La Compasión Como Valor Primordial

La Compasión Como Valor Primordial

¿Cuáles son los aspectos principales a analizar respecto a la compasión?

Comenzaremos por su definición, los resultados de su práctica, cómo podemos actuar compasivamente en la vida diaria y finalmente la diferencia entre compasión y lástima.

Respecto a su definición, la compasión es un comportamiento dirigido a eliminar el sufrimiento y a producir bienestar a quien sufre. De acuerdo a la psicología, es la combinación entre la empatía (que entiende la conducta y sentimientos de los demás y es puramente intelectual) con la simpatía (que nos lleva a sentir la emoción que vive el otro), llevándonos a comportamientos que busquen aminorar el sufrimiento ajeno.

¿Qué aporta a mi vida la ejecución de actos compasivos?

La práctica de este valor tiene resultados positivos tanto para quien recibe el acto como para el que lo ejerce. La persona que actúa con compasión acepta los riesgos de enfrentarse a situaciones difíciles porque sabe que sin su ayuda, es poco probable que el otro individuo sea capaz de florecer ante la adversidad, lo cual contribuye a que el primero reciba sentimientos de calma y bienestar; esto es porque al actuar de esta forma, se permite a si mismo reconocer las fuentes de sufrimiento (sean o no evitables) y establece una estrecha relación entre el progreso propio y el de los demás, se exenta de sentimientos tales como indiferencia, crueldad y codicia, lo que potencia las relaciones sociales y ayuda a superar las consecuencias negativas de la autocrítica destructiva, elevando la autoestima y proporcionando felicidad.

¿Cómo puedo aplicar la compasión en mi vida diaria?

En pequeños actos. No se necesitan cosas grandes para impactar. Algunas cosas que podemos hacer para fomentar este valor en nuestra vida diaria, pueden ser desde ayudar a alguien a estudiar, consolar a nuestro amigo que está triste y continuar haciendo este tipo de actos con desconocidos. Una forma de comenzar es imaginarnos a alguien a quien le tenemos profundo cariño pasando por una situación difícil; en la que esté sufriendo. Después, analizar los sentimientos que experimentamos, a continuación, pensar de qué manera podríamos ayudar y de ser posible, hacer algo al respecto. Repetir esta actividad con diferentes personas, aunque no las conozcamos. De esta manera, los actos compasivos comenzaran a brotar naturalmente.

¿Cómo sé que lo que hago es por compasión y no por lástima?

En cuanto a la diferencia entre los sentimientos de compasión y de lástima, lo principal es que el segundo no puede ser evaluado positivamente, ya que es una reacción irracional e impulsiva de aliviar sufrimiento, es hacer las cosas por sentir el DEBER, mientras que la primera nace del amor y comprensión, es la disposición de responder apropiadamente al sufrimiento de los demás, experimentando una harmonía entre la razón y el deseo de llevar a cabo la acción compasiva, que puede ser dolorosa pero que se hace con gusto, por lo tanto resulta en una gran satisfacción de hacer lo que se cree que es lo correcto.

En conclusión, practicar la compasión día a día, no sólo es benéfico para los demás, sino que nos repara en el interior, nos da paz, calma y bienestar, por lo que es un valor que debe encontrarse entre los más importantes en nuestra vida diaria.

Para finalizar cierro con una frase de la Madre Teresa de Calcuta, quien fue el ejemplo viviente de la compasión:

“Preferiría cometer errores con gentileza y compasión antes que obrar milagros con descortesía y dureza”

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