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El Sentido Del Gusto Y El Olfato


Enviado por   •  28 de Enero de 2014  •  754 Palabras (4 Páginas)  •  778 Visitas

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El sentido del gusto y el olfato

El conjunto de los sentidos forma un mundo apasionante y complejo por el que el hombre ha sentido fascinación desde la antigüedad.

Importancia del sentido del olfato

El olfato es un sentido muy desarrollado en ciertos animales, pero poco en la especie humana, en comparación con ellos. Sin embargo, si careciéramos de él no podríamos percibir determinados estímulos que son necesarios para realizar convenientemente tareas cotidianas.

Los seres humanos vemos el mundo que nos rodea fundamentalmente por los ojos y los oídos, sin prestar demasiada atención a la información que recibimos del olfato. Sin embargo, el olfato está relacionado con muchas de las funciones cotidianas importantes. Así, el olfato esta conexionado con la alimentación de varias formas con la obtención del alimento, pues ayuda a encontrarlo; con su degustación, ya que la interrelación con el con el gusto percibimos los sabores; de alerta sobre el alimento en mal estado sin necesidad de probarlo, lo que evita envenenamientos, etc. Con la cría y reproducción: las madres y los bebes de muchos animales se reconocen por el olfato. Por este sentido se distingue el estado fértil de muchas hembras. Con la cultura: el olor a tabaco, las colonias, los desodorantes personales, los ambientadores, etc.

El olfato es posible porque de algunos cuerpos se desprenden partículas volátiles que llegan a unos receptores que son capaces de impresionarse por ellas. Estos receptores son los quimiorreceptores.

El ser humano tiene unos 10 millones de células olfativas, la décima parte que el perro, pero es capaz de identificar entre 2.000 y 4.000 olores diferentes.

Importancia del sentido del gusto

Mediante los sabores reconocemos a los alimentos, por lo que sólo ingerimos los que conocemos o mostramos precaución con los desconocidos. Los alimentos en mal estado o con sustancias tóxicas producen sensaciones desagradables al gusto, por lo que los desechamos. Las señales gustativas provocan respuestas fisiológicas que favorecen la utilización efectiva de los nutrientes ingeridos. Así, se estimula la secreción de saliva, de los jugos gástricos y de insulina. Existe una concomitancia entre el sabor y el placer. En ella se basa el aprendizaje de nuestra conducta hacia determinados tipos de alimentos, bien para intentar conseguirlos o bien para rechazarlos. Las relaciones sociales de nuestra cultura utilizan el sabor agradable que ofrecen ciertos alimentos para proporcionar placer en las conductas de socialización (banquetes, fiestas, etc.).

Los sabores dependen de las características químicas de los alimentos. Pero para llegar a impresionar a los quimiorreceptores de la lengua necesitan disolverse en la saliva que, ante determinados alimentos, producimos en

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