Inteligencia Emocional
jony108 de Octubre de 2012
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INTELIGENCIA EMOCIONAL.
PARTE I –II: EL CEREBRO EMOCIONAL Y LA NATURALEZA DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL.
El hombre a lo largo de su evolución ha tratado de darle explicación a cada una de sus emociones o aquellos sentimientos que se apoderan de él en determinada situación. Este hecho ha llevado a los científicos a tratar de dale respuestas biológicas y genéticas a los sentimientos, es decir, que todo lo que sentimos y pensamos ha sido adquirido por evolución.
Entonces las emociones son las que nos permiten afrontar situaciones demasiado difíciles como para ser resueltas exclusivamente con el intelecto. A veces las emociones son tan fuertes que incluso superan la razón, son impulsos que salen del diseño biológico de los circuitos nerviosos. Cada emoción lleva consigo respuestas fisiológicas que en su mayoría son originadas por secreciones hormonales.
El ser humano cuenta con 2 mentes los cuales le permiten adaptarse a determinada situación, “la mente emocional” y “la mente racional”.
La región más primitiva del cerebro, se halla en la parte superior de la médula espinal. Este cerebro rudimentario regula las funciones vitales básicas, como la respiración, el metabolismo de los otros órganos corporales y las reacciones y movimientos automáticos. Mal podríamos decir que este cerebro primitivo piense o aprenda porque se trata simplemente de un conjunto de reguladores programados para mantener el funcionamiento del cuerpo y asegurar la supervivencia del individuo. De este cerebro primitivo, emergieron los centros emocionales que, millones de años más tarde, dieron lugar al cerebro pensante (neocórtex) ese gran bulbo de tejidos replegados sobre sí que configuran el estrato superior del sistema nervioso. El hecho de que el cerebro emocional sea muy anterior al racional y que éste sea una derivación de aquél, revela con claridad las auténticas relaciones existentes entre el pensamiento y el sentimiento.
Cuando la persona pierde en control de la situación con una intensidad que retrospectivamente considerada, le pareció completamente desproporcionada. Es muy probable que aquél también fuera un secuestro, un golpe de estado neural que, se origina en la amígdala. La amígdala está especializada en las cuestiones emocionales y en la actualidad se considera como una estructura límbica muy ligada a los procesos del aprendizaje y la memoria.
El secuestro emocional parece implicar dos dinámicas distintas: la activación de la amígdala y el fracaso en activar los procesos neocorticales que suelen mantener equilibradas nuestras respuestas emocionales.
Nuestra mente racional está ubicada en la neocorteza y es la que se encarga de analizar la situación del problema, el cual muy probablemente sea resuelto ya que en esta zona se encuentra la memoria de trabajo, es decir aquellas situaciones en las que la persona fue capaz de encontrar o identificar la emoción correcta y que al ser recordada sirve para resolver la situación actual.
Todo esto nos lleva a poder adquirir una “inteligencia emocional”, la cual es la habilidad o la capacidad que tiene el ser humano de motivarse, persistir frente a las decepciones, control de sus impulso, regular su humor mostrar empatía, etc. Todo esto se adquiere mediante la socialización, amistades, relaciones de parejas, la familia, esto influirá en el éxito de estas personas y en la comprensión de los aspectos emocionales de las personas de tu alrededor creándote situaciones humanas satisfactorias.
Pero para ello debes conocer tus emociones y saber identificarlas para así sentirlas y dejar que estas ocurran sin que se apoderen de la persona, que esta sea capaz de controlar y de cambiar sus estados de ánimo una vez que estén identificados, esto crea personas sanas, autónomas y sobre todo emocionalmente sanas.
No debemos permitir que aquellas situaciones que
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