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Manía, Hipomanía Y Depresión

JenniferSarife22 de Agosto de 2014

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¿Qué es?

La manía se considera uno de los trastornos del estado de ánimo, contrapuesto a la depresión. Es importante resaltar la diferencia entre la manía, entendida como una patología psiquiátrica, y el sentido coloquial de "tener ‘manía’ a algo o a alguien", que denota un sentido de "tener aversión a".

En este trastorno, la persona que padece un estado de manía presenta un estado de ánimo anormalmente eufórico y exaltado, un excesivo humor, que puede manifestarse como una euforia o una gran irritabilidad y excitabilidad. Muy a menudo se acompaña de ideación cercana a los delirios de grandeza, excesiva alegría, excitación y de conducta desinhibida.

Cuando el episodio de ánimo anormalmente eufórico no interfiere con la vida diaria de la persona por no ser de una intensidad suficiente, se considera hipomanía (manía leve).

Muy a menudo, los episodios de manía y de depresión se presentan de manera alterna en un mismo paciente, catalogándose de "trastorno bipolar".

¿Cómo se produce?

Al igual que en el caso de la depresión, en el origen de la manía pueden definirse factores internos de la persona (genética, bioquímica de los neurotransmisores cerebrales) y factores externos (influencia del ambiente en que la persona se encuentra inmerso):

Factores externos: son los factores de origen psicosocial, esto es, las circunstancias a las que el paciente se expone por el hecho de vivir en la sociedad que le acoge: la falta de sueño, el uso de substancias estimulantes, algunas enfermedades o carencias de vitaminas, la falta de luz solar o los períodos de excesiva euforia en la sociedad, que puede ser contagiosa, pueden hacer que una persona con especial susceptibilidad desarrolle un cuadro de manía o de hipomanía.

Factores internos: pueden ser de tipo genético o biológico:

Factores genéticos: hay casos de agregación familiar de trastornos del estado de ánimo, que sugieren la posibilidad de una carga genética hereditaria que podría predisponer a la enfermedad. Algunas investigaciones genéticas parecen corroborar esta hipótesis.

Factores biológicos: en los casos de manía, paralelamente a los casos de depresión se ha comprobado la existencia de cambios en las concentraciones de algunos neurotransmisores en las sinapsis entre las neuronas de algunas partes del cerebro. Con los tratamientos farmacológicos indicados en cada caso, se pretende conseguir el reequilibrio de estas moléculas implicadas en la bioquímica de la manía.

Síntomas

En general, el paciente acude generalmente acompañado por un allegado (el paciente no cree tener ningún trastorno), con un ánimo elevado, excitado, distraído, muy sensible a las críticas e irritable.

Presenta una elevada locuacidad, habla rápido y con un discurso continuo difícil de interrumpir. Muy a menudo el contenido de su discurso es incoherente, irreflexivo o mantiene afirmaciones difíciles de sostener e incluso inventa palabras. A menudo viste de manera extravagante.

El paciente con manía comúnmente tiene sentimientos de grandeza inexplicables (cree que es un gran inversor o empresario y se siente invulnerable e invencible en todas sus actividades, etc.), pudiéndose implicar en acciones o actividades arriesgadas y peligrosas tanto para él mismo como para los demás; gasta dinero en modo desproporcionado y arriesga y endeuda todo su patrimonio sin límites coherentes.

Diagnóstico

El diagnóstico de la manía y de la hipomanía es fundamentalmente clínico, a través de la entrevista con el profesional sanitario. El paciente presenta muchos de los rasgos clínicos expuestos, típicos de los episodios de manía.

Es importante, tras el diagnóstico, intentar descartar un diagnóstico etiológico que pudiera estar interrelacionado: en especial será de gran interés descartar enfermedades sistémicas y el uso de substancias psicotrópicas o estimulantes. En estos casos, la resolución de la enfermedad de base será fundamental para la resolución del cuadro maníaco.

Tratamiento

En casos de manía con manifestaciones importantes podrá ser necesario el ingreso hospitalario del paciente para su propia protección durante un corto período de tiempo, hasta la mejoría del cuadro.

Los fármacos indicados en los períodos de manía están enfocados a la disminución de la clínica y a la vuelta a la normalidad de los parámetros bioquímicos cerebrales.

Tras la fase maníaca, generalmente estará indicada la prolongación de tratamiento farmacológico para evitar recaídas y, dado que muchos pacientes con episodios de manía presentan a su vez otros episodios depresivos (pacientes con trastorno bipolar) estará indicado el uso a largo plazo de fármacos estabilizadores del ánimo.

Medidas preventivas

La prevención de los episodios de manía pasa por la evitación de los factores de riesgo de origen externo (dormir las horas adecuadas, evitar el uso de estimulantes o drogas psicotrópicas, etc.) y, en los casos en que ya se ha presentado un episodio de manía y así esté indicado, mantener una medicación con carácter crónico para evitar la aparición de nuevos episodios.

De gran importancia será también la detección precoz de síntomas clave que puedan hacer sospechar la aparición de un nuevo episodio maníaco, tales como falta de sueño, alteraciones en la conducta, disminución de las precauciones en la vida diaria o en los negocios, tendencia a la irritabilidad, despreocupación, etc. En los casos en que un nuevo episodio de manía esté apareciendo, la detección precoz será importante para el control del cuadro y la administración de tratamiento antes de que el paciente, su patrimonio o las personas de su entorno puedan correr más peligro.

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Dra. Elisabeth Herrero i Vila

Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria Máster en Gerontología Clínica

Máster en Medicina Preventiva y Promoción de la Salud Posgrado en Psicopatología Clínica

Hipomanía

Características del episodio

Un episodio hipomaníaco se define como un período delimitado durante el cual hay un estado de ánimo anormal y persistentemente elevado, expansivo o irritable que dura al menos 4 días (Criterio A). Este período de estado de ánimo anormal debe ir acompañado por al menos otros tres síntomas de una lista que incluye aumento de la autoestima o grandiosidad (no delirante), disminución de la necesidad de dormir, lenguaje verborreico, fuga de ideas, distraibilidad, aumento de las actividades intencionadas o agitación psicomotora e implicación excesiva en actividades placenteras con un alto potencial para producir consecuencias graves (Criterio B). Si el estado de ánimo es irritable (en lugar de elevado o expansivo), debe haber al menos cuatro de los síntomas anteriores. Esta lista de síntomas adicionales es idéntica a la que define un episodio maníaco (v. pág. 334) excepto en que no puede haber ideas delirantes y alucinaciones. El estado de ánimo durante un episodio hipomaníaco debe ser claramente distinto del estado de ánimo habitual del sujeto cuando no está deprimido y tiene que haber un cambio claro de su actividad habitual (Criterio C). Puesto que los cambios del estado de ánimo y de la actividad han de ser observables por otras personas (Criterio D), la evaluación de este criterio suele requerir la intervención de otros informadores (p. ej., los familiares). La historia obtenida de otros informadores es particularmente importante en la evaluación de los adolescentes. Contrariamente a lo que sucede en un episodio maníaco, un episodio hipomaníaco no es suficientemente grave como para ocasionar un deterioro social o laboral importante o para precisar hospitalización, ni está caracterizado por la presencia de síntomas psicóticos (Criterio E). En algunos sujetos el cambio de la actividad puede tomar la forma de un importante aumento de la eficiencia, los logros y la creatividad. Sin embargo, en otros la hipomanía puede causar un cierto deterioro social o laboral. La alteración del estado de ánimo y los demás síntomas no se deben a los efectos directos de una droga, un medicamento, otros tratamientos somáticos de la depresión (terapéutica electroconvulsiva o terapéutica lumínica) o de la exposición a un tóxico. El episodio tampoco se debe a los efectos fisiológicos directos de una enfermedad médica (p. ej., esclerosis múltiples, tumor cerebral) (Criterio F). Síntomas similares a los que se dan en un episodio hipomaníaco pueden ser debidos a los efectos directos de un medicamento antidepresivo, terapéutica electroconvulsiva, terapéutica lumínica o a un medicamento prescrito para algunas enfermedades médicas (p. ej., corticosteroides). Estos cuadros no se consideran episodios hipomaníacos y no deben conducir al establecimiento al establecimiento de un diagnóstico de trastorno bipolar II. Por ejemplo, si una persona con un trastorno depresivo mayor presenta síntomas de un episodio similar a la hipomanía después de un tratamiento antidepresivo, el episodio se diagnostica como un trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias, con síntomas maníacos, y no hay que cambiar el diagnóstico de trastorno depresivo mayor por el de trastorno bipolar II. Hay datos que sugieren que los sujetos que presentan episodios similares a la manía o la hipomanía tras algún tratamiento somático de la depresión pueden presentar una «diátesis» bipolar. Estos sujetos pueden tener mayores probabilidades de presentar futuros episodios maníacos o hipomaníacos que no estén relacionados con sustancias o con tratamientos somáticos para la depresión.

El estado de ánimo elevado en un episodio

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