La psicoterapia de la histeria
ber369dgTutorial14 de Julio de 2014
4.611 Palabras (19 Páginas)222 Visitas
Sobre la psicoterapia de la histeria:
Mientras investigamos la etiología de síntomas histéricos obtuvimos también un método terapéutico al que le adjudicamos valor práctico. Los síntomas histéricos singulares desaparecían enseguida y sin retornar cuando se conseguía despertar con plena luminosidad el recuerdo del proceso ocasionador, convocando al mismo tiempo el afecto acompañante, y cuando luego el enfermo describía ese proceso de la manera más detallada posible y expresaba en palabras el afecto.
El método psicoterapéutico producía sus efectos; cancela la acción eficiente de la representación originariamente no abreaccionada, porque permite a su afecto estrangulado el decurso a través del decir, y la lleva hasta su rectificación asociativa al introducirla en la conciencia normal o al cancelarla por sugestión médica, como ocurre en el sonambulismo con amnesia.
Cuando intente aplicar a una serie mayor de enfermos el método de Breuer para la curación de síntomas histéricos por vía de busca y abreacción en la hipnosis, tropecé con dos dificultades: 1) No eran hipnotizables todas las personas; 2) Debí tomar posición frente al problema de saber qué, en verdad, caracterizaba a la histeria y la deslindaba de las otras neurosis.
Cómo dominé la primera dificultad en la práctica cotidiana tomé frente al segundo problema.
La decisión acerca del diagnóstico y la variedad de terapia debe tomarse antes de disponer de esa noticia en profundidad. Escoger para el método catártico aquellos casos que era posible diagnosticar provisoriamente como de histeria porque presentaban unos pocos o muchos de los estigmas o síntomas característicos de ella.
Otras veces intenté tratar con el método de Breuer unas neurosis que nadie habría juzgado como histeria, y descubrí que de esta manera era posible influirlas y aun solucionarlas, con las representaciones obsesivas. En casos que por ninguno de sus rasgos recordaban a la histeria.
Por último, el plan de tratar a esas otras neurosis en cuestión como a la histeria, de investigar dondequiera la etiología y la modalidad del mecanismo psíquico.
Partiendo del método de Breuer, di en ocuparme, de la etiología y el mecanismo de las neurosis en general.
En primer lugar, se me impuso este discernimiento; hasta donde se podía hablar de una acusación por la cual las neurosis fueran adquiridas, la etiología debía buscarse en factores sexuales. A ello se enhebró el hallazgo universalmente, factores sexuales diferentes producían cuadros también diversos de contracción de neurosis.
De esta manera llegué a la conclusión de que la neurastenia respondía en verdad a un monótono cuadro clínico en el que, como los análisis lo demostraban, no desempeñaba ningún papel un “mecanismo psíquico”. De la neurastenia se separó tajantemente la neurosis obsesiva, en la que se pudieron discernir un complejo mecanismo psíquico, una etiología semejante a la histeria y una vasta posibilidad de reducirla mediante psicoterapia. Por otra parte, indicado separar de la neurastenia un complejo de síntomas neuróticos. Son síntomas, o bien equivalentes y rudimentarios, de exteriorizaciones de angustia, y por eso he denominado neurosis de angustia a este complejo que cabe separar de la neurastenia. Acerca de ella, sobreviene por la acumulación de una tensión psíquica que es, por su parte, de origen sexual; tampoco esta neurosis tiene un mecanismo psíquico, pero influye sobre la vida psíquica de una manera bien regular, esta neurosis de angustia, se superpone parcialmente con la neurosis que bajo el nombre de “hipocondría” suele reconocerse.
La viabilidad del término hipocondría se perjudica por su referencia fija al síntoma del miedo a la enfermedad.
No corresponde estampar a una neurosis en su totalidad el marbete de “histérica” por sólo hecho de que entre su complejo de síntomas luzca algunos rasgos histéricos. Esta última práctica por ser la histeria la neurosis más angustia, no obstante, era una práctica errónea.
Cabe designar “mixtas” a las neurosis corrientes. Los casos puros de histeria y de neurosis obsesiva son raros; de ordinario estas dos neurosis se combinan con una neurosis de angustia. El hecho de que unas neurosis mixtas se presenten con tanta frecuencia se debe a la frecuencia con que se contaminan sus factores etiológicos.
Respecto de la histeria se sigue que es apenas posible desprenderla.
Examinaré los historiales clínicos para ver si corroboran mi concepción sobre la falta de autonomía clínica de la histeria. Anna O. parece contradecirlo e ilustrar la contracción de una histeria pura. Sin embargo, no fue considerado por su observador bajo el punto de vista de la neurosis sexual y hoy es simplemente inutilizable para esto. Cuando yo empecé a analizar la segunda enferma, Emma von N, bien lejos me encontraba de esperar una neurosis sexual como suelo de histeria; acababa de salir de la escuela de Charcot y consideraba el enlace de una histeria con el tema de la sexualidad como una suerte de insulto. Debo reconocerlo como una grave neurosis de angustia con expectativa angustiada y fobias, que había nacido de la abstinencia sexual, combinándose con una histeria. El caso de Miss Lucy R, caso limite de una histeria pura; es una histeria breve, de transcurso episódico y de una etiología inequívocamente sexual, como la que correspondería a una neurosis de angustia. Solo que la neurosis no se registraba. El caso de Katharina, es el arquetipo de “angustia vaginal”, es una combinación de neurosis de angustia e histérica; la primera crea los síntomas, la segunda los repite y trabaja con ellos. El de Elisabeth von R. tampoco se exploro como neurosis sexual.
La histeria depurada de cualquier contaminación puede ser tratada de manera autónoma en todos los aspectos, salvo en la terapia. En efecto, en la terapia están en juego metas prácticas, la eliminación del estado doliente en su totalidad, y si la histeria se presenta las mas de las veces como componente de una neurosis mixta, el caso es sin duda parecido al de las infecciones mixtas donde la conservación de la vida, que se nos impone como tarea, no coincide con la lucha contra los efectos de uno solo de los agentes patológicos.
Separar, en los cuadros de las neurosis mixtas, la parte de la histeria de las partes de la neurastenia, la neurosis de angustia, etc. Tras ese divorcio puede dar una explicación precisa al valor terapéutico del método catártico. Es capaz de eliminar cualquier síntoma histérico, es por completo impotente frente a los fenómenos de la neurastenia.
Su eficacia terapéutica dependerá, en el caso singular, de que los componentes histéricos del cuadro clínico puedan reclamar para sí un lugar de relevancia práctica comparados con los otros componentes neuróticos.
Hay una segunda barrera, para la eficacia del método catártico: no influye sobre las condiciones causales de la histeria, y no puede impedir que en lugar de los síntomas eliminados se generen otros nuevos.
Manifestaciones:
1) no sostengo haber eliminado efectivamente todos los síntomas histéricos a que apliqué el método catártico, pero opino que los obstáculos residían en circunstancias personales.
2) El método catártico no pierde valor por ser síntoma sintomático y no causal. Se requiere de una segunda acción que solucione esta tarea, y para ese fin, en el caso de la histeria, el método catártico es de una idoneidad insuperable.
3) Donde se ha superado un período de producción histérica, un paroxismo (exaltación) histérico agudo, y las secuelas son sólo unos síntomas histéricos como fenómenos residuales, el método catártico es satisfactorio para todas las indicaciones y alcanza éxitos plenos y duraderos. Esta constelación favorable para la terapia se presenta no rara vez en el ámbito de la vida sexual. Aquí el método catártico rindo todo lo que se le puede exigir, no pretenderá alterar una constitución como la histeria; tiene que darse por contento si elimina el padecer al cual es proclive esa constitución y que puede surgir de ella con la cooperación de condiciones externas. Se dará por contento si el enfermo ha recuperado su productividad. Por otra parte, ello no le quita todo consuelo en cuanto al futuro, por lo que atañe a la posibilidad de una recidiva (vuelta de síntomas). Podría objetarse que en estos casos de histeria ya pasada los síntomas residuales desaparecerán de todas maneras espontáneamente; pero debe responderse que tal curación espontánea no suele discurrir muy rápida ni completa, y la intervención de la terapia la promueve extraordinariamente.
4) Toda vez que uno haya tropezado con una histeria aguda, un caso en su periodo de mas viva producción de síntomas histéricos y el consecuente avasallamiento del yo por los productos de la enfermedad (psicosis histérica), el método catártico modificara poco en la impresión y la trayectoria de ese caso clínico. Uno se encuentra entonces frente a la neurosis. No se puede quebrar la afección. Debe tomarse muy en cuenta que quizás, aun en una histeria aguda, la eliminación de los productos de la enfermedad uno por uno ejerza un influjo curativo al prestar apoyo al yo normal empeñado en la defensa y precaverlo del avasallamiento, de la caída en la psicosis, acaso en la confusión definitiva. Todo lo que es capaz de rendir el método catártico aun en la histeria aguda, y el hecho de que él limita, de una manera notable en la práctica, la neoproducción de síntomas patológicos, he ahí lo que nos ilustra indudablemente la historia de Anna O., en quien Breuer aprendió a emplear por primera vez este procedimiento
...