La muerte: Un Amanecer
flarretaEnsayo18 de Abril de 2016
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La muerte: Un Amanecer
Reporte
Esta lectura promueve la autorreflexión, la confrontación con tus propias creencias y tu grado de escepticismo, pero también brinda la oportunidad de pensar las cosas desde otro ángulo, abrir la mente a otras posibilidades. Mientras leía recordé varias cosas, empezando por algunas películas que había visto anteriormente sobre experiencias cercanas a la muerte como la de “Línea mortal” y también recordé algunos comentarios que he escuchado de otras personas que no creen que al morir haya algo más, o que te puedas separar de tu cuerpo y ver todo y trasladarte en el tiempo, etc.
Creo también que éste es un libro que aborda tanto lo que le sucede a las personas que mueren o que están próximas a morir y por el otro, lo que pasa con los sobrevivientes de pérdida o con las personas que acompañan a alguien que está muy enfermo y próximo a irse. Nos acerca como personas y como psicólogos al tema y a una manera diferente de actuar, ya que Kübler-Ross refleja la importancia que tiene la figura de la persona que acompaña al enfermo terminal y la relevancia de que éste encuentre un apoyo tranquilizador a un momento difícil.
Me quedo con varias partes de este libro porque me hacen mucho sentido empezando por lo siguiente: “Para ayudar a alguien no basta con saber solo teoría sino también hay que utilizar el corazón y el alma.” Esta frase la ligo mucho con que una de nuestras principales premisas para con el otro debe ser brindar un trato digno, respetuoso y amoroso, desde el amor incondicional del que ella habla en su libro, que cada persona merece eso y no debe ser diferente si se trata de alguien en cama con una enfermedad terminal, porque finalmente creo que el éxito de nuestro trabajo está en amar lo que hacemos, no nada más en hablar por hablar o demostrar que sabemos mucha teoría, sino que también nuestra actitud hace un cambio, ejerce un influencia y se nota cuando uno está con el otro acompañándolo al 100% y disfrutando hacerlo y cuando no; y me queda muy claro que no podemos hacer que el otro piense como nosotros y crea en lo que nosotros creemos pero si puede sentir que hay alguien que está ahí dispuesto a escuchar sin juzgar y acompañar. Aunado a esto también quiero agregar que cuando acompañamos a alguien, ese otro también nos acompaña a nosotros y nos puede enseñar muchas cosas, pero depende de nosotros y de nuestra actitud el escucharlas y aprehenderlas.
También rescato que el morir es algo digno de importancia, un tema que merece toda nuestra atención, algo que debemos voltear a mirar; cuando hablaba de esperanza al principio de este escrito, hacía referencia a esa parte donde ella dice que hay que pensar que vivimos el tiempo necesario para aprender lo que debemos aprender y que estamos aquí por una razón, que morir no debería ser considerado siempre como algo trágico, horrible y triste sino que el morir puede ser también una oportunidad para voltearse a ver: ver lo que has vivido, cómo los has vivido, que te habría gustado hacer, etc; lo mismo para las personas cercanas a un paciente enfermo. Pensar en la muerte es pensar en la vida e incluso no puede guiar en el camino de encontrar lo que es realmente importante, o en cuál es el sentido de vivir.
Finalmente, Kübler-Ross me hace repensar algo que pocas veces hacemos: que detrás de todo sufrimiento hay experiencias positivas, oportunidades de crecimiento y aprendizaje. La mayoría de las veces nos centramos en lo negativo, en lo triste que es el mundo porque alguien se va, o porque perdimos algo importante, pero no pensamos que eso ocurre por una razón, y que como dice ella “la vida no nos da más de lo que podemos soportar”. Así que sí, es cierto, se sufre, y es válido enojarse, desesperarse, preguntarse por qué pasa eso, rechazar a Dios, deprimirse, pero también llega un momento en el que uno puede decir que todo el sufrimiento trajo algo más, algo mejor, algo que no había notado antes, y esa, para mí, es una de las más grandes enseñanzas de la vida: hay que aceptar el sufrimiento porque es un regalo hecho con un fin.
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