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PENSAR LO IMPENSABLE


Enviado por   •  6 de Mayo de 2013  •  Ensayos  •  1.431 Palabras (6 Páginas)  •  284 Visitas

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Cap. VI La búsqueda de El Dorado

PENSAR LO IMPENSABLE

Los teóricos que elucubran sobre la riqueza de las naciones y los tecnócratas que se especializan en elaborar proyectos para elevar la producción y los niveles de vida pueden caer en el error diseñando modelos de desarrollo, pero jamás dudan sobre la posibilidad misma del desarrollo. Para ellos, pensar sobre 1a imposibilidad del desarrollo es pensar lo impensable.

La certitud sobre el desarrollo ha hecho que inclusive se les cambie el nombre a los países pobres. Antes de que surgieran las teorías del desarrollo, los países pobres que no habían pasado por la revolución industrial capitalista se llamaban países atrasados. Luego, en los años cincuenta, cuando comenzaron las teorías del desarrollo, se les denominó países subdesarrollados. Más tarde, en los años sesenta, se inventó el término en vías de desarrollo porque esto indicaba que estaban en la senda del alto nivel de vida. Sin embargo, este término connotaba todavía cierta incertidumbre sobre si los países llegarían o no al final de la senda. Entonces, el término se perfeccionó por el de países en desarrollo. Con esta nueva terminología se despejó toda duda, los países estaban en desarrollo, es decir, en el camino del progreso material y de los altos niveles de vida. Eran como especies que estaban replicando genéticamente a los países industrializados, que eran sus antepasados en la historia del progreso mundial. El desarrollo se reflejaba así como un proceso natural, como una certitud evolutiva darwiniana. Los países atrasados están en desarrollo, desenvolviendo esa potencialidad genética de cualquier Estado-Nación para convertirse en una sociedad con altos niveles de vida. El mito del desarrollo había nacido.

El desarrollo ha sido uno de los mitos más persistentes de toda la segunda mitad del siglo XX. Los teóricos, expertos y políticos han estado convencidos de que el desarrollo económico y social es un proceso consustancial a todos los Estados-Naciones, que sólo es necesario aplicar las teorías y las políticas correctas y los países pobres comenzarán a crear riqueza hasta convertirse en sociedades con altos niveles de vida, como las que tienen ahora tan solo las 24 democracias capitalistas industrializadas. Por espacio de medio siglo, más de 150 países han ensayado ideologías y sistemas económicos y sociales buscando el desarrollo como si fuera El Dorado, pero el desarrollo se ha mostrado tan elusivo como aquella quimera de los conquistadores.

El origen del mito del desarrollo se nutre de la ideología del progreso de nuestra civilización occidental; ideología que se originó en el Siglo de las Luces, pero que fue más tarde propulsada estruendosamente por la Revolución Industrial. En efecto, el maquinismo demostró una capacidad antes desconocida por las sociedades agrícolas para crear riqueza suficiente y eliminar por primera vez grandes porcentajes de pobreza en las sociedades nacionales. Además, esta ideología del progreso se reforzó con la concepción narcisista de la teoría de la evolución darwinista, que proc1amó implícitamente que la especie humana era la más apta de todas las especies del planeta por su capacidad para adaptarse a cualquier media natural y lograr siempre progreso.

Con el evolucionismo industrial nació el convencimiento de que cualquier sociedad puede crear ciencia, tecnología e industria y progresar sin límites. Así como los australopitecus progresaron hacia homos habilis -que usaron herramientas-, luego hacia homos erectus -que crearon el fuego-, y más tarde hasta homos sapiens -creadores de lenguaje y cultura-, también las sociedades rurales pueden progresar de sociedades de productos agrícolas hacia sociedades industrializadas y finalmente convertirse en sociedades sapiens postindustriales de conocimientos intensivos y bienestar perpetuo. La certitud de esta predicción evolutiva darwinista-industrial del siglo XIX fue además consolidada durante el siglo XX por un torrente de invenciones que han dado origen a un optimismo epistemológico que nos lleva a pensar que todos los problemas se pueden resolver por la ciencia y la tecnología. Si no hay solución para algún problema, esto es solo momentáneo, porque es casi seguro que se inventará la tecnología que lo resolverá. No hay duda, entonces, sobre el progreso científico material y sobre su relación con la felicidad humana.

Dentro de esta ideología de la felicidad por el progreso material, ya a fines del siglo XVIII, Adam Smith describía las etapas para lograr la riqueza de las naciones. Explicaba como las sociedades

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