Internet Y Pornografía

Introducción

Cuando nos referimos a la sexualidad, abordamos varias dimensiones que toman en cuenta los aspectos biológicos, psicológicos y sociales que se integran en el ser sexual. Las formas en que se puede manifestar incluye, entre otras, lo que hoy en día puede ser llamado “expresiones gráficas”. Dentro de estas se encuentra la pornografía.

Este término deriva del griego “porne” que significa prostituta y “grafía” descripción, por lo que quiere decir “descripción de una prostituta”, y por extensión, de las actividades propias de su trabajo. Si bien se puede hacer mención de que la pornografía existe desde la prehistoria, con los dibujos o estatuillas con caracteres sexuales exagerados, modernamente se entiende por pornografía “todos aquellos materiales, imágenes o reproducciones que representan actos sexuales, con el fin de provocar una excitación sexual del receptor”.

Como hoy la conocemos, la pornografía surge con la aparición de la fotografía, y conforme se han ido dando avances a nivel industrial y tecnológico, la distribución de la misma se ha expandido a través de las revistas, videos, televisión, discos de video digital y en la actualidad se emplea además el Internet. Con el crecimiento de la red y las facilidades para “conectarse”, este medio permite que una gran cantidad de personas consuman el sexo explícito, desde el anonimato y la privacidad, de manera gratuita o con la disposición de las tarjetas de crédito.

Si bien la construcción de la sexualidad esta influenciada por los medios de comunicación y siendo Internet una ventana sin precedentes para el acceso a la pornografía, ¿Cómo puede modificar la misma los patrones de comportamiento y vinculación social?

Pornografía e Internet

La pornografía a través de Internet ha sido distinta de otras formas de pornografía, debido a lo que señala Cooper, 1998, citado por Manning, que es una “industria Triple-A, ya que permite acceso, asequibilidad y anonimato”. Agrega que este efecto en particular, esta aceptado “como una razón primaria por la que personas que anteriormente no habían sido absorbidos por este materia llegaran a cristalizar problemas de consumo”.

Internet es la innovación tecnológica que más ha facilitado el acceso a la pornografía, con traducción en la transferencia de sumas de dinero sin precedentes. Como lo señala Kalman (2008), en el artículo “Clinical Encounters with Internet”, “la movilización de dinero debido a la pornografía en la red fue de 13.3 billones de dólares, ese año”, y según la encuesta realizada “el 60 % de los hombres y el 17 % de las mujeres en Estados Unidos entre 21 y 49 años han tenido acceso a material sexual explícito”. Esta red no conoce límites ni fronteras, de manera que de cualquier parte del mundo se puede accesar.

El mismo autor señala que, a pesar de los cuestionamientos con respecto a la validez y metodología de algunos estudios, hay conclusiones referentes a la exposición a la pornografía tales como: “pueden generar un incremento en la insensibilidad, una distorsión en cuanto a la realidad sexual, un mayor apetito por la misma (adicción), y disminución de la satisfacción sexual con la pareja”.

Es necesario poder considerar la base del individuo y la predisposición a desarrollar algún tipo de patología, ya que la misma persona ante estresores, pero con diferentes circunstancias, de igual manera habría abierto un trastorno.

Manning (2006), considera que si bien el consumo de pornografía puede darse en una persona en solitario, esto puede traer repercusiones a nivel del sistema familiar y en especial a la psicodinamia de la pareja. Refiere que en ocasiones hay un mutuo acuerdo, puede enriquecer el encuentro sexual y la fantasía; no obstante, el material de consumo por lo general difiere del que lo hace en aislamiento y no envuelve a niños, adolescentes, violencia gráfica con uso de

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