleje las identidades de los agentes y su relación con la estructura, es así como señala algunas disciplinas de aprendizaje que ofrecen genuina ayuda para hacer frente a los problemas y presiones que se encuentran hoy en la educación describiéndolas de las siguiente manera.

 Dominio personal:

Esta es la práctica de crear una imagen coherente de su visión personal el resultado que anhela obtener en la vida, junto con una evaluación objetiva de la actual realidad de su vida. Produce una especie de tensión interior que, si se cultiva, puede ampliar su capacidad de tomar mejores decisiones y alcanzar más de los resultados que se busca. (Senge, 2002: 438)

Es un espacio de autoanálisis, en la que se ponen en juego una serie de reflexiones que permiten identificar las metas y las formas de operar para alcanzarlas, sin este proceso de autoconocimiento, de reflexión, de análisis y conclusiones el proceso sería complejo por no sentirte inherente en la evolución del mismo. Se puede mencionar aquí que el agente que más aprende es el que es excelente en algo, ya que no hay seres perfectos, de allí la importancia en considerar las potencialidades de cada quien para que sean más competentes en su ámbito y pueda ofrecer a los demás situaciones que generen productividad por su eficacia operativa.32

 Visión compartida:

Esta disciplina compartida fija un común propósito, los que tienen un propósito común (maestros, alumnos y padres de familia) aprende a alimentar un sentido de compromiso en un grupo u organización desarrollando imágenes compartidas del futuro que buscan crear y guías que les ayuden a llegar a esa meta. Una escuela o comunidad que espere vivir aprendiendo necesita un proceso común de visión compartida, (Senge 2002: 440).

Es sin duda alguna, donde surge el compromiso que va dar cabida a la constancia de cada uno de los participantes donde los roles de cada uno estén fijados de acuerdo a sus funciones y status, es decir bajo formas de comportamiento y cumplimiento a relaciones y posturas en relación a cada tarea, identificar capacidades, propósitos y líneas de acción en la que cada uno de los participantes se enteren donde encajan de acuerdo a su forma de conducirse y de rendir más. De aquí la importancia en sensibilizar a cada integrante de la necesidad de sus aportaciones ante el equipo de compañeros, partiendo de la idea que es mejor dar que recibir.

 Modelos mentales.

Esta disciplina de reflexión e investigación se enfoca en desarrollar conciencia de actitud y percepciones, las de uno mismo y las de sus compañeros. Trabajar con modelos mentales también puede ayudar a definir más clara y honradamente la realidad corriente, puesto que en educación la mayoría de tales modelos suelen ser “indiscutibles” y están ocultos, (Senge, 2002:442). En esta disciplina se consideran aspectos de metacognición, en valorar desde una perspectiva horizontal las habilidades de uno mismo y de los participantes, en constituir mecanismos considerando las percepciones, las estimaciones, estableciendo generalizaciones y discriminando las vías que conduzcan a desarrollar el trabajo colaborativo, sobre todo de estar consciente

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