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INFLUENCIA DE LA IGLESIA EN LA PERSONALIDAD


Enviado por   •  29 de Julio de 2013  •  1.980 Palabras (8 Páginas)  •  683 Visitas

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La iglesia suele ser denominada como la “casa de Dios” ya que, si bien éste es omnipresente, es en los templos donde la comunidad cristiana se reúne a orar y a participar de rituales como la misa. Abadía, basílica, catedral, capilla, convento, monasterio y parroquia son diferentes nociones vinculadas a los tipos de iglesia o templos.

La palabra iglesia también permite nombrar a la congregación de los fieles cristianos, al conjunto del clero y el pueblo de un territorio donde el cristianismo tiene adeptos, al gobierno eclesiástico general (la Iglesia católica) y a las comunidades cristianas que autodefinen como iglesia (la iglesia anglicana, la iglesia luterana, etc.).

Como comunidad en general, la iglesia es el conjunto de todos los cristianos que han recibido el sacramento del bautismo (y, por lo tanto, son reconocidos como hijos de Dios). Los miembros de la iglesia creen en Cristo como salvador y mesías.

Al nacer formamos parte de una familia que nos da el nombre y apellidos; en esa familia nacemos, crecemos y desarrollamos nuestras capacidades naturales. Del mismo modo estamos orgullosos de pertenecer a nuestra familia, en donde aprendemos muchas cosas, hemos de estarlo por pertenecer a la familia de la Iglesia. La Iglesia nos enseña también muchas cosas, que además son las más importantes, las únicas verdaderamente importantes.

Familia cristiana es: La que vive en la ternura.

La ternura es como el aire de la casa. Todos se sienten aceptados y queridos por encima de sus merecimientos. Se sienten necesitados unos de otros, sea del consejo, sea del servicio, sean del beso y la sonrisa. La ternura llena la mirada de comprensión y compasión. Es que la ternura es hija del amor.

Y también se hermana del humor, que es una manera de ver las cosas limpia, tolerante, cariñosamente. El humor es muy sano en las familias, para rebajar tensiones, para superar momentos difíciles, para llenar vacíos y para poner en todo el toque de alegría.

El que se siente amado es un hombre sano y capacitado para amar. Y lo hará no solo dentro del recinto familiar sino fuera. Tratará de ampliar las paredes de la casa, para que quepan todos. Está capacitado para irradiar en todos sus ambientes -trabajo, compañeros, marginados- los perfumes del amor y la ternura.

En ocasiones, en los círculos cristianos existe la tendencia a identificar a las personas con almas. Estamos demasiado preocupados por las almas y perdemos de vista con demasiada frecuencia a las personas. Dios no está únicamente interesado en almas, Él está interesado en la persona total, en sus emociones, su intelecto, su alma y su espíritu, en definitiva, en todo su ser.

Y se puede formular la siguiente pregunta: ¿Por qué el hombre es un ser religioso?

Porque el hombre viene de Dios y va hacia Dios y no vive su vida plenamente si no se vincula a Dios que es el sumo Bien y la suma Verdad.

El individuo está sometido, desde la concepción misma, a la influencia de la religión que cree y observa, su familia al nacer, ya lo están esperando los dogmas y los sacramentos, de otras exigencias de la creencia y la religión. El niño será inscrito en la Iglesia de sus padres. No tiene edad para preguntarle si está conforme con ello, pero sus padres lo deciden así. La Iglesia, "sabe" que lo está; que ya es parte de dicha iglesia ya que ellos piensan que la religión que sigue la familia, cualquiera que sea, es la verdadera.

Los cambios fundamentales que se hagan en la vida familiar, o la religiosa, podrían obligar a cambios en la personalidad. Da lo mismo que sean cambios positivos o negativos, según los criterios familiares o individuales. En toda evolución siempre se produce cambio.

Nuestra sociedad actual, aunque presenta una modesta práctica religiosa real, permanece fuertemente influida por una poderosa cosmovisión cristiana que, lo queramos o no, mediatiza nuestra forma de pensar y, desde los centros de influencia controlados por la Iglesia, pretende imponernos a creyentes y no creyentes una determinada forma de sentir y de vivir.

Por esta razón, dado que la Iglesia y sus dogmas son algo que nos afecta y concierne a todos sin excepción, resulta obligada y necesaria toda reflexión que amplíe nuestros conocimientos sobre una institución y unas creencias que han modelado los últimos dos mil años de historia humana.

Las actitudes religiosas se forman y se descartan de una forma muy parecida a como sucede con otras actitudes. Los cambios en las actitudes hacia la realidad ocurren en la adolescencia, pero no son particularmente radicales. La actitud de muchos jóvenes hacia la religión ha sido denominada "de no compromiso" o "evasiva", ya que muchos de ellos no muestran un compromiso. Muchos creen en un Dios personal, y consideran a la Biblia como un compendio valioso de fe religiosa, pero no aceptan su exactitud histórica.

En general, las necesidades características de los individuos con afiliación religiosa difieren de las que tienen las personas sin ninguna afiliación, y hay alguna evidencia de que las normas de ajuste también pueden variar. Los problemas del ajuste personal de los estudiantes sin afiliación religiosa se centran en la mala percepción de las metas y conflictos sobre los deseos de independencia y de evitar la responsabilidad por otras personas.

Valores que Enseña la Iglesia.

• Respeto a la Persona.

• Sobre la Tolerancia.

• Respetos Humanos.

• Meditación sobre Respetos Humanos.

La Educación en la Iglesia.

La misión de llevar la buena noticia de Jesucristo a todos los pueblos le exige a la Iglesia dedicar una atención especial al tema de la educación. La educación es un ministerio de servicio al hombre y al mundo. Proceso dinámico que dura toda la vida de la persona y de los pueblos. Recoge la memoria del pasado, enseña a vivir hoy y se proyecta hacia el futuro. Por esto, la presencia de la Iglesia en la educación es indispensable en la Nueva Evangelización.

Se asume este mandato y ratifica la orientación de la Iglesia: El objetivo de toda educación genuina es humanizar, personalizar y socializar al ser humano, orientándole eficazmente hacia su fin

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