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Narcisismo e ideal del yo Freud


Enviado por   •  15 de Abril de 2022  •  Resúmenes  •  14.228 Palabras (57 Páginas)  •  75 Visitas

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Narcisismo e ideal del yo Freud

El narcisismo designa un estado precoz en el que el niño catectiza toda su libido sobre el mismo. Con narcisismo primario se hace referencia al primer narcisismo, el del niño que se toma a sí mismo como objeto de amor antes de elegir objetos exteriores. A partir de esta carga libidinal el yo puede investir a los objetos. Con narcisismo secundario designa ese mismo estado cuando reaparece por el retorno al yo de las investiduras de objeto. Esto significaría que el yo constituye el reservorio de la libido, desde el cual ésta se distribuiría sobre  los objetos exteriores, con retorno al lugar de origen si estos objetos no brindan satisfacción.

El yo que se forma en el narcisismo primario es el yo ideal, pero una vez abandonado el narcisismo, da lugar a la formación del ideal del yo. Cuanto más elevado es el ideal del yo, más reprimimos, porque si tengo ideales elevados, hay que cumplir muchos impulsos para llegar a esos ideales. Ej. Ideal del yo recibido con 10 de promedio, es necesario reprimir no salir, deseos de hacer otras cosas, etc. La libido puesta en el cuerpo origina el Yo Ideal.

Freud habla del enamoramiento, donde se elevan rasgos a la categoría del ideal para enamorarme, aquí se da la idealización del objeto amado. La libido se pone en un objeto. Cuando veo cualidades en otro es porque deposito la libido en otro. Uno se enamora de otro por sus cualidades, pero en realidad son nuestras, no las podemos ver porque la libido está puesta en el otro.

La negación Freud

La función del juicio es negar o afirmar el pensamiento, la negación es el sustituto intelectual de la represión. La función intelectual del juicio tiene 2 decisiones que tomar: atribuir o desatribuir una propiedad o una cosa y admitir o impugnar la existencia de una representación de la realidad. Atribuir o desatribuir es el primer juicio (placentero o displacentero) Lo placenetero me pertenece, lo incorporo, es bueno, lo displacentero lo expulso, no me pertenece, es malo. De existencia es el segundo juicio, que es ir a comprobar si aquello de lo que tengo existe en la realidad. Toma el juicio como una acción. Esta función recae sobre la existencia real de una cosa del mundo representada, es un interés del yo real definitivo. La función intelectual del juicio se origina en lo pulsional.

En cuanto a la negación, un contenido un pensamiento reprimido puede irrumpir a la consciencia a condición de que se deje negar. La negación es un modo de tomar noticia de lo reprimido.  

Duelo y melancolía Freud

El duelo es la reacción ante la pérdida de un objeto de amor, que nos proporcionó satisfacción real, no se hace duelo por cualquier objeto. Durante el duelo ocurre un trabajo, y se dan diferentes manifestaciones: desgano, pérdida de interés por el mundo, anorexia, cansancio. Son manifestaciones patológicas pero no son patológicas porque pasado cierto tiempo se terminan.  ¿Por qué cuando estamos en duelo perdemos todo interés? No abandonamos gustosamente el objeto libidinal. La realidad muestra que el objeto no existe más, pero la libido insiste en quedar fijada en el objeto, y el retiro de la libido de este debe hacerse pieza por pieza, recuerdo por recuerdo, conlleva gasto de energía y tiempo. Es dolor porque lo que me daba placer ya no está. La pérdida de algunos objetos amados son insustituibles, una vez que se hizo el duelo, el análisis tiene que hacer que el sujeto hable, relate los recuerdos.

La melancolía es patológica. Se desencadena frente a una pérdida pero se rebaja el sentimiento de sí. Se caracteriza por la falta de vergüenza ante los otros: exhibe sus defectos, dice que no sirve para nada, etc. La melancolía es un trabajo de duelo que no termina nunca. No termina nunca porque sabe a quién perdió, pero no que es lo que perdió junto con el objeto. La pérdida del objeto es inconsciente, en cambio el duelo es consciente. En el melancólico todo el proceso queda inconsciente y la pérdida en sí puede durar eternamente. El melancólico ama y odia al objeto, esta ambivalencia es extrema,  se identifica con el objeto y hay una confusión de persona.

En el duelo normal es el mundo el que se ha empobrecido, porque el mundo no me interesa si la persona que yo amo no está más ahí. Pero en la melancolía se hizo pobre el propio yo. Está sumergido en un trabajo inconsciente que devora al yo. Tiene idea de sus propios defectos, pero lo patológico es que lo diga, lo normal es disimularlos. Se autodenigra pero también exagera, la autocrítica está exacerbada y hay una satisfacción en mostrar sus defectos.

Aparece identificado con el sujeto perdido: o que dice de sí mismo apunta a lo que el sujeto piensa del sujeto perdido. La sombra del objeto cae sobre el yo. La pérdida del objeto se muda en la pérdida del yo. Puede hacer que el melancólico corra el mismo destino que el objeto en base a esa identificación, decide eliminarse a sí mismo, incluye la posibilidad del suicidio. Para que se de todo este cuadro, la elección tiene que haber sido hecha en el terreno narcisista, cuanto más narcisista la elección de objeto, más patológico el duelo.

En la melancolía hay una regresión de la investidura libidinal a la identificación. El amor al objeto se refugia en la identificación y el odio se la agarra con el yo que se identificó con el objeto. La identificación histérica consiste en tomar un rasgo del objeto amado,  pero el resultado es al revés que en la melancolía, ya que enriquece al yo con esas identificaciones. El maníaco no ha perdido nada, ha triunfado sobre el objeto y no ha perdido el yo, se puede dar una alternancia entre la melancolía y la manía. La depresión es patológica cuando está ligada a la melancolía.

Más allá del principio de placer Freud

Freud aborda la compulsión de la repetición. En distintas clases de neurosis, se manifiesta la repetición en los adultos. Se reviven de diferentes formas el suceso que dio origen a esa neurosis, como por ejemplo los sueños repetitivos.

Para despejar el asunto de la repetición  recurre al juego infantil. El juego infantil representa una ganancia de placer, e implica un punto de vista económico: el niño gana placer jugando. Observa a su nieto jugando y dice que es inteligente y normal, obediente, y acepta que la madre se ausente sin hacer demasiado lío. Pero a la vez, tenía la costumbre de tirar los objetos por el borde de la baranda lo más lejos posible. Además, sostenía un piolín de una punta, tiraba el carretel y cuando lo arrojaba decía ¨afuera¨, este juego era repetido insistentemente. El sentido que Freud le da a la repetición del juego es que el niño elabora la ausencia de la madre, cuando dice ¨se fue¨ es que el carretel simboliza a la madre ausente y cuando dice ¨acá estᨠsimboliza a la madre que vuelve. El juego en el niño transforma en activo lo que el niño padece pasivamente. El placer es dominar activamente algo que lo domina pasivamente. Pero además, otra cosa que nota es que, la parte de ¨se fue¨ la repite más veces que otras frases. Repitiendo más la partida se adueña de la partida de la madre, que es lo más traumático, la repetición está destinada a la elaboración, transformación de algo doloroso. Esta misma hipótesis tiene Freud para los sueños de las neurosis traumáticas.

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