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La dilusión progresiva de las estructuras freudianas


Enviado por   •  13 de Mayo de 2014  •  Ensayos  •  1.760 Palabras (8 Páginas)  •  174 Visitas

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Actualmente asistimos a la dilusión progresiva de las estructuras freudianas en manos de los cazadores de síntomas, con la consecuente dificultad para el diagnóstico y tratamiento de los estados delirantes, en particular de lo que otrora se llamara “la Gran Histeria”, ya que esta entidad ha desaparecido del discurso psiquiátrico y de los manuales de consulta a favor de diagnósticos de psicosis. ¿Esto significa que se han agotado las locuras histéricas o que actualmente están cubiertas por un manto de esquizofrenización? Todo parece indicar que es esto último.

Pero no echemos toda la culpa a Psiquiatras, Psicoanalistas o Psicólogos, démosle algo de mérito a la gran sugestionabilidad e imitabilidad de los histéricos, quienes son capaces de apoderarse de modelos patológicos que les son propuestos por la cultura. No es casual que las distintas manifestaciones que presentan vayan cambiando acorde al modelo dominante. Hay que tomar en cuenta que antes de la publicación del libro “Sybil”(3), en 1973, y que éste fuera llevado al cine en 1976 (4), solo se habían reportado 75 casos de “personalidades múltiples”; desde entonces se han diagnosticado alrededor de 40.000 casos, sólo en Estados Unidos y Canadá.

Trabajaré entonces sobre este caso poco común en la literatura Psiquiátrica y Psicoanalítica, primeramente con la presentación y desarrollo del libro, y posteriormente con el análisis desde otra perspectiva.

Henrietta Anderson (Hattie) y Willard Dorsett, ambos de 27 años, se casaron en 1910. En un periodo de trece años, anterior al nacimiento de su primera y única hija, Sybil, Hattie tuvo cuatro abortos y posteriormente uno más.

Según Schreiber, el embarazo de Hattie fue desconocido para sus vecinos hasta el nacimiento de Sybil, ya que Willard le prohibió salir de la casa durante el mismo. Willard decidió que el nombre de la niña fuese Sybil Isabel Dorsett, en contra de la voluntad de Hattie, quien desconoció esta decisión y generalmente llamaba a su hija Peggy Lousiana, Peggy Ann o simplemente Peggy.

Tras el parto, una fuerte depresión que duró varios meses inutilizó a Hattie para cualquier tipo de tarea, y el único contacto que tenían madre e hija era para amamantar. Los otros cuidados que recibió Sybil provenían, en parte, de un ama de llaves y mayormente de la abuela Dorsett, quien se erigiría en la figura principal para la niña, con ella compartía todos los secretos.

Por el contrario, su abuelo paterno no agradaba a Sybil. Siguiendo a Schreiber, debido a que tenía una pata de palo, carácter sombrío y pasaba todo el día hablando del fin del mundo, de Armagedón, las siete plagas y el miedo a que los católicos tomaran el control del país. Este discurso también era reproducido por Willard y Hattie. Cuando Sybil tuvo cuatro años, su abuela sufrió una embolia. Desde entonces, a veces no sabía lo que hacía y vagaba por el pueblo sin rumbo fijo, siendo Sybil quien la iba a buscar cuando esto sucedía.

Cinco años más tarde la abuela enfermó de cáncer en la nuca y falleció al poco tiempo. A Sybil no le fue permitido despedirse de ella, y durante todas las horas que duró el velatorio, sus padres la dejaron sola en la parte de arriba de la casa, mientras el velatorio se desarrollaba en la parte inferior. Según los datos provistos por Schreiber, Sybil no pudo llorar y relató que en el cementerio, su intento de avanzar hacia la tumba fue impedido por alguien que la tomó del brazo. Siguiendo a Screiber, al instante siguiente Sybil se encontraba en clases en quinto año de escuela sin haber terminado tercero, sin haber cursado cuarto y sin recordar tampoco haber empezado quinto. Tampoco se acordaba de haber cumplido 10 ni 11 años. Todo era nuevo y diferente.

La primera vez que durmió sola fue ese día, luego de dos años de “ausencia”. Algunos años antes Hattie había destinado un dormitorio arriba para ella. “Sin embargo por alguna razón Hattie jamás se había decidido a trasladar allí la camita de Sybil”. “Era la primera vez que pudiera recordar, que no tenía que enfrentarse con el drama siempre presente de la alcoba”.(5)

“Durante nueve años, Sybil había contemplado las relaciones sexuales de sus padres que formaban parte fija e inalterable de su vida, y representaba un contraste notorio con el decoro y frialdad excesivos de su comportamiento diurno”.(6)

“Tres o cuatro noches por semana, año tras año, desde que nació Sybil hasta que tuvo nueve años, la relación sexual de sus padres tuvo lugar dentro de su campo visual y auditivo. Y no era raro que el pene erecto resultase visible a media luz”.(7)

Como si esto fuera poco Hattie sacaba las sábanas por lo que se podía ver claramente lo que pasaba.

La primera “personalidad” que apareció fue Ruthie, a los tres años y medio de Sybil, para impedir que esas relaciones se llevaran a cabo, hasta que su padre le dio una paliza por eso.

Por otra parte, entre los tres y cinco años, cuando su madre la llevaba de paseo por el pueblo, defecaba (Hattie) en los jardines de los vecinos e incluso llegó a hacerlo en su propio sótano: llevando a los hechos la premisa: “Me cago en todo el mundo”.

En la depresión del 30 Willard perdió todo y se tuvieron que mudar a un pueblo pequeño en las montañas. Hattie quedó catatónica, requiriendo los mismos cuidados que un bebé.

Schreiber plantea que Hattie salió de la catatonia varios meses después, en un episodio de risas estridentes, mientras bajaba en un trineo sin control por la ladera empinada hasta darse contra un árbol que puso fin a su alocado descenso.

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