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Los Mensajes De Los Sabios


Enviado por   •  8 de Diciembre de 2013  •  8.497 Palabras (34 Páginas)  •  387 Visitas

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Los Mensajes de los sabios

Brian Weiss

1. El comienzo

Nuestra tarea es aprender, llegar a ser divinos a través del conocimiento. Sabemos tan pocas cosas... Gracias al conocimiento nos acercamos a Dios, y entonces podemos descansar. Después volvemos para enseñar y ayudar a los demás.

Catherine atribuía la fuente de esa sabiduría a los sabios, almas muy evolucionadas sin forma física que le contaron cosas sabias y maravillosas. Tras salir del estado hipnótico, Catherine recordaba muchos detalles delas vidas anteriores que acababa de experimentar, pero nunca se acordaba de nada relacionado con sus contactos con esos sabios, ya que los mensajes se transmitían a través de ella, pero surgían de su memoria.

Nadamos en un mar de conciencia new age, holística y espiritual. El new thought se está convirtiendo en algo dominante.

El amor es la energía más básica y dominante que existe. Es la esencia de nuestro ser y de nuestro universo. El amor es el componente fundamental de la naturaleza que conecta y une todas las cosas, a todas las personas.

El amor es más que un objetivo, más que un combustible, más que un ideal. El amor es nuestra naturaleza. Es nuestra esencia.

El amor todo lo cura.

Los físicos saben que todo es energía.

La energía del amor es, en potencia, más fuerte que cualquier bomba y más sutil que cualquier hierba.

Cuando comprendamos de verdad el concepto de que el amor es una energía que lo abarca todo y que su impulso curativo puede transformar con rapidez nuestro cuerpo, mentes y almas, superaremos nuestros dolores y nuestros males.

Unas palabras sobre este libro.

Cuanto más escriba más fácil le será recordar y procesar los detalles de sus experiencias.

2. El ciclo de la vida

Mientras estamos aquí pasamos por muchas etapas. Nos deshacemos del cuerpo de bebé para adoptar el de un niño; descartamos el de niño para ser adultos, y el de adultos por el de ancianos ¿ Por qué no dar un paso más y descartar el cuerpo adulto para ir a un plano espiritual ¿ Eso es lo que hacemos. No dejamos de crecer: continuamos creciendo. Cuando llegamos al plano espiritual, continuamos creciendo también allí. Pasamos por diferentes etapas de desarrollo. Cuando llegamos, estamos consumidos. Es preciso pasar por una etapa de renovación, una etapa de aprendizaje y una etapa de decisión. Nosotros decidimos cuando queremos regresar, adónde y porqué motivos. Algunos prefieren no volver. Prefieren pasar a otra etapa de desarrollo. Y mantienen la forma espiritual... algunos por más tiempo que otros, antes de volver. Todo es crecimiento y aprendizaje... crecimiento continuo. Nuestro cuerpo es sólo un vehículo para que utilicemos mientras estamos aquí. Son nuestra alma y nuestro espíritu los que perduran por siempre.

Nuestras vidas no son el resultado de actos y acontecimientos. Las trayectorias vitales están previstas sabia y detenidamente para mejorar el aprendizaje y la evolución.

Elegimos a nuestros padres, que suelen ser almas con las que hemos interactuado en vidas anteriores. Aprendemos de niños, de adolescentes, y de adultos, y evolucionamos espiritualmente a medida que nuestros cuerpos cambian. Cuando el alma abandona el cuerpo en el momento de la muerte física, seguimos el aprendizaje el planos superiores, que en realidad son niveles superiores de conciencia. Repasamos la vida que acabamos de abandonar, aprendemos las lecciones y preparamos la próxima existencia. El aprendizaje no termina con la muerte del cuerpo.

Existen muchos niveles de conciencia que visitamos cuando el alma abandona el cuerpo físico.

El recuerdo de hechos reprimidos u olvidados, a menudo dolorosos, suele estar relacionado con la curación. Recordar esos hechos con sus emociones correspondientes, lo que se llama catarsis, es una piedra angular del psicoanálisis y de otras psicoterapias tradicionales.

Experimentamos cómo nos sentimos en otros cuerpos en tiempos antiguos, mientras vemos nuestras diversas muertes y renacimientos, y nos invade el descubrimiento certero e infalible de que somos almas eternas, no simples cuerpos individuales. No llegamos a morir nunca, simplemente cambiamos de nivel de conciencia. Al ser nuestros seres queridos también inmortales, nunca llegamos a separarnos de ellos. La constatación de nuestra auténtica naturaleza espiritual supone una potente fuerza de curación.

Pero sobre todo comprenderá lo que todos tenemos en común: estamos más allá de la vida y de la muerte, más allá del espacio y del tiempo. Todos somos inmortales y existimos por toda la eternidad.

3. El regreso

Elegimos cuándo queremos pasar al estado físico y cuando queremos abandonarlo. Sabemos cuándo hemos conseguido aquello a por lo que nos enviaros aquí abajo... Cuando has tenido tiempo de descansar y revigorizar el alma, se te permite elegir cuándo regresar al estado físico.

No nacemos en nuestra familia por accidente ni por casualidad. Elegimos las circunstancias y preparamos un plan para nuestra vida antes incluso de ser concebidos. Nos ayudan en esa preparación los seres espirituales llenos de amor que después nos guían y protegen mientras estamos en el cuerpo físico y se va desarrollando el plan de nuestra vida. Podemos llamar destino a los hechos que van desarrollándose después de que los hayamos elegido.

Existen pruebas importantes de que vemos los principales acontecimientos de la vida que tenemos por delante, los puntos del destino, en la etapa de preparación que precede a nuestro nacimiento.

Ya está programado quienes serán las personas más importantes que conoceremos, cuáles los reencuentros con almas gemelas y compañeros del alma, incluso los lugares en que sucederán esos hechos.

En el curso del destino no existen casualidades.

Aunque todos los seres humanos tenemos un plan vital, también tenemos libre albedrío, lo mismo que nuestros padres. Nuestras vidas y las suyas quedarán afectadas por las elecciones que hagamos mientras estemos en estado físico, pero los puntos del destino sucederán de todos modos. Conoceremos a las personas que proyectamos conocer y nos enfrentaremos a los obstáculos que habíamos previsto mucho antes de nacer. Sin embargo, la forma de desenvolvernos ante esas situaciones, nuestras reacciones y decisiones subsiguientes son la expresión de nuestro libre albedrío. El destino y el libre albedrío coexisten e interactúan constantemente. Son cosas complementarias, no contradictorias.

El alma parece reservarse un cuerpo concreto, aproximadamente en el momento de la concepción. No puede ocuparlo otra alma. Sin embargo, la unión del cuerpo y el alma no se completa hasta el momento del nacimiento.

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