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Reyver7 de Julio de 2013

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REPÙBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÒN SUPERIOR

UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA

Teoría de la personalidad

De los rasgos

Autor:

Gabriela Bandez

20.265.743

Junio, 2013.

Teoría de la personalidad de los rasgos según Gordon Allport

Allport propone una distinción entre rasgos comunes y rasgos individuales. Los rasgos comunes son aquellos que se pueden aplicar a todo un grupo de personas que comparten un mismo contexto cultural, étnico o lingüístico. Por su parte, los rasgos individuales forman un conjunto de disposiciones persona­les que se basan en experiencias individuales e implican formas únicas de or­ganización del mundo por parte de una persona.

Los rasgos individuales pueden, a su vez, clasificarse en cardinales, centra­les y secundarios. Los rasgos cardinales son tan dominantes que casi todo el comportamiento de un individuo se encuentra bajo su influencia (por ejemplo, un sujeto dominado por la ambición o la avaricia, como el personaje de El ava­ro, de Moliere, o Shylock, de El mercader de Venecia, de William Shakespea­re). Se trata de rasgos muy destacados en un individuo y que lo diferencian ra­dicalmente de otros, aunque se afirma que no es muy común que las personas posean un rasgo de tal predominancia.

Los rasgos centrales constituyen las tendencias características de la indivi­dualidad y es bastante simple inferirlos a partir del comportamiento de un su­jeto. Son aquellos que dan forma a la manera que adopta una persona para confrontar con el mundo que lo rodea (por ejemplo, agresivo, entusiasta, so­litario). Para Allport, bastan cinco o diez rasgos centrales para conocer de ma­nera adecuada la personalidad de un individuo. En la película La cena de los idiotas, por ejemplo, el protagonista es invitado a la cena que se realiza todos los miércoles. Este personaje tiene algunos rasgos salientes que lo hacen in­confundible y lo muestran como peculiar frente a los ojos de los demás. Estos rasgos parecen afectar la forma en que se relaciona con los otros y su manera particular de afrontar las situaciones que la vida le plantea.

Los rasgos secundarios se manifiestan en menor medida y son menos im­portantes a la hora de definir las características de la personalidad de un indi­viduo. Suelen tener menor influencia en la organización vital del individuo. En general, se los relaciona con los gustos personales y las creencias de diferente índole, que no determinan perfiles característicos de la individualidad.

Gordon Allport considera que todas las funciones del ego o de la persona (el sentido de la identidad, el sentido del cuerpo, el sentido del amor propio, el pensamiento racional y la autoimagen) deben considerarse como funciones de la personalidad.

Para dar cuenta de la conducta de un individuo, Allport plantea que "el mo­do en que se comporta una persona es resultado de, por lo menos, cuatro con­diciones: a) las características persistentes de la personalidad; b) las defensas y los modos de disimulación usados por el individuo, el grado en que se mani­fiestan; c) el modo en que percibe la situación presente y la relación de esta si­tuación con él; d) qué requiere de él la tarea del momento y qué puede espe­rarse de él respecto de esta tarea. Las dos primeras condiciones son producto de la personalidad; las dos últimas, producto de la situación. Para comprender el comportamiento, es necesario conocer ambas series de determinantes".

La personalidad de un individuo no es innata, es decir, no existe desde su na­cimiento, sino que se desarrolla a lo largo de su vida. Allport define: "la per­sonalidad es la organización dinámica, interna al individuo, de aquellos siste­mas

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