Informe sobre la sexualidad

        INFORME SOBRE SEXUALIDAD[pic 1]

"Las Dificultades Sexuales en el Hombre"

Primera Parte

Escribe: Licenciado Mario Cingolani (Psicoanalista)

Introducción

Sabemos que la sexualidad humana no está determinada por un instinto, como sí ocurre en el reino animal.

Esto hace que no se dé una conducta sexual exitosa en todos los casos. La sexualidad es algo que se estructura desde las vivencias infantiles, lo que hace que en cada sujeto ésta sea única y original. Por esto es proclive a sufrir dificultades y alteraciones. Estas dificultades expresan una historia, en la cual la sexualidad se inscribió de una manera conflictiva. Esta historia, que es siempre una historia presente, es lo que los psicoanalistas llamamos Complejo de Edipo.

La impotencia Sexual

La impotencia sexual es la imposibilidad de dar curso a una excitación que permita la erección del pene, pudiendo esta erección faltar en absoluto o no ser lo suficientemente buena como para permitir la penetración. Esto se produce a pesar de existir en la persona una intensa inclinación psíquica para realizar el acto sexual

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La imposibilidad de dar curso a una excitación que permita la erección del pene

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------   En ocasiones esta falla se produce con cierto tipo de mujeres y no sucede con otras, con quienes todo puede transcurrir normalmente. Puede descubrirse así que la potencia viril depende de alguna cualidad del objeto sexual y en el mejor de los casos advertirse que en el interior de uno mismo hay un obstáculo que funciona como voluntad contraria a los propósitos existentes. Pero no es posible para la persona descubrir de qué depende y de qué características femeninas se trata. En esta perplejidad producida por la impotencia, acaba por atribuir el primer fracaso a una impresión casual y deduce erróneamente, que su repetición se debe a la acción inhibitoria del recuerdo del primer fallo.

Se trata en todos los casos de la acción inhibitoria de complejos psíquicos que son inconscientes, es decir que se sustraen al conocimiento consciente de la persona. La impotencia sexual es en casi todos los casos de origen psicológico. Se trata de recuerdos olvidados que están activos y expresan sus efectos en estas conductas sexuales fallidas. Son episodios de aquella historia que mencionamos, de aquella historia presente que muestra por sus efectos lo que la conciencia no puede abarcar.

El individuo que padece problemas de impotencia suele ser reacio a aceptar que ésta se deba a una alteración psíquica y esto hace que suela consultar primero a un médico, pero es una experiencia inobjetable que en  hombres jóvenes en casi todos los casos, el médico no encuentra una causa orgánica que explique esta afección. Muchas personas llegan al análisis psicológico (psicoanálisis) después de haber probado numerosos tratamientos orgánicos que resultaron infructuosos. Un elemento que es concluyente para demostrar estas afirmaciones es que en los casos de impotencia sexual absoluta, en los casos donde hay ausencia total de erección con una mujer, esta erección se produce sin problemas cuando el individuo se masturba o bien se presenta durante la noche o la mañana producto de un sueño. Así queda demostrado que la acción orgánica de la erección no está alterada en su función.

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La erección no se produce con una mujer, pero si cuando el individuo  se masturba o durante la noche producto de un sueño

Esta erección que se produce durante el dormir, se debe en muchos casos a sueños eróticos, a fantasías oníricas que son idénticas a muchas situaciones que no generan excitación en la vida despierta. Durante el dormir se atenúan censuras y prejuicios, permitiéndose lo que en la vigilia está impedido. La conciencia moral duerme parcialmente durante la noche.

La mayoría de estos sueños no son recordados al despertar, muchos son olvidados al instante y el sujeto sólo descubre los efectos de éstos, su erección.

El olvido de los sueños es un excelente ejemplo de la existencia del inconsciente, de la censura psíquica y de esa voluntad contraria que busca el olvido, en lugar de dar espacio al recuerdo. Le propongo al lector que aquí se detenga a buscar en su propia experiencia. Verá que en numerosas ocasiones se despierta recordando un sueño, que incluso puede tratar de no olvidar; ante esto observará impotente cómo con el transcurrir de las horas, este sueño paulatinamente se va oscureciendo y el olvido gana sobre el deseo de recordar, hasta que finalmente no recuerde nada o casi nada de lo soñado. Aunque sí podrá evocar hechos insignificantes de su mañana, como ser qué desayunó, o qué noticias escuchó en la radio, etc., todas situaciones que recordará espontáneamente y por las que no realizó ningún esfuerzo especial, pero sí olvidó lo que quería recordar.

Volviendo a la cuestión de la impotencia eréctil sólo podemos suponer una afección orgánica cuando la persona no recuerda, ni tiene registro de su erección (no tiene relaciones sexuales, ni se masturba, etc...) En estos casos se suele hacer un estudio de las erecciones durante el dormir, pues en un individuo normal se producen varias veces durante una misma noche. Así se estudia la cantidad y la calidad de las erecciones para deslindar el campo orgánico del psicológico.

Resumiendo, tenemos hasta aquí la impotencia absoluta en la cual la relación sexual es imposible o la impotencia parcial, donde sólo en ocasiones se presenta esta dificultad o se consiguen erecciones incompletas que igualmente permiten la penetración. Una variedad de ésta última impotencia, es aquella en la cual el hombre es potente con algunas mujeres e impotente con otras.

La pregunta es ¿por qué un hombre puede ser viril con algunas mujeres y con otras no? Se trata en estos casos, de una escisión de las dos corrientes que existen en la vida anímica, la corriente espiritual o tierna y la corriente sensual o sexual. De este modo, se es total o parcialmente impotente con la mujer espiritualmente valorada y se es absolutamente potente frente a mujeres a las que no se valora demasiado o que incluso están desvalorizadas, o hasta activamente degradadas.

La corriente tierna, suele ser, en estos casos, ineficaz en lo erótico. Donde se ama tiernamente no se desea y donde se desea no se ama. Retomaré estos conceptos en otra ocasión, pues ahora quiero abocarme a describir las otras manifestaciones de las dificultades sexuales en el hombre.

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