ONTOLOGIA DIMENSIONAL EXISTENCIAL
Karen VasquezDocumentos de Investigación23 de Abril de 2019
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4. ONTOLOGÍA DIMENSIONAL EXISTENCIAL
4.1. LOS PRESUPUESTOS DE LA EXISTENCIA
Las notas esenciales del ser espiritual, intencionalidad y amor, mueven al hombre «a salir de sí», es decir, a la acción. La ejecución de los actos intencionales del hombre se lleva a efecto, necesariamente, en el plano de la facticidad existencial, de la temporalidad. De donde se deduce que el estudio de un ser no fáctico sino facultativo ha de abordar la existencialidad como el espacio natural para expresar lo humano. Pues el hombre no sólo expresa y desvela con sus actos la dimensión espiritual, sino que con ellos y en ellos también manifiesta y construye su singularidad y su individualidad. Expresado en el lenguaje frankliano: yo actúo no solamente en consonancia con lo que soy, sino también me transformo en consonancia con lo que actúo (1)
El ser facultativo, lógicamente, se singulariza e individualiza al actuar. Un principio ontológico que se deduce del mero proyectar el problema (le la libertad sobre el plano de la existencia; o también se puede expresar en otra clave hermenéutica como la solución integradora del viejo dilema entre naturaleza e historia, según la clásica formulación del vitalismo. Frankl mantiene y sostiene que ambas nociones constituyen términos de una única ecuación indivisible (2) las acciones humanas afirman y confirman al hombre y, simultáneamente, le otorgan contenido y consistencia a su única e irrepetible humanidad.
Y si las nociones de naturaleza e historia, al enfocar el estudio de una antropología dinámica, configuran una ecuación indivisible, se desprende que la visión del hombre se encuentra incompleta si se reduce a estudiar su estructura psicológica (ontología dimensional), porque también debe analizar sus acciones existenciales, ha de conocer el despliegue de su actividad sobre las coordenadas de su existencia (ontología dimensional existencial). Esta será la cuestión, precisamente, que ocupe este capítulo.
Ahora bien, antes de iniciar el estudio de la dimensión existencial del hombre, conviene recordar (3) las acepciones sobre las cuales el análisis existencial vertebra el concepto de existencia. El análisis existencial atribuye tres significados, complementarios, al término y a la noción de existencia:
1. «Todo esto no significa otra cosa que: yo actúo no solamente en consonancia con lo que soy, si no que tam bién me transíormo en consonancia con lo que actuó. Al fin y al cabo, uno llega a ser bueno, a fuerza de hacer cosas buenas» (LAE. p. l03: cfr. HP, p. 93).
2. «Logos y existencia poseen tambien una conesion interna: ellos se exigen mutuamente y quizás sea esta mutua exigencia lo que a menudo echamos de menos en la filosofía existencialista (LEX, p. 85).
3. En los párrafos iniciales acerca del estudio de a noción de análisis existencial presentamos los diversos significados que Frankl admite para el concepto (le existencia. En esta ocasión recorclamos lo expuesto con anterioridad sirviéndonos de la falsilla de un texto de contenido (livulgatiso HBS (pp. 100 y ss.).
- En primer lugar, el análisis existencial aplica la noción de existencia para referirse a la propia existencia del hombre; es decir, al modo de ser específicamente humano. «El análisis existencial caracteriza y califica la esencia de la existencia en el sentido de que la existencia es un modo del sein y, concretamente, el sein humano, el sein propio del género humano, cuya peculiaridad estriba en que en el ser-hombre no se trata de un ser fáctico, sino de un ser facultativo» (4). En efecto, a pesar de la limitación y condición psicofísica y la facticidad de su existencia, el hombre no se encuentra abocado a un determinado modo de ser o de existencia, sino por el contrario, goza de la posibilidad (libertad) para elegir el tipo de existencia que decida vivir (incluso en ocasiones con la capacidad de trascender la condicionalidad que le imponga lo psicofísico) (5). El existencialismo, con la noción de dasein (6) , expresa con precisión el contenido conceptual que el análisis existencial otorga al sentido de la existencialidad humana, por eso el análisis existencial y la logoterapia lo aceptan como propio.
2. En segundo lugar, la espiritualidad del hombre le posibilita trascender tanto su condicionalidad psicofísica cuanto la mera facticidad de la existencia. El existir humano, por tanto, no se angosta en las coordenadas propias de la existencia, más bien ha de trascender la existencia. De ahí que el hombre deba buscar un sentido (significado, propósito) a su existencia. Existir, para el análisis existencial, implica buscar un sentido a la existencia, un sentido que se corresponda con la dimensión noológica (espiritual) propia y especítca del ser del hombre. Lo específico de la dimensión noológica (espiritual) no es el actuar, sino el actuar intencionadamente.
- Y en tercer lugar, no sólo la existencia le plantea al hombre la inaplazable exigencia de encontrarle un sentido, sino que el propio hombre se siente urgido desde lo más profundo de su espiritualidad para trascender la facticidad de la existencia dotándola de sentido. Frankl denomina «voluntad de sentido» a ese innato afán del hombre por encontrar un sentido concreto a su existencia personal.
En resumen, para el análisis existencial el concepto de existencia engloba estas tres (complementarias) significaciones: la peculiar y específica temporalidad del hombre, la búsqueda de un sentido para la existencia y la «voluntad de sentido». Esas tres acepciones convergen en un único objetivo: encontrarle un sentido a la existencia, encontrarle un sentido a la vida. Y, desde otra vertiente, además, el encontrarle un sentido a la vida revierte en la culminación del hombre como ser facultativo. Evidentemente, el hombre decide lo que es en función del sentido que le imprime a la vida. Por lo tanto, para dirigir al hombre a la salud, a la madurez, a la psicohigiene, la logoterapia ha de orientarle y dirigirle a la búsqueda de su concreto sentido de la vida. De ahí que el análisis existencial no complete su antropología dinámica si permanece en el ámbito de la ontología dimensional, ha de extender su análisis hacia la existencia humana, al estudio de la ontología dimensional existencial. Frankl concretiza este estudio en cuatro etapas sucesivas (7), que además nos pueden servir corno falsilla para enhebrar el itinerario conceptual del presente capítulo:
1. Primeramente, el análisis existencial da un giro dialéctico al problema de la existencia: el hombre necesita buscar un sentido (voluntad de sentido) a su existencia, sin embargo, para encontrarlo, paradójicamente. no precisa cuestionarse o escudriñar la existencia, le es suficiente con dar respuesta a las menudas y diarias situaciones que la vida le plantee.
4.TTN.p.216.
5. Viktor Frankl acostumbra a ilustrar este concepto recurriendo al ejemplo del entermo neurótico. El neurótico interpreta equivocadamente su existencia, por el influyo y bajo el influjo de su enfermedad, como el determinismo de un tener-que-vivir-así, una existencia que por los condicionantes psicofísicos necesaria e inmodificablemente transcurrirá (le una manera predeterminda. Fiente a esta concepción neurótica, el hombre sano comprende y entiende que su existencia puede 1am hién—llegar—a—ser—de—otro-modo. Hemos «definido al neurótico como aquella persona que cambia la interpretación de su existencia, como un poder llegar a ser siempre también de otra tornia, en un de ber ser así y no de otra forma» (LAE. p. 104).
6. Se refiere a la noción de existencia acuñada por Martin Heidegger. En el próximo epigrate «Tiempo y responsabilidad» estudiaremos con detalle el contenido conceptual de la nocion de existencia que Viktor Frankl adopta y acepta (tel existencialismo.
7. Cfr.TR.p.49.
- En segundo lugar, el análisis existencial remarca con vigor que responder a las situaciones que la vida plantea es, principalmente, cuestión de responsabilidad personal en la acción, no tanto argumentación existencial.
3. Todavía más: el sentido de la vida únicamente se descubre y asume desde la responsabilidad personal en las acciones de la existencia concreta (8), desde la existencia de aquí y ahora, de hoy.
4. Por lo tanto, dar cumplimiento al propio sentido de la vida significa asumir la responsabilidad de persona única y singular en la concreta situación del aquí y del ahora.
4.1.1. Sentido y valor
Unas páginas atrás recordábamos que la dimensión noológica caracteriza al hombre por la acción intencional. El itinerario de la ontología dimensional existencial evidencia que ese actuar intencional ha de dirigirse y encauzarse hacia la búsqueda del sentido de la existencia, que no sólo orienta sino también coma la conducta humana. Encontrar el sentido de la vida no supone únicamente un acicate para la conducta sino el fin de esas conductas. Por todo ello, el concepto de sentido de la vida se erige en el eje y la posición axial de la ontología dimensional existencial, pues al desvelar y colmar el sentido de su vida, el hombre encuentra su plenitud ontológica —madurez— y su psicohigiene, y para conseguirlo cuenta con la inestimable brújula y la firmeza de la «voluntad de sentido», esa ansia interior, íntima, por encontrar y dar pleno sentido a la existencia personal.
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