LA PERSONALIDAD

La personalidad es un constructo psicológico, quiere decir que es una palabra inventada por los psicólogos para poder comprender la realidad, pero se refiere a un conjunto de características psíquicas de una persona, y a la organización interior que determina que los individuos actúen de manera diferente ante una determinada circunstancia.

La personalidad puede definirse también como el patrón de actitudes, pensamientos, sentimientos y repertorio conductual que caracteriza a una persona, y que tiene una cierta persistencia y estabilidad a lo largo de su vida, de tal modo que las manifestaciones de ese patrón en las diferentes situaciones, posee algún grado de predictibilidad.

Según Gordon Allport, estadounidense quien tenía un doctorado en psicología, entre otras muchos otros grados académicos, y quien fue uno de los primeros psicólogos dedicados al estudio de la personalidad.

Definió la personalidad, como: "la organización dinámica de los sistemas psicofísicos que determina una forma de pensar y de actuar, única en cada sujeto, en su proceso de adaptación al medio".

Analizando esta definición de Allport, cuando dice “la organización dinámica”, se refiere a organización, como al orden en que se halla estructurada las partes de la personalidad de cada sujeto, y a dinámico, a que cada persona se encuentra en un constante intercambio con el medio, que sólo se interrumpe con la muerte.

Cuando menciona “sistemas psicofísicos”, el prefijo “psico”, hacen referencia a las actividades que provienen del principio inmaterial, que tiene que ver con la forma de pensar, y al sufijo “físico” que se refiere a las actividades que provienen del principio material, o forma de actuar.

Y por último cuando dice “única en cada sujeto” se refiere a lo mencionado en la unidad uno, referente a las más de 100.000.000.000.000 de sinapsis que el cerebro organiza, y que es un proceso complejo y único en cada individuo.

El constructo “Personalidad”, como vimos anteriormente, es única en cada persona, sin embargo, la personalidad está compuesta por muchísimos “rasgos”, utilicemos como analogía los cubos de legos, los rasgos de personalidad serian como la piezas del lego, digamos que a cada quien nos dieran 1,000 piezas diferentes, pero que NO nos dieran un manual o guía para unirlas, cada persona lo haríamos de forma muy diferente, y la figura resultante seria única, posiblemente algunas se parecerían, pero ninguna seria exactamente igual, así es como pasa con la personalidad, esas piezas serian los rasgos de personalidad,  que son iguales para todos, pero que utilizamos de manera diferente.

Allport clasifica tres clasificaciones generales de esos rasgos de personalidad, que en conjunto definen nuestra personalidad.

Rasgos cardinales: Estos son los rasgos que predominan en toda la vida de un individuo, a menudo hasta el punto de que la persona se da a conocer específicamente en base a estos rasgos. Las personas tan a menudo se vuelven tan conocidas por estos rasgos como por sus nombres, y son a menudo sinónimo de estas cualidades. Estos son los rasgos que dominan y moldean el comportamiento de una persona. Allport también sugirió que los rasgos cardinales son raros y tienden a desarrollarse tarde en la vida. Algunos ejemplos pueden ser narcisista, Don Juan y otros igual de específicos.

Rasgos centrales: Estas son las características generales que forman los fundamentos básicos de la personalidad. Los rasgos centrales, aunque no son tan dominantes como los rasgos cardinales, sus características principales se podrían utilizar para describir a numerosas personas. Términos tales como inteligente, honesto, tímido o ansioso se consideran rasgos centrales.

Rasgos secundarios: Estos son los rasgos que a veces están relacionados con las actitudes o preferencias y a menudo aparecen sólo en ciertas situaciones o bajo circunstancias específicas. Algunos ejemplos serían “se pone muy nervioso cuando habla delante de varias personas”, “es impaciente cuando tiene que esperar” o “le gusta esto o aquello”.

Para entender mejor esta clasificación, pongamos como ejemplo el rasgo de la personalidad de la “bondad”, hay personas que, aunque no son malas, tienen un bondad secundaria, es decir el mínimo de bondad necesaria para no matar a alguien en la cola del super, o atropella a la persona que se cruza en rojo el semáforo peatonal, luego la mayoría de las personas tienen un bondad central, dan una moneda a quien se las pide, ayudan a algún vecino en algún apuro, etc., pero hay personas que cundo nos preguntan sobe ¿cómo es esa persona?, nuestra respuesta seria, ¡uy es muy buena persona!, pues tienen una bondad cardinal.

El estudio de la “Personalidad” es quizás el tema más estudiado y analizado en la Psicología, en todas las corrientes, desde los psicoanalistas, los conductistas, los cognitivistas, humanistas y transpersonales, todos lo han estudiado, por lo que existen una infinidad de teorías y modelos de la personalidad, solo entre las más destacadas están las de Sigmund Freud, Carl Jung, Carl Rogers, George Kelly,  Raymond Cattell, Eysenck, de Costa y McCrae, Gray, Cloninger, Rotter y la de Gordon Allport, que es la que sucintamente utilizamos de marco teórico en este curso.

Cuando hablamos de “personalidad”, puede venirse a la mente esos comentarios que hacemos en algunas ocasiones, cuando vemos a alguien y decimos “tiene mucha personalidad” o por el contrario decir “No tiene personalidad”, seguramente mas de una vez hemos dicho o por lo menos pensado esto de la gente con lo que hemos interactuado, o por lo menos visto.

Todos sabemos internamente qué queremos decir, cuando hacemos estos comentarios, pero resulta un tanto complicado si tratamos de explicar a que nos referimos con estas afirmaciones, lo anterior es fácil de entender, primero, si reconocemos la naturaleza perceptual de la afirmación, es decir que el estímulo, que es el ver la presencia del individuo y su comportamiento, o quizás escucharlo hablar, genera un proceso interno de interpretación inconsciente, y tamizamos la experiencia con todos nuestros filtros, como los pensamientos, creencias y experiencias, generamos un juicio, y al ser este proceso perceptual, es diferente en cada uno de nosotros, podemos decir que al fin y al cabo, es solo un “juicio de valor”, que puede ser compartido por otros o no, ya que cada quien percibe y filtra diferente las experiencias.

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