La desesperanza aprendida en Venezuela

La desesperanza aprendida en Venezuela

La desesperanza aprendida o indefensión aprendida parte de los estudios de Seligman con ratas las cuales se les indujo choques eléctricos inescapables y repetitivamente, los resultados de este experimento llevaron a ver un afrontamiento prácticamente inexistente en el animal, ahora si llevamos esto al comportamiento humano se puede encontrar similitudes debido a que tras atravesar situaciones aversivas una y otra vez a la persona le comienza a faltarle la motivación necesaria para darle cara a estas situaciones.

De esta manera, si nos enfocamos en el día a día del venezolano podremos notar un cambio en comparación a años anteriores, este cambio en la rutina y las dificultades con las que se encuentra económicamente ha desatado un impacto tanto social como psicológico en muchos individuos, se puede decir que se ha activado el instinto de supervivencia en ciertas ocasiones que posee el ser humano, estos obstáculos comienzan con el sostener a una familia, los alimentos, las medicinas y todas las otras necesidades básicas que requiere una persona tanto fisiológicas como de seguridad, así como lo hablaba Maslow en su jerarquía de necesidades para que esta persona se auto realice y se desarrolle de manera eficaz. Al encontrarse estas necesidades obstaculizadas se va creando un nivel de estrés cada vez mayor, incluso las secuelas que va dejando la agravada situación económica van desde la irritabilidad, baja tolerancia hasta incluso la depresión la cual se puede encontrar ligada a la desesperanza.

La actitud de resignación que adoptan muchos venezolanos se viene dando durante los años, donde ya la persona no vive sino sobrevive, sus vidas se han visto cambiadas y apaleadas una y otra vez hasta el punto de optar por la desgana y resignarse ante la expectativa de situaciones venideras mejores. En este ambiente de incertidumbre se ha ido aumentando la desesperanza aprendida ya sea esto por estrategias políticas o no, directa o indirectamente se ha ido incrementado casos de depresión, abuso de psicofármacos, trastornos de la conducta alimentaria, trastorno del sueño y muchos otros factores psicológicos. Entonces la pregunta sería ¿Cada vez más personas se han ido amoldando al patrón de desesperanza aprendida?

Para responder a esa pregunta se tendrían que tener en cuenta muchos factores como edad, género y ocupación, así como también una muestra amplia. Después de la aplicación de la escala de desesperanza de Beck a una muestra de cinco personas se puede observar una tendencia a tener una mayor desesperanza en las personas con mayor edad a las que se le aplicó el cuestionario aunque esto podría estar más ligado a la variable edad en sí misma, el sujeto con menor edad que respondió el cuestionario mostró una desesperanza leve, este caso puede ser un ejemplo de cómo cada vez más entre la población joven del país aun teniendo varios años por delante estos lo comienzan a ver con dificultades y va creciendo la falta de motivación para autorrealizarse.

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