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La violencia invisible


Enviado por   •  28 de Junio de 2023  •  Documentos de Investigación  •  2.644 Palabras (11 Páginas)  •  43 Visitas

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La violencia invisible. El recién nacido en espera de una familia que lo críe

The invisible violence of newborn babies waiting to be adopted

A violência sofrida pelos recém-nascidos esperando a serem adoptados

José Luis Díaz Rossello1, Fernanda Blasina2, Pía Correas3

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En el año 2017 el Departamento de Servicio Social de la Maternidad del Centro Hospitalario Pereira Rossell re- portó 179 judicializaciones de recién nacidos cuyas ma- dres no podían criarlos. No disponemos de las cifras en el resto de las instituciones, pero sabemos que son fre- cuentes en todo el país.

Estos recién nacidos, en vez de iniciar su socializa- ción al nacer, debieron esperar un lento proceso de judi- cialización centrado en determinar quién tiene derecho a criarlo. En 8% de los casos fueron integrados a una fami- lia del Registro Único de Adoptantes, quienes por meses o años ya estaban comprometidos y preparados para ha- cerlo. En 70%, el juez los entregó a la familia cercana a la madre que lo engendró. En general son familiares que no tenían planes de criarlo y con escasa relación con esa mujer durante el embarazo. La larga espera para que el juez decida quién se hará cargo del recién nacido es en función de proceso de búsqueda de estas personas. En el 20% restante, el juez no encontró familia adoptante y fueron desahuciados de la vida en familia y enviados a una institucionalización de amparo.

Esta situación es intrínsecamente violenta. La magnitud de la violencia es proporcional a la asime- tría de poder sobre el más débil y la gravedad del daño ocasionado. Durante el prolongado proceso judicial en espera una familia que lo crie, el recién nacido es el lado débil de esa asimetría. Del otro lado están las ins- tituciones responsables por días, semanas o meses en decidir. En esta situación el recién nacido está expues- to al altísimo riesgo de deterioro irreversible de su po- tencialidad de desarrollo y su salud mental como niño y adulto. Es una forma de maltrato infantil cotidiano


en las salas de neonatología, que no figura en los tex- tos, ni se plantea en los algoritmos clínicos de diag- nóstico, ni es motivo de solicitud de peritaje forense. Se ignora.

Nuestra sociedad tiene normas que bien aplicadas protegen al recién nacido de esa violencia. Las institu- ciones involucradas en este proceso deben actuar según la Ley 19092. Dicha ley protege al recién nacido y regu- la su adopción por una familia cuando quien lo engendró no puede criarlo, velando únicamente por el bien supe- rior del niño como único sujeto de derecho. La ley privi- legia a texto expreso el bienestar del recién nacido y sus vínculos afectivos significativos previos. Corresponde reconocer que en el momento de nacer ese recién nacido no ha desarrollado aún ningún vínculo afectivo signifi- cativo y urge que los desarrolle con quienes lo crien.

El camino que proponemos recorrer es difundir los recientes avances en el conocimiento de las bases bioló- gicas de la relación afectiva filio-parental y de las conse- cuencias adversas que resultan de no disponer de una fa- milia que lo crie desde el día de su nacimiento.

Pierre Budin, obstetra fundador de la primera sala de prematuros de la Maternidad de París, realizó dos obser- vaciones sobre el vínculo parento-filial. Observó que, lastimosamente, las madres de prematuros que no ve- nían a visitarlos al hospital y que no participaban de sus cuidados y alimentación, luego de un mes, perdían inte- rés por ese hijo que otras criaban. Para desarrollar la condición maternal no era suficiente haberlo parido, el vínculo parental requería cotidiana cercanía y cuidado. También observaba que cuidar a los recién nacidos lle- naba a las madres de preocupaciones, pero Budin decía

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  1. Pediatra.
  2. Pediatra. Prof. Agda. Depto. Neonatología. Hospital de Clínicas. UDELAR.
  3. Psicóloga. Prof. Agda. Depto. Psicología Médica. Hospital de Clínicas. UDELAR. Depto. Neonatología. Hospital de Clínicas. UDELAR.

que “de las preocupaciones que ocasiona, el propio bebé es el mejor consolador”. Donald Winnicott, célebre pe- diatra psicoanalista inglés, decía que los cambios de esa madre eran tan peculiares que, si uno no viera que esta- ban asociados a la presencia del bebé, consideraría que esa mujer estaba cursando una enfermedad psíquica. Los elementos obsesivos de cuidado y su dedicación son casi enfermizos, pero a la vez en las primeras semanas de cuidarlo esa primigesta temerosa, que requería ayuda para todo, se va transformando en una madre ejemplar con enorme autoestima generada por los progresos de su bebé. ¿Cómo se explican a la luz de la ciencia moderna estas características descritas en el siglo pasado?

La investigación del comportamiento parental en animales ha comprobado que la función de criar es una etapa posnatal de la biología de reproducción. Esta fun- ción no es siempre dependiente de los cambios produci- dos por la gestación, lo cual se evidencia experimental- mente en ratas vírgenes que se acercan, protegen y desa- rrollan comportamientos maternales hacia crías que ob- viamente no engendraron.

La biología reproductiva de la crianza evolucionó en los humanos y se desarrolla con funciones diferentes a las de la concepción y el embarazo. Estas funciones son más cerebrales que genitales y reproducen la naturaleza humana como ser social único, con lenguaje, capaz de actuar cooperando. El extenso período de crianza huma- na tiene bases biológicas que explican las diferencias so- ciocognitivas y afectivas de los humanos con los demás animales superiores.

El recién nacido tiene una condición transitoria que consiste en que todas las señales biológicas que emite son enormemente atractivas para cualquier adulto. Es un hiperseductor y su ternura, llanto, respiración, hipos, es- tornudos y hasta su sorpresiva micción sobre la ropa de quien lo cuida son atractivas, causan sorpresa y respues- ta inmediata. Son esas señales las que estimulan al adul- to a interactuar. Por la intensidad de esa demanda de cui- dado durante las 24 horas del día no alcanza con un solo adulto para criarlo y precisa estimular a varios, su fami- lia.

Los cambios en el comportamiento de los adultos ne- cesarios para criar se expresan por la activación de áreas cerebrales ante los estímulos filiales. Esta nueva ciencia del cerebro parental ha avanzado en estudios en huma- nos mediante resonancia magnética cerebral funcional y más recientemente por la visualización por tomografía de emision de positrones (PET) con radio marcadores de receptores de dopamina que son activados por la visuali- zación de la foto del propio hijo y no del ajeno. A pesar de la intensa, permanente y agotadora demanda de cui- dados del recién nacido, la dopamina liberada por el ce- rebro del adulto parental (molécula de la recompensa)

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