Identidades Pensantes

Resumen IV Identidades pensantes.

1. Los costes de la individualización

Según Gauchet se pueden hablar de 3 eras de la personalidad. La primera es la era del ante individuo, constituido por la norma que regia la conducta de los hombres- el universo era cierto, solido y giraba en torno a valores. La identidad, tal como la entendemos ahora simplemente no existía. En segundo lugar, Gauchet habla de la personalidad moderna, la era de oro de la conciencia de la responsabilidad, un hombre internamente dirigido. El puritano es también un ser autoconsciente de su personalidad que se observa a si mismo sin cesar. Esta segunda época se caracteriza también por dar voz a la épica colectiva de la revolución.

En tercer lugar esta la era de la personalidad contemporánea que se desarrolla en un contexto de desdramatización de la vida social se pasa de la era del enfrentamiento a la era de la evitación que es una buena forma de llamar a la modernidad liquida. Será durante el proceso de destradicionalizacion y desinstitucionalización cuando emerja, con una fuerza creciente, la identidad. La sociología desde su fundación en el periodo clásico, construyó, durante decenios, la imagen de la sociedad como “un conjunto mayor que la suma de sus partes”, una empresa con sabiduría, razón y propósitos propios iba a durar más que el tiempo vital de cada uno de sus miembros individuales. La sociedad de la modernidad solida tenía un poder coactivo, pero a cambio ofrecía seguridad colectiva a la desgracia individual.

Bauman destaca que la gradual difuminaría del término sociedad y su sustitución por el de red deja atrás la idea de compromiso, que se reemplaza por la conexión, una nueva forma de vinculación social. La individualización demanda la construcción de una identidad que se presenta como una elección pero que, en realidad, es un destino, entendido como un horizonte insoslayable.

Se reemplaza la determinación heterónoma, la conducta orientada por los demás y por las reglas sociales, por una determinación que se cree autónoma pero que se transforma en compulsiva y obligatoria.

En segundo lugar, la idea de que nuestra identidad de palimpsesto, un yo con forma de tablilla donde se pueden escribir, borrar y escribir de nuevo; una idea de identidad temporal hecha de una serie de episodios, cada uno cerrado en si mismo, como si fuera una colección de fotos.

En tercer lugar, la interacción contemporánea sin un fin moral. La identidad es plural y abierta. La vida es una sucesión de nuevos comienzos en donde el valor de mantener compromisos es reemplazado por tener las opciones siempre abiertas.

La cuarta característica de identidad en la modernidad liquida es la flexibilidad. Esta es, primera, sinónimo de adaptabilidad, la cuestión es saber adaptarse a los demás, en segundo la flexibilidad es versatibilidad,

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