La Rebeldía De Los jóvenes.

La rebeldía de los jóvenes.

De niños, cuando tenemos la buena fortuna de atravesar por una infancia sin mayores problemas, la vida se contempla como un espacio de juego y diversión, más allá de las obligaciones escolares o de otro tipo. Pero cuando llegamos a la adolescencia, todo cambia de manera rotunda.

Comenzamos a ver el mundo que nos rodea, desde la célula más pequeña que representa la familia, con ojos de rebeldía. Muchos adolescentes en esta etapa parecen oponerse a todo cuanto hacen o dicen los demás. Un comportamiento que resulta en ocasiones difícil de soportar para los padres o los profesores.

Pero detrás de esta actitud contestataria hay un proceso de desarrollo de la personalidad de los jóvenes, la cual se suele forjar por oposición al mandato familiar o institucional. Los padres deben acompañar a sus hijos adolescentes en este períodos, confiando en las herramientas educativas que les han dado, y que tarde o temprano aflorarán en ellos.

El comportamiento rebelde de los adolescentes es la consecuencia de la búsqueda de independencia. Necesitan distanciarse de la relación de dependencia y protección que han tenido con sus padres para adentrarse en el mundo adulto y encontrar su identidad personal.

Lograrlo es un proceso que presenta muchas dificultades y su principal problema son los padres y su propio carácter. En cuanto a sus padres se producen discusiones continuas y desacuerdos con ellos. Se siente frustrado e insatisfecho por como les tratan y le exaspera el comportamiento que tienen hacia él.

El adolescente intenta que sus padres cambien de actitud hacia él, se está haciendo mayor y necesita más libertad. La mayoría de las discusiones surgen en torno a los nuevos privilegios que él desea adquirir como ampliar el horario de salida, libertad en la elección de la ropa y del peinado, una moto o las llaves del coche, etc.

Con respecto a su carácter se encuentra bastante desorientado por los cambios que está sufriendo. Además de los fisiológicos, también se producen cambios en su forma de pensar y de sentir, experimenta sensaciones nuevas y formas de ver las cosas diferentes. Todo es nuevo y desconcertante para él.

Como consecuencia de estos cambios, es frecuente que pierda el control sobre sus emociones y no sepa cómo reaccionar ante situaciones que no entiende ni puede controlar. Se revela ante todo lo que considera injusto. Rechaza reglas y normas que él no considera lógicas o le parecen absurdas, ya sean sociales o familiares, y se niega a cumplirlas.

Ser críticos sólo en lo esencial. No podemos juzgar ni criticar aquellos aspectos de nuestro hijo que no sean realmente importantes. Es mejor no reprenderle en cuanto su modo de vestir, de hablar, el tipo de música que escucha o su forma de peinarse. No son temas esenciales

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