La pertinencia de la escucha

ESCUCHAR

Por definición, escuchar es un verbo que hace referencia a la acción de poner atención a algo que es captado por el sentido auditivo. La palabra, que proviene del latín ascultare, indica que la persona apela a las facultades de su oído para oír lo dicho. Por ejemplo: “¿Puedes bajar la música, por favor? No logro escuchar la televisión”.

Apegándome a este significado, puedo referirme a escuchar, como la capacidad que tiene una persona para prestar atención a lo que alguien más le diga, obviando el ambiente externo y centrándose únicamente en sus palabras, con el fin de tener mejor comprensión de aquello que se le trata de comunicar. Por ejemplo: “No te preocupes por el ruido que hacen los demás, puedo escuchar lo que me dices, perfectamente”.

Escuchar no es sólo retener en el subconsciente palabras o frases al azar, sin el mayor interés de buscarles un significado o darles importancia. Por el contrario, escuchar es tener una noción consciente de lo que los oídos captan, atrayendo interés en quien escucha, orillándole a comprender el objetivo de lo que se trata de comunicar.

Quien escucha, puede tener una perspectiva diferente de alguien que tan sólo oye. Si yo me dedico a escuchar a mi entorno, estando en la universidad, puedo incluso captar conversaciones ajenas a mí. Si nada más oigo, advertiré una mezcla de ruido ininteligible, que puede provocarme dolor de cabeza. Si yo me dedico a escuchar música, advertiré el resonar de cada instrumento en la canción, comprenderé el sentido de la letra y lo archivaré en el subconsciente para alguna otra ocasión. Si únicamente oigo, puede que lo único que capte mi atención sea el ritmo del tema, llegando a no recordarla si algún día la vuelvo a oír.

En lo personal, me considero una buena escucha. Sin importar qué tan fuerte sea el barullo a mi alrededor, soy capaz de concentrarme en una conversación con otra persona, fijándome en cada palabra y tomando atención a cada detalle en su voz o sus gestos.

Según mis amigos o familiares, les es grato contarme algo de relevancia para ellos o pedirme algún consejo, ya que me centro siempre en los aspectos más trascendentales de lo que me relatan, llegando a captar a la perfección el objetivo que tratan de comunicarme.

A mi parecer, no existe nada más relajante que sentarse en la arena, a la orilla del mar, y dejar la mente en blanco, abocándome nada más a prestar atención; escuchar el oleaje rompiendo en las rocas, las gaviotas sobrevolando el cielo y el soplo del viento revoloteando alrededor.

Muy diferente es estar con alguien más en esas mismas circunstancias, donde no es el entorno lo que importa, sino la conversación que puedas estar teniendo con aquella persona, concentrando tus sentidos en escuchar las palabras de tu interlocutor y en oír los sonidos a tu alrededor.

Escuchar

...