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rafaelorozco856 de Febrero de 2013
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objetivos, es decir, ideales. Sin ese aparato, en una sociedad que separa a los funcionarios,
empleados y trabajadores de los medios administrativos, y que requiere de modo indispensable la
disciplina y la formación profesional, cesaría toda posibilidad de existencia para todos con
excepción de los que todavía están en posesión de los medios de abastecimiento (campesinos).
La burocracia continúa funcionando para la revolución triunfante o el enemigo en ocupación, lo
mismo que lo hacia con el gobierno hasta ese momento legal.
La cuestión es siempre esta: ¿quién domina el aparato burocrático existente? Y siempre esa
dominación tiene ciertas limitaciones para el no profesional: El consejero profesional impone las
más de las veces a la larga su voluntad al ministro no profesional. La necesidad de una
administración más permanente, rigurosa, intensiva y calculable, tal como la creó -no solamente
él, pero ciertamente y de modo innegable, él ante todo- el capitalismo (sin la que no puede
subsistir y que todo socialismo racional tendrá que aceptar e incrementar), determina el carácter
fatal de la burocracia como médula de toda administración de masas. Sólo el pequeño instituto
(político, hierocrático, económico, etc.), podría prescindir ampliamente de ella. De igual manera
que el capitalismo en el estadio actual de su desarrollo fomenta la burocracia –aunque una y otra
provengan históricamente de distintas raíces- asimismo, porque desde el punto de vista fiscal
aporta los necesarios medios en dinero, constituye el fundamento económico más racional sobre
el que puede subsistir aquélla en su forma también más racional.
Junto a los supuestos fiscales existen para la burocracia condiciones esenciales de carácter técnico
en los medios de comunicación. Su precisión exige el ferrocarril, el teléfono, el telégrafo, y está
ligada a éstos de modo creciente.
En esto ninguna alteración podría introducir un orden socialista. El problema radicaría en si éste
sería capaz de crear condiciones para una administración racional, que en este caso significaría
una administración burocrática rígida, sometida a reglas aún mas rigurosamente formales que las
existentes en el orden capitalista. En caso contrario, nos encontraríamos de nuevo con una de
aquellas irracionalidades: la antimonia entre la racionalidad formal y material que tantas veces ha
de constatar la sociología.
La administración burocrática significa: Dominación gracias al saber; éste representa su carácter
racional fundamental y específico. Más allá de la situación de poder condicionada por el saber de
la especialidad la burocracia(o el soberano que de ella se sirve) tiene la tendencia a acrecentar aún
más su poder por medio del saber de servicio: conocimientos de hechos adquirido por las
relaciones del servicio o “ depositado en el expediente”. El concepto de “secreto profesional”, no
exclusivo pero sí específicamente burocrático– comparable, por ejemplo, al conocimiento de los
secretos comerciales de una empresa frente al saber técnico- procede de ese impulso de poderío.
Superior en saber a la burocracia -conocimiento de la especialidad de los hechos dentro del
círculo de sus intereses- sólo es, regularmente, el interesado privado de una actividad lucrativa.
Es decir, el empresario capitalista, es realmente la única instancia inmune (o al menos
relativamente) frente a la ineludibilidad de la dominación científico-racional de la burocracia.
Todos los demás, en las asociaciones de masas, están irremisiblemente sometidos al imperio
burocrático, en igual
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