Monografía Angustia
mc3728 de Mayo de 2015
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“Los tiempos del concepto de Angustia desde Freud a Lacan”
Introducción
El presente trabajo tiene como finalidad analizar las diferentes conceptualizaciones de la Angustia, partiendo de un recorrido desde las obras destacadas de Sigmund Freud y Jaques Lacan. El principal objetivo es arribar a una definición de dicho concepto, reconociendo su evolución e indicando las distintas características y facetas que el término posee.
En un primer momento, se desarrollan las tres fundamentales teorizaciones freudianas, teniendo en cuenta el contexto en donde se establecen y las modificaciones dadas en cada instancia, destacando los puntos fundamentales que le permitieron realizar dichos giros conceptuales.
Seguidamente, se estudian los seminarios de Lacan en particular, el Seminario X, donde se realiza una relectura de las obras de Freud, produciéndose una transformación en el estatuto de la Angustia, tanto conceptual como del abordaje clínico.
La angustia desde Freud
Freud plantea en diferentes momentos de su obra, tres teorías de la Angustia. Así, en un principio dada su formación como neurólogo, sostiene rescatando los aportes de los fragmentos de la correspondencia con Fliess, “Manuscrito E” que “La fuente de la angustia no ha de buscarse dentro de lo psíquico” (Freud, 1894) ubicando la causa en un factor físico de la vida sexual, asociando a la neurosis de angustia a una disfunción o dificultad sexual. Aquí, se destaca la concepción economicista del aparato psíquico que tenía en ese momento, en relación al concepto de “Cuantums”, ya que pensaba que “la tensión física no ligada psíquicamente se muda en angustia”, (Freud, 1894). Esta energía que se muda en angustia, se trata de la sensación producida por la acumulación de un estímulo endógeno diverso.
Desarrollará más ampliamente este tema en un texto del año siguiente llamado “Sobre la justificación de separar de la neurastenia un determinado síndrome en calidad de neurosis de angustia”, en él Freud plantea los síntomas característicos de las neurosis de angustia y dirá que su causa es sexual. Ésta se produce como anteriormente se dijo, porque hay una acumulación de excitación que no es tramitada psíquicamente, es así que esa angustia es vivida en lo físico, “...esta angustia no admite ninguna derivación psíquica” dice Freud y prosigue “es la acumulación de la tensión sexual que no ha encontrado forma de satisfacción”. (Freud, 1894) En este párrafo se refleja que Freud aún no adjudica un proceso psicológico a la etiología de la neurosis de angustia, su explicación se reduce solo al campo de lo fisiológico.
En el mismo texto, señala una serie de síntomas que son propios de la angustia a considerar. Es necesario, para estudiar las Neurosis de Angustia, hacer una distinción de sus síntomas, entre los que se encuentran estados de irritabilidad, que se condice con la teoría, porque indica excitación acumulada o la incapacidad para soportarla. Por otra parte, la expectativa angustiada, abarca múltiples facetas que van desde el comportamiento previsible o esperado hasta alcanzar respuestas compulsivas, como los pensamientos desbordados. El ataque de angustia es el surgimiento repentino del sentimiento de angustia, que puede darse como el sentimiento mismo, sin ninguna representación asociada o bien mezclarse con la interpretación más espontánea como la aniquilación de la vida o como perturbación corporal que puede provocar diversos malestares como perturbaciones cardíacas, alteraciones respiratorias, estremecimientos, temblores, el terror nocturno, el vértigo, entre otras. También puede exteriorizarse sobre la base de un estado de angustia crónica (expectativa angustiada), por un lado, de la inclinación a los ataques de angustia con vértigo por otro, se desarrollan así dos grupos de fobias típicas: a las amenazas fisiológicas comunes y a la locomoción (agorafobia). Desde otra perspectiva, se considera las perturbaciones de la actividad digestiva como las ganas de vomitar, nauseas, hambre insaciable, inclinación a la diarrea, urgencia de orinar. Y por último considera a las parestesias, como a los síntomas anteriores, que se presentan de manera crónica.
Entre los años 1900 y 1905, en “Tres ensayos de teoría sexual”, Freud formula sus primeras hipótesis sobre el aparato mental y las pulsiones. Lo que permite un estudio más profundo y preciso de la angustia. Destaca a la Angustia Neurótica como aquella “producida por represión en donde el niño se angustia al no poder obtener satisfacción por la ausencia de la madre: es la represión la que produce una transformación de la energía libidinal” (Freud, 1905).
Alrededor de 1909, Freud desarrolla el Caso “Juanito” (Análisis de la fobia de un niño de cinco años”), propone llamar a la fobia de este niño “histeria de angustia” y explica esta denominación diciendo: “Ella se justifica por el pleno acuerdo entre el mecanismo psíquico de las fobias y de la histeria, salvo en un punto pero un punto decisivo y apto para establecer la separación. Y es este: la libido desprendida del material patógeno en virtud de la represión no es convertida, no es aplicada, saliendo de lo anímico, en una inervación corporal, sino que se libera como angustia” (Freud, 1909) Así plantea una segunda teoría de la angustia que ahora sí implica a un mecanismo psicológico: la represión, la representación es reprimida y la libido asociada es descargada como angustia. Entonces en primer lugar se produce la represión y como consecuencia de ella se generará angustia. Al explicar la fobia por el mecanismo de "desplazamiento" deja de considerar a la angustia como una simple energía libidinal para conceptualizarla como un "afecto". El estímulo que grabó en el aparato la experiencia previa cuya repetición constituye el afecto- angustia, es, según Freud, el nacimiento. El afecto angustia reproduce la temprana impresión del acto del nacer, del conjunto de sensaciones de displacer, tendencias a la descarga y sensaciones físicas, prototipo de la acción de un grave peligro sobre nosotros. La causa de la angustia que acompañó al nacimiento fue el enorme incremento de excitación por la irrupción del flujo sanguíneo de la sangre materna. Freud en esta época mantiene las afirmaciones que se conocen en 1893-1895, con ciertos agregados. Pero observa que en los psiconeuróticos, cuando se mantiene la muralla evitativa de los fóbicos o los actos de los neuróticos obsesivos, los pacientes no experimentan angustia, de todas formas, la misma aparece si estos actos son impedidos.
En la Conferencia XXV, Freud diferencia angustia realista, de angustia neurótica. La primera aparece “..Como algo muy racional y comprensible, es una reacción frente a la percepción de un peligro exterior, es decir de un daño esperado, previsto, va unida al reflejo de la huida, y es lícito ver en ella una manifestación de la pulsión de autoconservación. Las oportunidades en que se presente la angustia dependerán en buena parte, del estado de nuestro saber y de nuestro sentimiento de poder respecto del mundo exterior.” (Freud, 1916). Así, la angustia queda ligada al peligro, y se toma como un tipo de respuesta ante el mismo, pero Freud considera que no es una respuesta adecuada ante el peligro, ya que “si la angustia alcanza una fuerza desmedida, resulta inadecuada en extremo: paraliza toda acción aún la de huida”
Por otro lado, desarrolla la angustia neurótica y hace una clasificación en tres grupos: el primero caracterizado por un “estado de angustia expectante” o “expectativa angustiada” que se da constantemente, con la expectativa de que suceda algo malo. El segundo grupo “angustia de las fobias” que se dividen por intensidad y por causa, aquellas que responden a un peligro o temor generalizado, a algo que es esperable temer. Otras en las que el sujeto percibe algo de peligro pero lo minimiza y por último se encuentran las fobias incomprensibles. El tercer grupo planeta un interrogante, se pierde el vínculo entre la angustia y la amenaza al peligro, refiriéndose a la histeria, en la que la angustia se expresa como acompañado a un síntoma o como síntoma mismo, pero sin situación que la desencadene directamente. Esto último lleva a Freud a preguntarse si entre la angustia real y angustia neurótica existe algún vínculo.
Desde la concepción anterior, se puede arribar a diferentes conclusiones: en primer lugar, la angustia expectante o estado de angustia general mantiene estrecha dependencia con determinados procesos de la vida sexual, entonces es fundamental considerar la importancia de la etiología sexual como desencadenante de la angustia. Por otra parte, desde la psiconeurosis, histeria específicamente, se considera a la angustia como la “expresión” de diversos sentimientos o afectos y desde lo inconsciente surge una moción similar de carácter. Por lo tanto, el desarrollo psíquico de estos sujetos se enlaza a ciertas emociones reprimidas.
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