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Informe Pericial

alejandro94188 de Junio de 2013

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PROCRASTINACIÓN

101

Por Jero Sanchez <contacto@jeronimosanchez.com>

Versión Beta privada (sólo para revisión)

16 Enero 2012

TABLA DE CONTENIDOS

Procrastinación 101 Visita: http://elgachupas.com

2

I. CONOCIENDO AL ENEMIGO 3

¿Qué es la procrastinación? 4

¿Existe la procrastinación "buena"? 9

¿Se trata de un problema sencillo? 14

¿Procrastinar es algo grave? 17

¿Qué pinta la productividad en todo esto? 20

¿La procrastinación es una moda? 22

¿Qué otras cosas tengo que saber? 24

II. PREPARANDO EL ATAQUE 26

¿Por qué procrastino? 27

¿Qué tipo de procrastinador soy? 34

¿Hay alguien que nunca procrastine? 37

III. A LA CARGA MIS VALIENTES 39

Prioriza tu trabajo diariamente 39

Simplifica y reduce 47

Trabaja de manera incremental 52

Maneja las interrupciones rápidamente 61

Deja siempre algo para después 66

Conviértelo en un juego 69

I. CONOCIENDO AL ENEMIGO

4

“Todo el mundo desea saber, pero nadie quiere pagar el precio.”

Juvenal (60-128), poeta romano.

¿QUÉ ES LA PROCRASTINACIÓN?

La palabra procrastinación se ha puesto muy de moda en los últimos años,

especialmente entre los blogs que hablan de productividad personal, coaching

y emprendimiento. Aún así, sigue existiendo mucha confusión sobre lo que

realmente significa, hasta el punto de que se han creado conceptos como la

“procrastinación positiva”, que a mi juicio es una contradicción.

No voy a entrar a juzgar cuál es la definición correcta. De hecho, como

veremos enseguida, la definición académica tiene poco o nada que ver con

este problema, al menos según lo entendemos la mayoría de los que hablamos

de ella. Por eso, merece la pena dedicar unos párrafos a identificar de qué

estamos hablando exactamente. Es decir, cuál es verdaderamente el enemigo

que tenemos delante. Sólo así estaremos todos en la misma sintonía y podrás

entender y aprovechar el resto del libro.

Así que empecemos por el principio.

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Qué dicen los académicos

Desde niño mi padre siempre me alentó a buscar en el diccionario las

palabras que no conocía. Fue un hábito que me costó mucho trabajo adquirir,

como otros muchos hábitos a lo largo de mi vida adulta, pero finalmente se me

enquistó. Y si no, que se lo pregunten a muchos de mis compañeros de

trabajo y amigos, a los que ya tengo aburridos con mis correcciones y mis

constantes remisiones a la 22a. Edición del Diccionario de la Real Academia

Española.

Así que lo primero se me ocurre al oír tamaña palabreja es tirar de

internet, ir la http://rae.es, escribir “procrastinación” y leer lo que se dice al

respecto:

procrastinación.

(Del lat. procrastinatĭo, -ōnis).

1. f. Acción y efecto de procrastinar.

Mmm, vaya. Creo que no aclara mucho. Bueno, al menos ya sabemos que

no es un anglicismo como mucha gente piensa. Es tentador pensar que a

alguien se le ocurrió traducir “procrastination” literalmente, y por eso ahora

hablamos tan alegremente de procrastinación. Indudablemente, esta teoría

tiene su encanto, y quizá gracias a ese supuesto origen anglosajón la palabra

se ha puesto tan de moda —triste, pero efectivo—. Sin embargo, la cruda

realidad es que es una palabra legítima, y viene de donde vienen muchas otras

palabras de nuestra lengua: del latín. ¡Primera sorpresa!

A vistas del resultado, no nos queda más remedio que volver a hacer otra

búsqueda, esta vez del verbo:

procrastinar.

(Del lat. procrastinare).

1. tr. Diferir, aplazar.

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Y ahí está… No la Puerta de Alcalá, sino el hecho de que es un verbo

transitivo que significa diferir o aplazar.

La verdad, no parece gran cosa. Resulta que algún sesudo académico de la

RAE decidió mantener el término en el diccionario, a pesar de que existen

otros sinónimos más mundanos, como los mencionados diferir y aplazar, o el

mismo posponer. De hecho, la definición formal que más se acerca al sentido

que se le da al término en este libro —y al que probablemente le dan todos los

autores que has leído o escuchado hablar al respecto—, es precisamente la de

la segunda acepción de esta última palabra:

posponer.

(Del lat. postponĕre; de post, después de, y ponĕre, poner).

2. tr. Dejar de hacer algo momentáneamente, con idea de realizarlo más adelante. U.

t. c. prnl.

Además de ser también una palabra de origen latino —lo digo por si

alguien utiliza procrastinar pensando que es más elegante y culta—, su

significado es más preciso. Procrastinar, al menos de la forma en que se utiliza

habitualmente el término, no sólo significa aplazar algo, sino aplazarlo con la

secreta intención de realizarlo más adelante —aunque a veces ese momento

nunca llega, o llega tarde y mal; pero ese es otro asunto—.

Qué dicen los expertos

Hasta aquí lo que podemos obtener de la máxima autoridad en cuestiones

del uso del español. Pero, ¿qué dirá la que se ha convertido ya en la Biblia del

internauta moderno? Sí, sí, me refiero a la Wikipedia. Veamos:

“La procrastinación (del latín: pro, adelante, y crastinus, referente al futuro) o

posposición, es la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben

atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes y agradables.”1

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Es decir, que procrastinar no sólo es aplazar algo con la intención de

realizarlo más adelante, sino que ese algo debe ser una actividad o situación

que sabemos que debemos atender, pero que por algún motivo decidimos

postergar en favor de otras cosas más fáciles, agradables o definitivamente

irrelevantes.

Y no sólo lo dice la Wikipedia, también la horda de psicólogos y expertos

que se han estado dando a la labor de estudiar y desmenuzar este problema.

De qué trata este libro

Y este libro trata de algo que es casi lo que dice la Wikipedia. ¿Por qué

casi? Al igual que los expertos en productividad personal, coaching y

emprendimiento, los psicólogos también han estado estudiando este

problema. Como es lógico, ellos han profundizado en el componente médico

más que en el conductual del asunto.

Algunos casos de procrastinación, aunque nos empeñemos, no pueden ser

tratados con trucos ni métodos prácticos de productividad. Simplemente no

es posible. Es como si tratáramos de curar la depresión simplemente

diciéndole a quien la padece “sonríe”, o “vete a dar un paseo y disfruta de los

pajaritos”. Las cosas no funcionan así. Cuando existe un trastorno

psicológico, se necesita la atención de un doctor.

Este libro trata de la procrastinación como mal hábito, no como trastorno

médico. Ello quiere decir que debería bastar con el deseo genuino de querer

cambiar, y el conocimiento de las técnicas adecuadas, para dejar de

procrastinar sin demasiado trabajo.

Por eso, si a pesar de hacer un esfuerzo honesto, consciente y constante —

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estos tres factores son importantes—, resulta que no eres capaz de dejar de

procrastinar, es posible que tu problema sea de otra índole. Algunas personas

posponen sistemáticamente, no porque sean procrastinadores —en el sentido

descrito aquí—, sino porque tienen problemas más serios, como por ejemplo

ansiedad severa, baja autoestima, depresión o el famoso déficit de atención,

que les impide físicamente centrarse en lo que tienen que hacer. Este tipo de

trastornos requieren de tratamiento médico, y no es el objetivo de este libro.

Así que ya lo sabes. O como decía mi padre, “el que avisa no es traidor, es

avisador”.

9

“No olvidemos jamás que lo bueno no se alcanza nunca

sino por medio de lo mejor.”

Víctor Hugo (1802-1885), escritor francés.

¿EXISTE LA PROCRASTINACIÓN “BUENA”?

Créeme, he leído muchísimas cosas al respecto, pero a mi esta cuestión

siempre me recuerda la socorrida frase de “te tengo envidia… pero de la

buena, ¡eh!”. Yo no conozco esa envidia buena de la que hablan. La envidia

es envidia, y siempre ha sido, es y será, un trastorno que afecta negativamente

a nuestra psique, nos pongamos como nos pongamos. Y en líneas generales, lo

mismo opino de la procrastinación.

Muchos procrastinadores —que por cierto no suelen reconocer que lo son

—, tratan de justificar su actitud diciendo que tienen un ritmo diferente de

hacer las cosas. Su estado emocional los condiciona, y tratan de darle la vuelta

la tortilla para verse bien. En su defensa diré que muchas veces no es culpa

suya, sino de algunos autores

...

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