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Intervención De Los Medios De Comunicación En El Tema Del Machismo, Feminismo Y Hembrismo Y De Que Manera Pueden Utilizarse Como Herramienta En La Orientación


Enviado por   •  21 de Marzo de 2014  •  1.104 Palabras (5 Páginas)  •  711 Visitas

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ENSAYO LA INTERVENCIÓN DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN EN EL TEMA DEL MACHISMO, FEMINISMO Y HEMBRISMO Y DE QUE MANERA PUEDEN UTILIZARSE COMO HERRAMIENTA EN LA ORIENTACIÓN

A través del género se puede comprender en qué consiste el proceso social y cultural que da sentido y significado a las diferencias sexuales entre mujeres y hombres. Así mismo, muchos de los atributos que se ven del hombre o mujer como “naturales”, en realidad son características construidas socialmente sin relación con el sexo biológico de las personas. Esto significa que la diferencia entre los sexos se va creando en el trato diferencial que reciben las personas según su sexo. Lamas (1997) ejemplifica lo anterior citando la investigación del doctor Walter Mischel, de la universidad de Standford, California. Mischel convenció al personal del cunero de un hospital cercano a la universidad, de realizar un experimento de psicología social. Se trataba de que grupos de estudiantes, profesionales, y el resto del personal la universidad, pasaran un rato mirando a los bebés recién nacidos y apuntaran sus observaciones. Durante más de seis meses todo tipo de personas, de distintas formaciones, niveles socioeconómicos y pertenencias culturales estuvieron observando a los bebés del cunero. Las enfermeras tenían la consigna de ponerles cobijitas rosas a los varones y azules a las niñas cuando llegara un grupo. Los resultados fueron los esperados. Las y los observadores se dejaron influir por el color de las cobijas y escribieron en sus reportes: “es una niña muy dulce”, cuando era niño; “es un muchachito muy dinámico”, cuando era niña. El género de los bebés fue lo que condicionó la respuesta de las personas.

A partir de esta distinción entre género (construcción social) y el sexo (biológico) se comienza a generalizar el uso del concepto “género”, para explicar tanto nuevos aspectos de la desigualdad social como muchas situaciones de discriminación, basadas en las creencias sociales respecto al “deber ser” de mujeres y hombres. Y es de esta manera como los medios de comunicación que no son nada neutrales y continuamente bombardean a las personas con mucha más que mera información o entretenimiento, estereotipan y manejan los roles de la feminidad y masculinidad. Estos ejes cumplen la función social de normar el comportamiento de las personas y el de las instituciones con base a las relaciones de género. Para las mujeres, los estereotipos sobrevaloran las tareas reproductivas y la maternidad como actividades definitorias del “ser mujer”. Ligadas a estos atributos, se aprecian otras cualidades como el altruismo, la intuición y la abnegación por el cuidado de las y los integrantes de la familia, que se consideran parte del sentido íntimo de la maternidad, justificando el abuso de poder y la falta de oportunidades de las mujeres dada la sobrecarga de trabajo doméstico.

De igual forma, para los hombres prevalecen mandatos sociales que giran en torno al trabajo, su rol como político y agentes de la vida pública y sus funciones de proveeduría económica en el hogar. Desde esta mirada los hombres se han beneficiado de su situación privilegiada en la mayoría de las sociedades, pero los papeles de género tradicionales que desempeñan también tienen su precio, al socializar a los hombres en la represión de sus emociones y la solución violenta de conflictos, exponiéndolos a situaciones de mayor riesgo. Y es, a través de los medios de comunicación donde el mayor impacto en las personas es el emocional, ya que si estos pueden conseguir que las emociones surjan, se logra también que estas olviden la lógica, actuando sin pensar mucho y sin analizar las cosas. De esta manera, si los medios manipulan los sentimientos lograrán que se adopten ciertas actitudes y sensaciones tales como miedo al hombre, antipatía a la mujer, rechazo, que todos corran diligentes sin saber muy bien hacia qué lugar geográfico o destino señalado. Vivir de prisa en una lucha constante contra el tiempo, tiempo que siempre falta en el que los medios acaban por eclipsar los fines que se tratan de alcanzar. Sin duda es una metáfora de la vida que se vive, pero también trasluce la incomunicación vigente, la incapacidad de relacionarse y establecer vínculos cordiales en medio de una creciente tecnóloga que avasalla a cada momento, pero no congrega a una profunda y solidaria comunicación, entre otros. Así mismo, la imagen se reduce a ser un hombre o mujer que no lee, y, por tanto, la mayoría de las veces, es un ser reblandecido o reblandecida por la televisión, por este motivo han perdido la capacidad de elegir, de pensar por ellos mismos y se dedican a imitar lo que la televisión y algunos otros medios les transmiten.

Desde la perspectiva de la orientación, se debe dar una mirada analítica que indague cómo las sociedades a través de los medios de comunicación construyen sus reglas, valores, prácticas, procesos y subjetividad, dándole un nuevo sentido a lo que son las mujeres y los hombres, y las relaciones que se producen entre ambos. Dado este sentido relacional, la perspectiva de orientación no alude exclusivamente a asuntos de mujeres, sino a los procesos sociales y culturales que convierten la diferencia sexual en la base de la desigualdad de género y sin invisibilizar la participación masculina en dichos procesos, ya sea como agentes reproductores de la desigualdad, o por el contrario como agentes del cambio y promotores de la equidad de género.

Por otro lado, la orientación puede utilizar como herramienta a los medios de comunicación y la desigualdad de género, desnaturalizando las explicaciones sobre las diferencias entre mujeres y hombres basadas en la idealización de los aspectos biológicos y la negación de la influencia social, así mismo, comprendiendo los procesos a través de los cuales las diferencias biológicas entre los sexos se convierten en desigualdades sociales, que limitan el acceso equitativo de mujeres y hombres a los recursos económicos, políticos y culturales, de igual manera, identificando las vías y alternativas para modificar la desigualdad y promover la equidad entre ambos. Y visibilizar la experiencia de los hombres en su condición de género, contribuyendo a una mirada más integral e histórica de sus necesidades, intereses y contribuciones al cambio, considerándolos en su diversidad y especificidad histórica.

En resumen, la orientación puede utilizar como herramienta los medios de comunicación para reconocer que las relaciones de género no se dan de forma aislada, sino en interrelación con otras variables, de diferenciación, como la clase social, la edad, la condición étnica y etárea, la preferencia sexual y el credo religioso, entre otras. Por tanto, sería incorrecto hacer generalizaciones que obvien las especificidades del contexto en que se producen y significan las relaciones de género.

MsC. Ricardo Alvarado Redondo

C.I.- 8.985.701

CSMOS 1301

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