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La Etica


Enviado por   •  4 de Marzo de 2015  •  Ensayos  •  1.516 Palabras (7 Páginas)  •  190 Visitas

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La ética en los

negocios

Producir con responsabilidad, sentido y solidaridad

Edgar Angiano Balz

La Ética debe ser nuevamente el "alma" de la empresa y la que contribuya a "aportar significados" a la tarea que se emprende dentro de la corporación o de la empresa. Crear o transformar con responsabilidad, solidaridad y sentido -con compromiso basado en la confianza- es el otro nombre de la Ética en el mundo del mercado.

Y para un mundo global, con un mercado global sin duda tendremos que tener de vuelta entre nosotros la idea de una "ética global", que nos recuerde - "después de mucho tiempo de olvido"-, que existen "Valores y Principios Universales" (con mayúsculas) que aún cuando se puedan vivir y expresar de maneras diferentes en las distintas culturas, son comúnmente

aceptados por todos.

Luego de los desastres corporativos en los Estados Unidos (Enron, WorldCom, Xerox, etc.) mucha gente se preguntó "¿qué nos pasó?". Al final, la conclusión ha sido unánime: "se nos olvidó que la ética debe regir los negocios".

Hoy, en los Estados Unidos y por ende en el mundo occidental, se empieza a hablar del "capitalismo con conciencia". Esto es "espíritu en los negocios". Y cuando se habla de "espíritu" se sobreentiende "humano".

El capitalismo nació sin alma y olvidó la necesidad humana básica de construir significados para asegurarse un lugar en el porvenir. Durante 200 años vivimos una ilusión transitoria que fue pensar que se podían producir bienes económicos de manera irresponsable, egoístamente y sin un sentido trascendente.

Pero da la casualidad que los seres humanos involucrados en la aventura de generar riqueza (producir o transformar) tenemos alma (espíritu) y en consecuencia, construimos significados (aspiramos a trascender).

Esto implica de manera inmediata que todo ser humano hoy debe escuchar una llamada al compromiso. No se puede vivir sin él. El capitalismo sin compromiso incubó la tragedia de las corporaciones arriba mencionadas.

La falta de responsabilidad, solidaridad y sentido, provocaron la debacle de las organizaciones financieras sin alma. Pero en el substrato subyacente y como explicación última de la tragedia, teníamos la debacle del espíritu humano como causa primera y fin lógico. Casi hubiera podido aventurarse -parafraseando a García Márquez- que aquello era la "crónica de una muerte anunciada".

Pero su caída no hace más que representar una inflexión en las poderosas fuerzas del mercado que buscan reagruparse para evitar la reflexión, el análisis y la toma de conciencia. Los tentáculos del vacío espiritual y de conciencia que significa haber vendido el espíritu al oro, tienen todavía raíces en amplios sectores del mercado.

Por fortuna, y en ello la historia nos demuestra que finalmente el mal no prevalece, existe hoy en día un creciente movimiento al interior de la comunidad empresarial para detenerse y reflexionar sobre lo ocurrido a otros y sobre lo que nadie puede afirmar que no le ocurrirá a él.

Esta reflexión se está dando en torno a la "ética" como una nueva forma de situarse en los movimientos del mundo del mercado. Quedó visto que su ausencia trae consecuencias inimaginables. Se calcula en 9 millardos de dólares lo defraudado en Enron. Pero -valga decir- el fraude fue más allá de los 9 mil millones de dólares de los accionistas.

En Enron se defraudó, hasta agotarlo, el sentido de la confianza como síntesis de todo lo noble y bueno que pueda haber en el ámbito de la comunidad empresarial. Destruida la confianza, se destruyó todo. Porque sin confianza no hay acuerdo, contrato ni institución que prevalezca: quedó clarísimo que la pérdida de confianza hace efímero cualquier monto de ganancia y se convierte en el peor de todos los negocios.

Hoy, el desafío consiste en reconstruir el Sistema de Confianzas a través de un nuevo Sistema de Compromisos. No sólo al interior de la comunidad empresarial, sino a todos los escenarios y entornos que la rodean. Este sistema y este acuerdo tienen un solo nombre: La Ética.

La corrupción, la irresponsabilidad, el egoísmo, la falta de compromiso y de solidaridad demostraron sin duda que sin importar dónde -a la larga- son un mal consejero. Su puesto en cualquier consejo, junta directiva o nivel de la organización de negocios, transforman la corporación o empresa en un frágil "castillo de naipes".

El creciente escrutinio de la sociedad, la democratización acelerada de los pueblos y la nueva era de la información y del conocimiento global, hacen cada vez más difícil la sobrevivencia de corporaciones y empresas que no se sustenten sobre los principios del respeto, la honestidad, la congruencia y el

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