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Origen Violento


Enviado por   •  13 de Junio de 2014  •  2.844 Palabras (12 Páginas)  •  229 Visitas

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La violencia es el miedo a los ideales de los demás.

Mahatma Gandhi (1869-1948)

"El amor no debe doler. El amor implica confianza, protección, respeto a los gustos del otro, comunicación, caricias, ayudas al crecimiento emocional y espiritual. Consiste en compartir la vida con alegría, dialogar sobre las diferencias y preferencias, y respetar la integridad física, moral y espiritual de la persona amada".

En distintos grados y momentos, la mayoría de las familias incurre en alguna situación de violencia. Sin embargo, esta situación se torna en problema cuando de manera cotidiana se recurre a la violencia como la forma habitual para establecer contacto entre los miembros de la familia.

Convivir con una persona violenta es sumamente difícil, implica un desgastante esfuerzo físico y emocional. Aunque es muy importante hacer lo posible para convivir sana y tranquilamente, todo tiene un límite: El de la preservación de la integridad física y emocional de todos los miembros de la familia. Ninguno debe estar por encima de los demás. Todos los integrantes de una familia son igualmente importantes, aunque cada uno tenga diferentes responsabilidades y necesidades.

Comenzaremos con la pregunta clave de este escrito ¿Qué es la violencia familiar?

La violencia familiar se produce cuando uno de los integrantes de la familia, abusando de su autoridad, su fuerza física y su poder, maltrata física, emocional o sexualmente a otro de sus miembros.

Además es un problema social que afecta, sobre todo, a las poblaciones más vulnerables en función de su sexo, edad y condiciones físicas, entre las que se comprenden mujeres, niñas, niños, personas adultas mayores o con alguna discapacidad.

La violencia familiar no diferencia sexo, raza, edad o condición social; se produce en diversos escenarios de la sociedad. Un hogar que vive en un contexto cotidiano de violencia, donde el hombre agrede física o verbalmente a la mujer delante de sus hijos o hijas, va a convertir a estos últimos también en víctimas de esa violencia.

La violencia familiar no se justifica bajo ninguna circunstancia y que no es sino la expresión de abuso de poder y de cobardía.

La violencia familiar es la que se produce en el lugar que debería ser el más seguro: El propio hogar. Sin embargo, por razones culturales, en nuestro país este tipo de violencia, hasta hace poco tiempo, fue considerada algo natural y se justificaba que, como medio disciplinario y correctivo, los padres golpearan y humillaran a sus hijos, y a su vez se pensaba que un hombre estaba en su derecho si golpeaba a su esposa. La violencia era considerada el destino de miles de mujeres, niños y niñas, y ancianos y ancianas de nuestro país.

En la actualidad la violencia familiar está tipificada como un delito y es considerada como causal de divorcio y de limitación para el ejercicio de la patria potestad sobre los hijos. Cuando algún adulto permite que un miembro de la familia agreda o sea víctima pasiva de la agresión, está haciéndose cómplice de la violencia. No hay que confundir el respeto que se debe a las figuras de autoridad en la familia, con la sumisión indiscriminada a sus actos violentos.

La violencia en la familia se puede manifestar de diferentes maneras, lo importante es aprender a identificarla diferenciando los incidentes esporádicos de mal humor o irritación de las conductas francamente violentas y controladoras que aparecen con cierta regularidad.

Puede darse por violencia:

Física: Actos que atentan o agreden el cuerpo de la persona tales como empujones, bofetadas, golpes de puño, golpes de pies, etc.

Implica el uso de la fuerza para dañar al otro. El agresor puede utilizar su propio cuerpo o utilizar algún otro objeto, arma o sustancia para lograr sus propósitos.

Esta forma de maltrato ocurre con menor frecuencia que la violencia psicológica pero es mucho más visible y notoria. El agresor, de manera intencional y recurrente busca controlar, sujetar, inmovilizar y causar daño en la integridad física de la persona.

Psicológica: Actitudes que tienen por objeto causar temor, intimidar, y controlar las conductas, sentimientos y pensamientos de la persona a quién se está agrediendo como las descalificaciones, insultos, control, etc.

Con estas conductas el agresor pretende controlar al otro provocándole sentimientos de devaluación, inseguridad, minusvalía, dependencia, y baja autoestima. Esta forma de violencia es más difícil de detectar que la violencia física pero puede llegar a ser muy perjudicial porque además de que es progresiva, en ocasiones logra causar daños irreversibles en la personalidad del agredido.

Sexual: Imposición de actos de carácter sexual contra la voluntad de la otra persona.

También incluye la burla, la humillación o el abandono afectivo hacia la sexualidad y las necesidades del otro. Además, está la celotipia y todo tipo de acciones, chantajes, manipulaciones o amenazas para lograr actos o prácticas sexuales no deseadas o que generen dolor.

Las relaciones sexuales frente a terceros y la utilización de objetos sexuales sin el consentimiento de la persona también se consideran formas de abuso sexual, que al igual que las demás, buscan el control, la manipulación y el dominio del otro.

La violencia no sólo se presenta en forma de golpes. Puede expresarse como una mirada de reproche hasta la violación y en caso extremos, la muerte.

¿En donde se origina?

A menudo se lee en las noticias los casos de mujeres víctimas de violencia ocasionada por su pareja. Cuando los casos salen a la luz por lo general ya ha habido un largo historial de hechos violentos que han ido escalando hasta desencadenarse en un suceso trágico. La violencia intrafamiliar comienza en la niñez, cuando estos niños son testigos de la violencia en sus hogares.

Las niñas y niños que proceden de hogares con problemas de violencia, reproducirán las mismas conductas violentas de sus padres cuando formen sus propios hogares. Con frecuencia los niños provenientes de hogares violentos presentan un bajo aprovechamiento escolar y problemas de conducta.

Los niños y niñas no son víctimas solo porque sean testigos de la violencia entre sus progenitores, sino porque ‘viven en la violencia’. Son víctimas de la violencia psicológica, a veces también física, y crecen creyendo que la violencia es una pauta de relación normal entre personas adultas.

¿De qué manera afecta a los niños o niñas que crecen en un ambiente de violencia familiar? En primer lugar, va a perjudicar su desarrollo evolutivo a corto, mediano o largo plazo; inevitablemente les originará secuelas físicas, emocionales y psicológicas. Serán más vulnerables que aquellos que viven en hogares pacíficos.

Los niños y niñas afectados por la violencia ejercida por sus padres, pueden sufrir de insomnio, falta de concentración y escaso rendimiento escolar, enuresis, terrores nocturnos, falta de apetito, ira, depresión, estrés, ansiedad, entre otros.

El menor que presencia las peleas entre sus progenitores, reaccionará con violencia y sufrimiento movido por la angustia de ser parte del modo de actuar violento de sus padres. Muchas veces aprenden a reprimir sus emociones o necesidades, y a estar siempre alertas ante cualquier hecho que pudiera suscitarse en el hogar.

Los hijos e hijas de la violencia no siempre van a ser consecuencia de situaciones violentas en su hogar; el hecho de que sus padres no lleven una buena relación, tengan un trato frío; que compartan el mismo hogar, pero sin amor, y que no se separan por no afectar a sus hijos, puede ser igual de perjudicial para el niño o niña.

Si las parejas que sostienen una mala relación, son indiferentes o están separadas, se preocuparan del futuro de sus hijos e hijas, demostrándoles afecto, así sea por separado, los menores crecerían en una situación menos traumática; y de adultos procurarían modificar ese modelo de conducta al momento de formar su propia pareja.

Si bien no es una tarea fácil educar a un hijo; es importante proyectarse en su futuro evitándoles situaciones confusas de violencia y traumas emocionales; pues ellos, a la larga, son una proyección de lo que recibieron en su infancia.

MALTRATADORES:

¿Quiénes son maltratadores? Son todas aquellas personas que cometen actos violentos hacia su pareja o hijos; también puede ser hacia otros en general.

Maltratan porque no saben querer, no saben comprender, no saben respetar.

Características:

1. Tienen baja autoestima.

2. No controlan sus impulsos.

3. Fueron víctimas de maltrato en su niñez.

4. No saben expresar afecto.

CIRCULO DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

Cuando una pareja es esta empezando su relación es muy difícil que aparezca la violencia. Cada miembro de la pareja muestra su mejor faceta. La posibilidad de que la pareja termine es muy alta si ocurriera algún episodio de violencia.

La dinámica de la violencia intrafamiliar existe como un ciclo que pasa por tres fases, las que difieren en duración según los casos. Es importante aclarar que el agresor no se detiene por sí solo. Si la pareja permanece junto a él, el ciclo va a comenzar una y otra vez, cada vez con más violencia.

FASE 1. ACUMULACIÓN DE TENSION

A medida que la relación continúa, se incrementa la demanda así como el stress.

Hay un incremento del comportamiento agresivo, más habitualmente hacia objetos que hacia la pareja. Por ejemplo, dar portazos, arrojar objetos, romper cosas.

El comportamiento violento es reforzado por el alivio de la tensión luego de la violencia.

La violencia se mueve desde las cosas hacia la pareja y puede haber un aumento del abuso verbal y del abuso físico.

La pareja intenta modificar su comportamiento a fin de evitar la violencia. Por ejemplo: mantener la casa cada vez más limpia, a los hijos más silenciosos, etc.

El abuso físico y verbal continúa.

La mujer comienza a sentirse responsable por el abuso.

El violento se pone obsesivamente celoso y trata de controlar todo lo que puede: el tiempo y comportamiento de la mujer (cómo se viste, adónde va, con quién está, etc.)

El violento trata de aislar a la víctima de su familia y amistades. Puede decirle, por ejemplo, que si se aman no necesitan a nadie más, o que los de afuera son de palo, o que le llenan la cabeza, o que están locos etc.

Esta fase difiere según los casos. La duración puede ser de semanas, días, meses o años. Se va acortando con el transcurrir del tiempo.

FASE 2. EPISODIO AGUDO DE VIOLENCIA

Aparece la necesidad de descargar las tensiones acumuladas

El abusador hace una elección acerca de su violencia. Decide tiempo y lugar para el episodio, hace una elección consciente sobre qué parte del cuerpo golpear y cómo lo va a hacer.

Como resultado del episodio la tensión y el stress desaparecen en el abusador. Si hay intervención policial él se muestra calmo y relajado, en tanto que la mujer aparece confundida e histérica debido a la violencia padecida.

FASE 3. ETAPA DE CALMA, ARREPENTIMIENTO O LUNA DE MIEL

Se caracteriza por un período de calma, no violento y de muestras de amor y cariño.

En esta fase, puede suceder que el golpeador tome a su cargo una parte de la responsabilidad por el episodio agudo, dándole a la pareja la esperanza de algún cambio en la situación a futuro. Actúan como si nada hubiera sucedido, prometen buscar ayuda, prometen no volver a hacerlo, etc.

Si no hay intervención y la relación continúa, hay una gran posibilidad de que la violencia haga una escalada y su severidad aumente.

A menos que el golpeador reciba ayuda para aprender métodos apropiados para manejar su stress, esta etapa sólo durará un tiempo y se volverá a comenzar el ciclo, que se retroalimenta a sí mismo.

Luego de un tiempo se vuelva a la primera fase y todo comienza otra vez.

El hombre agresor no se cura por sí solo, debe tener un tratamiento. Si la esposa permanece junto a él, el ciclo va a comenzar una y otra vez, cada vez con más violencia.

LA MUJER VICTIMA DE VIOLENCIA

En ocasiones las mujeres permanecen con su pareja violenta porque creen que las alternativas que tienen son peores a su situación. Se convencen de que las cosas no están tan mal y piensan que son ellas las que incitan a la violencia por no haberse quedado calladas, se culpan y se censuran.

Las mujeres involucradas en estas situaciones, impulsadas por su desvalorización, no perciben la humillación que implica el esfuerzo de intentar arrancar amor, interés o cuidados auténticos a quien no puede o no quiere darlos o sentirlos.

Ante los actos de violencia se culpabilizan y sienten que merecen ser castigadas por cuestionarse los valores ideológicos que sostienen la familia, por no asumir adecuadamente su papel de madre y esposa. Por eso intentan adaptarse a los requerimientos de su marido para ser aceptadas y no maltratadas, asumiendo un papel de subordinación, con las falsas expectativas de que si ella se comporta bien no dará lugar a que su marido la maltrate.

La violencia se establece progresivamente en la pareja. La mujer se deja maltratar, en algunos casos, porque se considera la principal responsable del buen funcionamiento del matrimonio y cree que éste depende de sus propias habilidades para evitar conflictos y situaciones de violencia o ruptura matrimonial.

CARACTERISTICAS DE LA MUJER VICTIMA DE VIOLENCIA

La principal razón que demora o impide el abandono de la víctima es el temor a las represalias, seguida de la dependencia económica y el miedo a perder los hijos.

Algunos rasgos de la mujer víctima de violencia son:

Cree todos los mitos acerca de la violencia doméstica.

Baja autoestima.

Se siente culpable por haber sido agredida.

Se siente fracasada como mujer, esposa y madre.

Siente temor y pánico.

Falta de control sobre su vida.

Sentimientos encontrados: odia ser agredida pero cree que le han pegado por su culpa, que se lo merecía.

Se siente incapaz de resolver su situación.

Cree que nadie le puede ayudar a resolver su problema.

Se siente responsable por la conducta del agresor.

Se aísla socialmente.

Riesgo de adicciones.

Acepta el mito de la superioridad masculina.

Teme al estigma del divorcio

A veces las mujeres no se separan y sufren en silencio por miedo a perder su seguridad económica y la de sus hijos. Esto sucede sobre todo en la mujer que no tiene educación.

Otras veces no se separan debido a las amenazas de más violencia o de muerte, si intentan separarse. "Si le dices algo a la policía te mato".

Cuando se pregunta a algunas mujeres por qué aguantaron maltrato durante años, la respuesta más común es ésta: "Por mis hijos; no quería que se criaran sin un padre".

La violencia se aprende

Los comportamientos violentos se aprenden y legitiman no sólo en la calle, sino también en el seno familiar. La familia es un espacio en el que se transmiten pautas y prácticas culturales; a través de ella se inculcan hábitos, se crean e intercambian lazos de solidaridad y comprensión, pero también problemas y conflictos.

La violencia familiar afecta no únicamente a aquellos miembros que son víctimas directas de ella, sino también a quienes atestiguan los actos violentos. La violencia entre padre y madre afecta a los hijos lesionando su autoestima y su confianza en los demás y en el futuro, creándoles problemas psicológicos y emocionales que impiden su pleno desarrollo humano

Conclusión.

El fin de este tema es alertar y prevenir a las mujeres de ser víctimas de violencia ya que esto tiene solución pero si uno permite que lo ayuden, pero si al contrario uno calla nunca se podrá ponerle fin, sino que se vivirá con esto toda la vida.

Por eso hay a las mujeres tomen conciencia y no se dejen manipular por sus parejas al contrario que si ven que esto sucede se alejen de estas personas o que acudan a entidades donde ayuden a resolver este tipo de problemas para así tengan una vida tranquila y estarán aportando mucho a la sociedad o en el caso de que tengan hijos a que no se críen con estas escenas de violencia ya que esto ocasiona que ellos sigan el mismo ejemplo con sus parejas y que se propague en futuras generaciones y no podamos darle fin a esta problemática que se vive diariamente en nuestro mundo

Convivir con una persona violenta es sumamente difícil, implica un desgastante esfuerzo físico y emocional. Aunque es muy importante hacer lo posible para convivir sana y tranquilamente, todo tiene un límite: El de la preservación de la integridad física y emocional de todos los miembros de la familia. Ninguno debe estar por encima de los demás. Todos los integrantes de una familia son igualmente importantes, aunque cada uno tenga diferentes responsabilidades y necesidades.

No permitamos que nadie nos destruya, ni nos hagamos cómplices de la destrucción de ningún miembro de nuestra familia. En este sentido es importante que se tomen algunas medidas para actuar en caso de que la violencia alcance niveles incontrolables. Si este es el caso, estas son algunas recomendaciones:

• Manténgase fuera del alcance de la persona violenta, durante sus crisis agresivas.

• Acuerde una clave para comunicar, verbal o telefónicamente, a sus familiares o amigos que se encuentra en una situación de peligro.

• Tenga preparada siempre una maleta con dinero y la ropa necesaria, de usted y sus hijos, para salir inmediatamente de su casa si se hace necesario.

• Pida a sus vecinos que llamen a la policía si escuchan gritos de ayuda. Recuerde que la violencia familiar es un delito.

Tome en cuenta que la violencia familiar es un asunto que afecta a la sociedad en su conjunto y, por lo tanto, toda la sociedad está obligada a solidarizarse con las víctimas de la violencia.

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