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La Agresión


Enviado por   •  28 de Septiembre de 2014  •  2.255 Palabras (10 Páginas)  •  162 Visitas

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BASES BIOLOGICAS DE LA AGRESIÓN

Conducta agresiva

Casi todas las especies animales presentan conducta agresiva, la cual implica gestos amenazadores o verdaderos ataques dirigidos hacia otro animal. Las conductas agresivas son características de la especie; es decir, los patrones de movimientos (por ejemplo, las posturas, el morder, el golpear y el sisear) están organizados por circuitos neurales cuyo desarrollo está ampliamente programado por los genes del animal. La mayoría de las conductas agresivas son sexualmente dimórficas y están relacionadas con la reproducción. Por ejemplo, las conductas agresivas para lograr el acceso a las parejas, las que defienden el territorio necesario para tener un lugar donde construir un nido, o las que defienden a las crías contra un intruso, pueden considerarse todas conductas reproductoras. Como machos y hembras difieren en sus papeles reproductivos, sus conductas agresivas también son diferentes.

Aunque las conductas agresivas pueden considerarse sexualmente dimórficas, por sí mismas son idénticas en machos y en hembras. Lo que difiere es la situación en la cual ocurren estas conductas y, en algunos casos, las hormonas que las activan o inhiben. Así, no esperaríamos ver diferencias sexuales en los circuitos responsables de la ejecución de conductas agresivas, pero sí esperaríamos hallarlas en los mecanismos cerebrales que, en respuesta a las condiciones hormonales y a la estimulación ambiental, excitan o inhiben estos circuitos.

NATURALEZA Y FUNCIONES DE LAS CONDUCTAS AGRESIVAS (TIPOS DE AGRESION)

Las conductas agresivas pueden tener diferentes formas y pueden ser provocadas por diferentes situaciones.

La conducta agresiva tiene tres formas básicas: ofensa, defensa y predación (Adams, 1986).

La conducta ofensiva consiste en ataques físicos de un animal a otro.

Cuando un animal es amenazado o atacado, exhibe con frecuencia conducta defensiva., Ésta puede consistir en verdaderos ataques, o puede implicar simplemente conductas de amenaza, que consisten en posturas o gestos que avisan al adversario de que se retire o se convertirá en el blanco de un ataque. (Por otra parte, el animal amenazado podría mostrar conducta de sumisión, la cual indica que no desafiará al otro animal.) En la naturaleza la mayoría de los animales muestran muchas más amenazas que ataques reales. Las conductas amenazantes son útiles para reforzar las jerarquías sociales en los grupos de animales organizados o también para avisar a los intrusos de que se alejen del territorio de un determinado animal. Tienen la ventaja de no implicar lucha real, la cual puede lesionar a uno u otro de los combatientes.

La predación es el ataque de un miembro de una especie a uno de otra, generalmente porque el último sirve de alimento al primero.

En los roedores y en los gatos las conductas ofensivas consisten en exhibir posturas laterales y ataques con mordeduras y patadas. Las conductas defensivas consisten en posturas erguidas y en movimientos de boxeo, en los roedores, y de siseos, arquear el lomo y arañar con las zarpas, en los gatos. Mientras están ocupados en conductas ofensivas o defensivas, los animales parecen estar extremadamente activos y excitados, y la actividad de su sistema nervioso autónomo es alta.

Por el contrario, las conductas predativas son más de «sangrefría»; consisten en un mordisco eficiente en el cuello y no están acompañadas un nivel alto de activación autonómica.

CONTROL NEURAL DE LA CONDUCTA AGRESIVA

Los tres tipos principales de conducta agresiva -ofensa, defensa y predación- están controlados por diferentes mecanismos cerebrales, lo que implica que estas conductas son, por lo menos en parte, independientes. El control neural de la conducta agresiva es de tipo jerárquico. Es decir, los movimientos musculares particulares que un animal realiza en el ataque o en la defensa de sí mismo están programados por circuitos neurales del mesencéfalo. Estos circuitos están a su vez controlados por neuronas localizadas en el cerebro. El que un animal ataque depende de muchos factores, incluyendo la naturaleza de los estímulos elicitadores del ambiente y la experiencia previa del propio animal. La actividad de los circuitos del mesencéfalo parece estar controlada por el hipotálamo y por el sistema límbico (especialmente la amígdala), los cuales ejercen también influencia sobre otras conductas típicas de la especie. Y, por supuesto, la actividad del sistema límbico está a su vez controlada por el sistema perceptivo que detecta el estado del entorno, incluyendo la presencia de otros animales.

Cómo se ha estudiado la conducta agresiva?

La estimulación eléctrica de algunas regiones localizadas del cerebro puede elicitar los tres patrones principales de conducta agresiva: ofensa, defensa y predación.

El ataque ofensivo elicitado por la estimulación eléctrica resulta espectacular. Los ga~ tos que muestran esta conducta adoptan una postura de «Halloween-cat» («gato de noche de brujas»), con el lomo arqueado, la piel de la espalda y del cuello erizada, las pupilas dilatadas y enseñando los dientes. Si hay otro gato cerca, será atacado. Sin embargo, en lugar de hacer que un gato ataque a otro, los experimentadores generalmente utilizan ratas como objetos de la agresión. Cuando la corriente pasa a través del electrodo, el gato atacará con virulencia a una rata próxima con sus garras, algunas veces dando un alarido cuando lo está haciendo. Si la estimulación continúa, generalmente empezará a morder a la rata. No podemos saber cómo se siente el gato, pero actúa cómo si estuviera extremadamente rabioso.

En los gatos, la conducta defensiva evocada por la estimulación eléctrica puede consistir en gestos de amenaza, como el aplanamiento de las orejas, el arqueo del lomo, y el siseo y los gruñidos, o puede consistir en un ataque real que generalmente implica el arañar con las zarpas.

Las conductas que se observan durante la predación son bastante diferentes de las que se observan durante el ataque ofensivo o defensivo. La predación no está acompañada por una demostración fuerte de rabia. Un gato acecha a una rata y de repente cae sobre ella, dirigiendo fuertes mordiscos a su cabeza y a la región del cuello. El gato no gruñe ni chilla, y detiene su ataque cuando la rata cesa de moverse. Este tipo de ataque parece ser más despiadado y de sangre fría

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