Olfato, un sentido olvidado

Olfato, un sentido olvidado

Si nos preguntaran, cuál es nuestra mayor cualidad, virtud o destreza física podríamos responder en seguida una lista considerable de todo lo que nosotros vemos en nuestra persona. Pero si nos preguntaran cuál es nuestro mejor sentido, en cuál de los cinco nos apoyamos más, podría ser que dudáramos al dar la respuesta.

Podemos considerar muy valiosos a nuestros cinco sentidos y pensar que no podríamos vivir sin ellos.

La vista es esencial, puede que lo más importante para el ser humano, no por nada se dice que “de la vista nace el amor”, y el hecho de hacernos a la idea de quedar ciegos de un día para otro sería fatal.

El gusto, otro de nuestros sentidos importantes, ¡qué sería de nosotros los mexicanos con tanta buena comida, si no tuviéramos la capacidad de saborear y degustar esos platillos!, tal vez de ahí que la gula sea un pecado.

Nuestro mundo está lleno de muy bellos sonidos, nuestro país esta repleto de sonidos mágicos y perfectos, ya sean provenientes de la naturaleza o música tradicional del basto repertorio con que contamos, así que sin el oído no seriamos capaces de disfrutar tanta diversidad sonora que llena a nuestro país.

La piel es el órgano más grande que tiene el ser humano, el sentido del tacto nos ayuda a experimentar sensaciones al tocar tantas distintas texturas que existen, ya sea una tela, la corteza de un árbol, el agua, el fuego, la arena, una persona...

Pero, ¿y el olfato?

El olfato, tal vez pueda parecer “un sentido sin sentido”, es algo que ha quedado olvidado, ya que algunas veces nos hemos acostumbrado a vivir sin él por un tiempo cuando nos contagiamos de una gripe y nos es imposible olfatear nuestro entorno. Quizás no le tomemos mucha importancia porque nunca nos hemos dado a la tarea de detenernos y pensar lo maravilloso que es oler un exquisito perfume, llenarse con el aroma de una flor, envolverse en el olor que desprende una rica comida recién preparada, o dejarse llevar por la esencia de alguna persona.

El olfato es una sentido olvidado porque las personas no se dan cuenta que las cosas buenas comienzan por un olor agradable.

Pienso que es relativamente falso, que de la vista nazca el amor, para mí la atracción al menos nace del olor. Si una persona pasa a tu lado y deja en el ambiente la esencia de su perfume, inmediatamente volteas a ver quien es aquél que huele tan bien.

De hecho las fotografías no son los mejores recuerdos. Se ha comprobado que los olores traen a la mente más recuerdos y más vívidos que las fotografías, a pesar de que la cámara capte todos los detalles de algún momento especial que hayas pasado. Lo que sucede con el olor es que, a pesar de no haber imágenes ni nada, te hace sentir como si regresaras al exacto lugar y momento donde olfateaste ese aroma, y trae a la mente las sensaciones experimentadas en ese preciso momento, cosa que las fotografías no hacen.

Los olores son indispensables en nuestra vida cotidiana, hace que nuestro cerebro acepte o rechace lo que provoca el olor y excite o inhiba las sensaciones y reacciones que pudiésemos tener.

Una novela que utiliza todos estos encantos de los olores y sabores es “Como agua para chocolate” de Laura Esquivel. En este texto, la autora con sus descripciones detalladas, nos hace casi sentir el delicioso olor de las comidas tan exquisitas que Tita prepara, y entonces muestra que a través

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