Introducción del tema "Conductas agresivas"

INTRODUCCIÓN

La conducta agresiva es un tema ampliamente estudiado en la psicología y la sociología debido a su relevancia en la interacción humana y sus implicaciones en la sociedad. Según Anderson y Bushman (2002), se define la agresión como cualquier forma de comportamiento destinado a causar daño o malestar a otra persona de manera intencional. La agresión puede manifestarse de diferentes maneras, incluyendo la agresión física, verbal y relacional.

La investigación sobre la conducta agresiva ha revelado que esta puede tener diversas causas y factores de influencia. Bandura (1973) propuso la teoría del aprendizaje social, que sugiere que la agresión se aprende a través de la observación y la imitación de modelos agresivos en el entorno. De manera similar, Huesmann (1988) enfatizó la importancia de la influencia de los medios de comunicación en la adquisición de comportamientos agresivos, argumentando que la exposición constante a la violencia en los medios puede desensibilizar a las personas y aumentar su propensión a la agresión.

Un enfoque importante en el estudio de la conducta agresiva es el papel de los factores biológicos y genéticos. La investigación de Raine (2002) ha sugerido que ciertas anormalidades en el funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso pueden estar asociadas con un mayor riesgo de comportamiento agresivo. Además, se ha observado que ciertos genes pueden influir en la predisposición a la agresión, aunque su interacción con factores ambientales es fundamental para determinar la expresión del comportamiento agresivo.

Otra teoría relevante es la teoría de la frustración-agresión, que sugiere que la agresión es el resultado de la frustración experimentada cuando los individuos se ven obstaculizados en la consecución de sus metas. Según esta teoría, la agresión es una respuesta natural a la frustración y puede desencadenarse cuando las personas perciben que sus necesidades o deseos están siendo bloqueados.

Es importante destacar que la agresión no es un comportamiento exclusivo de los individuos, sino que también puede manifestarse a nivel grupal y societal. La agresión colectiva, como las guerras o los conflictos intergrupales, ha sido objeto de estudio en el campo de la sociología. Por ejemplo, Tajfel y Turner (1979) desarrollaron la teoría del conflicto intergrupal, que sugiere que la competencia por recursos escasos y la identificación con un grupo pueden contribuir a la agresión entre diferentes grupos sociales.

Otro de los modelos propuesto para explicar la agresión es la Teoría de la Frustración Agresión, entre otras. Estos autores plantearon que la agresión es un tipo de comportamiento que surge cuando la obtención de una meta es bloqueada, es decir, esta teoría podría entenderse como la conducta agresiva es la respuesta ante la frustración causada por la incapacidad de satisfacer una necesidad. Aunque no en todos los casos en los que se produce frustración hay agresión, ya que los sujetos desarrollan formas alternativas para reaccionar a la frustración de forma adecuada y evitar la agresión, como por ejemplo escapar de la situación frustrante o proponer metas alternativas. En una posterior revisión de la teoría, los autores matizaron que la frustración solo conduce a la agresión cuando esta va a asociada a características concretas como son la arbitrariedad e injusticia, el grado de satisfacción anticipada que se produce sobre una conducta que no llega a finalizar o que se frustra y la atribución de intencionalidad sobre la fuente responsable de la frustración.

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