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Mi yo


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2020  •  Biografías  •  38.623 Palabras (155 Páginas)  •  57 Visitas

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En la calma de mi habitación y con la mente un poco más clara que ayer, me siento a escribir, escribir memorias no sé si se puedan llamar memorias, experiencias quizá en algún momento encuentre el nombre de lo que hoy me inspira, después de haber tenido una buena charla con un gran amigo, y no digo gran amigo porque lo conozca de mucho tiempo, digo gran amigo porque ha estado pendiente de mi proceso, porque aunque nunca le he dedicado el tiempo suficiente por tener mi tiempo disponible para quien  quizá nunca lo mereció.

En este momento no podría afirmarlo porque en mi mente aun rondan zumbidos de amor y  desamor, zumbidos de rabia por lo que un día me hizo “feliz”,  zumbidos de moscas que matan mis pensamientos.

Lo  conocí como en el mundo moderno se conoce mucha gente, cuando las relaciones dejaron de ser interpersonales y se pasaron a una pantalla, una cámara y un teclado,  vi su perfil y me gusto;  una foto bastante interesante que sin dejar ver mucho mostraba lo que me gustaba ver, un hombre en todo el sentido de la palabra, un hombre con un cigarrillo en la boca, y siendo fumador no admito que el cigarrillo demuestre masculinidad pero para este caso lo era, una foto que me atrapo inmediatamente, por la naturalidad, y con un encabezado más atractivo aun  SEDUCCIÓN, RESERVA Y MASCULINIDAD PARA QUE LOS CUERPOS HABLEN, BISEXUAL, PROFESIONAL Y MACHO PARA SEDUCIR Y SER SEDUCIDO, esto me atrapo aún más.

Le escribí y respondió, la cosa pintaba bien, le interesaba mi perfil y eso me hizo feliz, mi ego respondió de inmediato, fue un momento agradable, un chico guapo se interesó en mí,  una charla interesante. Sin hablar de sexo hable con un hombre cuerdo, centrado, interesante, las ventajas de la web, pero quería conocerlo  ya, intercambio de número de teléfono, Facebook , Skype, la cosa se ponía más interesante aun, como dirían los muchachos de hoy,  hay filin, uf que bien se siente a mis 38 años y pasando por una de las peores etapas de mi vida, alguien se interesa en mí, en lo que proyecto desde un perfil de una página en internet, porque realmente no se conoce a alguien por lo que muestre o por lo que escriba sobre sí mismo, pero en ese momento es lo menos importante, aunque tengo una relación en el momento,  no pasa por el mejor momento y sin dudarlo me quiero lanzar a la aventura.

Inicio a explorar sus fotos en el care libro y me intereso cada vez más, conozco a una persona diferente, veo cosas que me gustan, solo hay algo que cuadra y es una rasta en su pelo, pero no me atrevo a preguntar siquiera si es natural o puesta, solo me inquieta,  pero no me distrae lo suficiente como para conocer a ese ser nuevo, a ese ser lleno de cosas místicas y mágicas que no había visto antes en alguien en el medio gay y menos en una página de cacería de hombres, algo indígena mezclado con modernismo.

Me pregunto si será real, surgen dudas que quiero resolver de inmediato, estamos en la misma ciudad y quiero conocerlo ya, eso me grita mi corazón, él  también me lo pide, ¡veámonos ya¡, pero le miento, no puedo moverme de las cuatro paredes donde me encuentro privado de la libertad desde hace algunos meses, pero me avergüenza decírselo, no es la mejor carta de presentación.

Me pone una cita la cual por obvias razones nunca puedo cumplir, pero tampoco quiero dejar de saber de él, no quiero que se aleje por lo que estoy pasando, no quiero perder su contacto,  quiero saber más de él,  quiero conocerlo, pero el miedo me invade más que la emoción y prefiero llegar a un silencio, un silencio que desde ya inicia con una agonía,  ¿porque lo conocí ahora que no podía verlo?  Creo que él va a ser la persona que estoy  buscando para ser feliz.

Se llena de rabia y me lo hace saber por sus mensajes que conllevan a que me elimine de cualquier tipo de contacto, aun no escucho su voz, solo lo imagino por unas fotos  y unas palabras que escribe, lo imagino alto y de voz gruesa, una persona grande sin comparar la grandeza de Dios, hablando de seriedad madurez, pero me resigno,  no puedo cambiar el curso de las cosas, hay muchas esperanzas de libertad para mí y creo que lo puedo manejar hasta que pueda por fin cumplir la cita, esa anhelada cita, anhelada por mí y en el momento creo que por el también.

Gran equivocación, los sentimientos se confunden con las ganas y no vamos por el mismo camino,  ni tenemos la misma intención, nunca se lo pregunte, tampoco me lo dijo, simplemente me atrapó en unas cuantas palabras que leí, sin prometerme el cielo ni la tierra, pero me encinte,  como me lo dice repetidamente;  era diferente a lo que había visto antes en otros perfiles, no me mostró  ni su culo, ni su pene, no me pidió  que lo hiciera, no era el tipo común de la página.

Era ese ser maravilloso, que habla de cosas interesantes, y no solamente de sexo, es más hasta el momento no habíamos tocado el tema;  han pasado varios días y lo recuerdo, quiero ver sus fotos pero no puedo, me bloqueó, cualquier acceso que pudiera tener a él  quedo suspendido, no me atrevo a llamarlo, conservo su número telefónico con la esperanza de que el día que ordenen mi libertad la primera persona a la cual llamar después de mi familia y compartir con ellos esa gran  alegría,  sea a él y decirle ¡a donde te llego¡, mi plan está intacto, casi hasta la gasolina del carro la tengo lista, no me quiero perder la oportunidad de conocerlo, quiero saber si ese ser maravilloso que me estoy imaginando es real o es simplemente una especulación de mi encierro y mi soledad.

Las cosas se complican y la luz de libertad cada vez está más lejana, quiero estar fuera, quiero recuperar mi vida y uno de mis motivos es el, increíble pero cierto, no lo conozco, no he oído su voz,  he leído unas líneas y siento que puede ser mi complemento.

Imagino la foto que se me sedujo, abro un nuevo perfil, esta vez con una foto diferente a la mía para que no sepa que soy yo, no me atrevo ni a saludarlo, lo hago con la única intención de  poder ver esa imagen que me atrapa  y que aún conserva en el  perfil, nunca la ha cambiado, esa imagen que alegra  mi corazón cuando la veo y que  otras veces me hace tener los peores momentos y rabias de saber que aun estando yo en su vida sigues de cacería.

Pero en ese momento me alegraba, era la única imagen viva que tenia de ese ser que me tenía hechizado,  con unas palabras escritas a través de la web y unas cuantas fotos que había logrado ver en el Facebook.  Pasó el tiempo y perdí su número,  por razones ajenas a mi voluntad, la libertad cada vez se alejaba más y mi interés por el  seguía creciendo,  como en aquel primer momento en que vi ese bigote rubio, esos labios provocadores y aquel  cigarrillo de marca extraña.

Me decidí a escribirle para pedirle  de nuevo su número telefónico, no respondió inmediatamente,  pero en determinado momento lo hizo, nuevamente la ilusión llego a mí, y esta vez le hable con la verdad, lo hice escribiendo,  no fui capaz de escuchar su voz aun y menos quizá escuchar sus juzgamientos,  eso pensé en el momento, en estas condiciones mucha gente te  juzga y condena, pero  fue diferente, me dio  una voz de apoyo,  entendió porque no llegue a la cita  y eso me hizo feliz, de ahí en adelante estuvo pendiente de mí, me mandaba links de canciones ,  frases alentadoras, me saludaba constantemente.

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