La Transferencia De Freud A Lacan

LA TRANSFERENCIA DE FREUD A LACAN

La transferencia es uno de los conceptos más sólidos que existe en psicoanálisis, un hecho alentador, pues se trata, como dice Freud, del motor mismo de la terapia y del terreno donde ejerce su acción el analista. Para Lacan, del mismo modo, la transferencia es un concepto que gira en torno a lo que él llama el sujeto supuesto al saber: un lugar ocupado por el analista cuando el paciente supone que éste posee el saber que le concierne sobre su sufrimiento, y en esta suposición reside precisamente la instalación de la transferencia. El concepto nació cuando Freud tuvo que analizar las recientes resistencias en el inconsciente de algunos pacientes (hacia 1910), las que en otro tiempo eran despreciables y no representaban un obstáculo para la interpretación psicoanalítica. Fue así como tuvo lugar una evolución de la técnica ligada con la transferencia, gracias a la evolución misma del inconsciente, el cual está estructurado como un lenguaje y puede ser modificado por la intervención del psicoanalista.

Las primeras alusiones sobre transferencia las hace Freud con respecto a la psicología de los procesos del sueño cuando habla de la transferencia de sentido, de significado y de utilización de esos recuerdos diurnos que el deseo disfraza, permaneciendo inconsciente, y presenta con toda su banalidad aceptable a la conciencia. Vemos aquí como la primera transferencia freudiana alude a ese sin sentido del cual se aferra el deseo inconsciente y que más adelante será ocupado por la persona del terapeuta, un elemento muy particular que permite el establecimiento consciente. Esta idea nos lleva a entender que el analista, como intermediario en la cura, no es ajeno al inconsciente del paciente, y por eso hay siempre una dificultad considerable en el proceso psicoanalítico, porque en definitiva es un psicoanálisis del analista mismo.

Para Freud existen tres formas de transferencia presentes en la terapia: la primera se identifica con la función de repetición, la segunda con la resistencia y la tercera con la sugestión. Con respecto a la primera, Freud expresa que cada individuo durante su existencia repite indefinidamente un modelo estereotipado en el inconsciente y que, finalmente, la transferencia es el momento en que el psicoanalista es captado en estos estereotipos. Lacan, a propósito, señala que la transferencia es la puesta en acto de la realidad del inconsciente; la necesidad de la transferencia señala que los procesos inconscientes han sido activados. Al mismo tiempo la transferencia es un obstáculo para la cura, aparece como un entorpecimiento, una patología que es inevitable puesto que el deseo del inconsciente es movilizado por la cura. Es preciso contra esta resistencia que el terapeuta asuma una posición activa, sin salirse de los límites del psicoanálisis, sin llegar a manipular al paciente. La

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