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La Forclusion Del Nombre Del Padre

Cande_2717 de Junio de 2014

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INTRODUCCION

Con el presente ensayo pretendemos enhebrar algunas consideraciones acerca de la psicosis como estructura y sus consecuencias. Frente a la clínica universal del síntoma opondremos la clínica diferencial de la estructura a fin de poder dar cuenta de la utilidad de un diagnóstico diferencial, sus determinantes y consecuentes.

Para ello intentaremos primeramente situar la locura como fenómeno social, su posterior apropiación por parte de la ciencia médica y el tratamiento que hará posteriormente el psicoanálisis de la psicosis. Allí intentaremos poner en relieve los desarrollos tanto de Freud como de Lacan respecto a la génesis y determinación de la posición de los sujetos afectados por estos fenómenos valorando principalmente el mecanismo pensado por Freud pero impuesto por Lacan: la forclusión, que traduce al francés la Verwerfung freudiana, como determinante de la estructura, su alcance y sus consecuencias en la vida de los sujetos.

EL PROBLEMA DE LAS PSICOSIS

Desde tiempos inmemoriales la locura, o la pérdida de la razón, ha sido un fenómeno que no sólo afecta a la subjetividad de quien lo padece sino que por transitividad conmueve profundamente la intimidad de aquellos que asisten al despliegue de síntomas tales como las alucinaciones o los delirios. Pueden incluso resultar, en principio, graciosos y hasta simpáticos, pero pronto transmiten una sensación angustiante que muchos literatos relataron de manera ejemplar tanto en tercera como en primera persona.

Diversas han sido las etiologías adjudicadas (castigo divino, tara congénita, etc.) así como diversos los destinos que le cupieron a estos personajes singulares (desde la STULTIFERA NAVIS descrita por M Foucault en la HISTORIA DE LA LOCURA EN LA EDAD CLÄSICA, pasando por los bufones de la corte, hasta los aislamientos y encadenamientos inmortalizados por el gesto misericordiosos de Pinel) pero ello no ha dejado de imbuir de un halo de misterio y extrañeza esta singular patología.

Su advenimiento al campo de la medicina planteó, más temprano que tarde, la oposición planteada entre una etiología moral y otra de carácter orgánico, no llegando a prevalecer ninguna de ellas.

Uno de los primeros logros en pos de la sistematización del tratamiento fue separar las psicosis de otros trastornos con los que se la conectaba tale como la debilidad mental, la idiocia, o las taras congénitas. Todo ello impulsado por el advenimiento de la Razón cartesiana al cenit de la constitución de la subjetividad. Dicha Razón soporta y estructura tanto el descubrimiento del mundo como el del sujeto en su constitución e interacción con los otros y con el dicho mundo. Este ideal de linealidad de acopio del conocimiento empuja a la ciencia médica a intentar establecer la razón de la locura”: Son entonces las clasificaciones las que toman estado inundando la condición médica de los siglos XVIII y XIX.

Posteriormente será la farmacología la que toma por asalto el bastión de la locura intentando calzar un chaleco de fuerza químico a su expresión .esto alivia, pero al precio de acallar al síntoma y amordazarlo hasta hacerlo desaparecer con el sujeto mismo (alto precio, desde nuestro punto de vista)

En este contexto eufórico de la ilustración, entrelazada a la moral victoriana y al auge de las enfermedades “nerviosas”, surge el psicoanálisis como técnica que toma a su cuenta a los excluidos de la medicina por el carácter no-orgánico de sus afecciones: la histeria y su extraña parafernalia sintomática, aunque paulatinamente va abarcando todo el campo de la psyché y sus patologías.

¿Qué lugar para la locura en el compendio psicoanalítico?

FREUD Y LA LOCURA

La técnica psicoanalítica se desarrolló principalmente en otro campo que el de la locura: el de la histeria. Y la razón de ello se cimenta en que gran parte del efecto de remisión de síntomas se producía por rememoración de eventos afectados por una amnesia patológica.

En los comienzos del psicoanálisis la línea que aislaba la locura era bastante difusa, tanto como para encontrar en algunos escritos freudianos de fines del siglo XIX a la paranoia en serie con la histeria y las obsesiones, así como la hipocondría entre las “neurosis actuales”, y una primera denominación de “neurosis narcisistas” para referirse a las psicosis. Y aunque esto pueda sonar un poco descabellado podemos afirmar que si uno se atiene a la descripción sintomatológica y sindrómica la diferencia entre ciertos casos de neurosis obsesiva y otros de paranoia se torna difusa, al punto de encontrarlas sin solución de continuidad en los manuales más actuales de diagnóstico psiquiátrico. DSM IV y CIE 10, bajo el acápite de “trastorno obsesivo compulsivo”.

Es en 1911 cuando Freud presenta su “Puntuaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia autobiográficamente descrito (dementia paranoides)”, más conocido como el caso SCHREBER en memoria del Dr. Daniel Paul Schreber, magistrado alemán ingresado en la clínica de Leipzig a fines de 1893 aquejado de una enfermedad nerviosa que él mismo le achaca “al exceso de trabajo” como consecuencia de su nombramiento como presidente del Superior Tribunal de Sajonia.

La particularidad de este trabajo estriba en que sus elaboraciones se remiten no al contacto directo con el actor sino al análisis de las “Memorias de un enfermo nervioso”, publicado en 1903 y que forman parte del alegato que el mismo Schreber presentó a los tribunales a fin de recuperar su capacidad jurídica, perdida como consecuencia de una sentencia de insanía que pesaba sobre él. Para ello Freud se autoriza en el razonamiento de que en las psicosis no hay posibilidades de vencer las resistencias que sostiene la represión y que por ello el paciente “dice sólo lo que quiere” por lo que no duda en otorgarle la validez de un discurso al texto.

Dado que no es el motivo del presente trabajo no entraremos en consideraciones profundas del análisis del caso, que abunda la literatura analítica, salvo algunas precisiones que nos interesan a fin de cernir el concepto de diagnóstico y estructura en Freud. Lamentablemente no contamos con muchas otras posibilidades de analizar el trabajo de Freud con pacientes psicóticos, a pesar de lo cual se desprende de su obra una actitud dinámica frente a los diagnósticos y a la fijeza de los mismos. Sólo citaremos dos ejemplos que abonan en esta postura:

uno de ellos surge del mismo caso Schreber. Al referirse a una enfermedad previa a la que lo conduce a su reclusión, y por la que estuvo en tratamiento entre 1884 y 1885, Freud dice: “En el curso de este estado, definido como “hipocondría”, que en apariencia se mantuvo dentro de los límites de una neurosis, Flechsig fue su médico”. De ello se desprende que Freud consideraba que un sujeto puede desarrollar una afección neurótica y posteriormente desencadenar una psicosis.

El otro ejemplo es del análisis fragmentario que hace de un caso de neurosis infantil en “De la historia de una neurosis infantil”, más conocido como el caso del “Hombre de los lobos” por lo paradigmático del sueño central de su análisis.

Si bien el análisis de este último caso plantea consistentemente la instauración y las repercusiones en la edad adulta de una neurosis infantil, y coincidentemente con el ejemplo anterior encontramos a Freud intentando poner a prueba sus elaboraciones sobre el complejo de Edipo y la castración, literatura posterior nos informa del desencadenamiento del sujeto, curiosamente a partir de otra afección física, en este caso un “lunar en su nariz”, y de los fenómenos propios de la psicosis que la analista que lleva el caso describe con lujo de detalles, pero que sin embargo al momento de definir un diagnóstico se revuelve contra sus explicaciones y termina justificando el diagnóstico de Freud: neurosis.

Es de este caso de donde posteriormente Jacques Lacan tomará el término de Verwerfung para plantear una relación a la castración distinta de la Verdrangung o represión, tomándose de la posición en que Freud sitúa al sujeto respecto de la castración: “no quería saber nada de ella siguiendo el sentido de la represión ”. Entre los elementos que Freud analiza hay uno que nos sitúa sobre la pista de las psicosis, y es la “alucinación del dedo cortado” que el paciente relata en un “dèja reconté”.

¿Cuál es la intención de plantear dos mecanismos distintos, y los efectos y de la diferenciación?

LENGUAJE, LINGÜÍSTICA Y ESTRUCTURA

Los desarrollos encarados por el Dr. Lacan producen un vuelco sin precedente en la historia del psicoanálisis, no sólo por la subversión de su posición política en la Internacional Psicoanalítica sino por lo atrevido de sus desarrollos teóricos. Basado en la convicción de que si era la palabra el vehículo de la cura analítica urgía entonces recurrir a una formalización del tratamiento que se hace del lenguaje se plantea una reformulación de esta disciplina, para lo cual busca apoyo en los desarrollos que F. Saussure expuso en sus cursos de lingüística general, y que subvirtieron la historicidad de la filología para plantear al lenguaje en un corte sincrónico de una sociedad como una estructura que respeta reglas y relaciones.

Contemporáneo de la generación cultural francesa de post-guerra encontró en el estructuralismo la herramienta eficaz para encarar la complejidad de la realidad psíquica. Real, Simbólico e Imaginario pasaron a formar parte activa del diccionario psicoanalítico, se siga o no sus enseñanzas.

Es este apego a los postulado estructuralistas lo que lo lleva a trabajar las estructuras

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